Sam me acompañaba tomándome del brazo, la empresa en donde trabajaba Manuel era inmensa y teníamos que encontrar el piso en donde se encontraba su oficina. Me acerque a la recepción de su piso y al no encontrar a nadie comenzamos a observar las puertas que había en el lugar. Cada una tenía un pequeño letrero con los nombres de las personas del lugar.
- Fernández, Manuel – murmure cuando ambas llegamos a su puerta
Inhale y exhale antes de ingresar por ahí, debía terminar con esto de una buena vez. Al tomar la manija y acercarme aún más comencé a escuchar risas. Risas de una mujer y la de Manuel. Sam frunció el ceño y se acercó aún más para también escuchar lo que decían.
- ¿tu novia no se dará cuenta? – abrí mis ojos observando a Sam, estaban hablando de mi
- Lía nunca se da cuenta de nada, vive en su mundo – Manuel hablaba como si nada
- Entonces ¿Por qué estas con ella si vive en su mundo?
- Porque ella es la indicada para darme hijos, para aparentar y
- ¿y?
- Y nada más que eso, Lía no sirve para nada
Mis facciones comenzaron a relajarse. Sam me observo fijamente, mi pulso comenzó a ir en aumento ya que la rabia aumentaba aún más con el correr de los segundos y con sus palabras.
- Lía solo piensa en sus libros, es aburrida y no me da lo que tú me das
- ¿y qué es lo que te doy yo? – la mujer murmuro
Abrí la puerta con seriedad, la mujer se encontraba sentada en su regazo abrazándolo por el cuello. Manuel abrió sus ojos con sorpresa y yo solo me cruce de brazos.
- ¿Qué es lo que te da ella? – pregunte con curiosidad
- Mi amor – balbuceo nervioso y soltó a la morena que casi caía al suelo – no es lo que parece
- ¿Sabes qué? Ahórrate las palabras, no me interesa escucharte
Voltee para irme de ahí, me había sacado un gran peso de encima. Pero recordé que aun tenía algo, de mi mano saque el anillo que me había dado y se lo lance a la cara.
- Quédatelo, la joyería barata me da nauseas
(...)
- Tráeme mi cepillo de dientes – grite mientras terminaba de guardar la última prenda dentro de la valija
Fruncí el ceño cuando escuché la puerta principal cerrarse. Me quedé en silencio por unos instantes y luego vi a Manuel en la puerta de la habitación con el ceño fruncido, confundido.
- ¿Qué haces?
- ¿Qué es lo que crees que hago? – dije con obviedad, cerré la valija para poder largarme
- ¿A dónde crees que vas, Amalia? – hablo con gran seriedad
- Lejos de ti
- Tu no iras a ningún lado – ingreso a la habitación y cerró la puerta tras el
- Yo me iré, tu puedes hacer lo que se te plazca – intente caminar hacia la puerta, pero me tomo del brazo con fuerza – suéltame – lo observe con desafío
- Mi amor, ¿Por qué no hablamos? – me soltó lentamente
- No quiero escucharte – fruncí el ceño molesta – y no vuelvas a decirme mi amor
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¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo Villamil
Fanfiction¿Que sabrá Neruda lo tanto que me gustas?, ¿qué sabrá? Si tan solo escribe y no sabe que te quiero. No sabe que me encanta verte llorar, que me encanta verte soñar. Neruda simplemente no sabe lo que me encantan tus labios al hablar. ¿Qué sabrá Neru...