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Había sido una noche pésima. Cada segundo que pasaba no se me ocurría ni una sola idea para poder demostrarle que ella sentía lo mismo por mí, no tenía nada. Me sentía un imbécil.

- Papo – simón se sentaba a mi lado junto con Isaza y Martin

Lo observe de reojo, ahora que lo tenía a mi lado podía hablar seriamente sobre lo que había hecho con Casandra.

- Hola – encurve mi ceja serio

- Vaya que otro día nos levantamos mal – bromeo Martin

- En realidad, debería de haberme despertado feliz pero no – me hinque molesto del sillón del estudio – dime ¿Por qué le has creado falsas esperanzas conmigo a Casandra? – observe a Moncho

- Yo no he hecho nada – se excusó – fue usted

- ¿yo? – hable con sorpresa – yo deje en claro las cosas con ella desde un principio, esto solo era un rato – aclare – no era ni un te quiero, ni un noviazgo

- ¿y qué es lo que tengo que ver yo?

- Le creaste esperanzas conmigo, Simón – eleve la voz – le has dicho que hacíamos linda pareja y no sé qué otras cosas más, se confundió y ahora todo se fue al diablo

- Espera – frunció el ceño confundido - ¿Qué quieres decir con eso?

- Papo si quiere lo ayudamos a nuevamente arreglarse con Casandra

- No – grite molesto – ¿no entienden que no me importa Casandra? – normalice mi voz nuevamente

Los muchachos me observaron con gran sorpresa a algo que creí que habían entendido desde un principio. Si estaba con ella era por el simple hecho de que ese era nuestro trato. No había amor, no había nada de por medio más que pasarla bien.

- Entonces – susurro Martin observando a todos - ¿Qué es lo que se fue al diablo?

- Con Lía – susurre – me rechazo

- Y si lo rechazo ¿Por qué se enoja? – frunció el ceño molesto Moncho – interésese por quien está interesado en usted – tomo su teléfono sin tomar importancia a lo que sucedía

- Simón – lo llame una vez más – no más ilusiones a Casandra, ¿entiendes?

- Lo entiendo – me observo sobre sus anteojos

Narrado por Amalia García

- Hola – tire mis cosas en la mesada de aquel café

- Hola – san me observo con el ceño fruncido - ¿te encuentras bien? – preocupada se acercó a mí, yo solo negué - ¿Qué sucedió? – me abrazo por los hombros

- Lo rechace

Ella me volteo para que la observara fijamente, sus ojos marrones se encontraban totalmente abiertos. Yo solo asentí.

- Eres una verdadera estúpida Amalia – me reprocho - ¿Qué es lo que le has dicho?

Quería llorar.

- Le dije que no tenía nada que ofrecerle, que estaba mal, que

- ¿pero qué mierda te sucede? – volvió a atacarme - ¿Cómo es que haces esto?

- Es que es tan bueno y tan lindo que no se merece estar con alguien como yo – mis ojos comenzaron a ponerse rojos – además, el hizo demasiado por nosotros que siento que le debo mucho respeto y a su familia

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora