El cambio.

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Llegó la hora del almuerzo, estaba sentada en la mesa cuando Zulema se sentó en frente mía y me iba a decir algo hasta que llegó Saray y se sentó a mi lado. Me levanté para que hablaran solas y me fuí a coger una manzana. Al volver Zulema me hizo un gesto para que me sentara, dando a entender que ya habían terminado.
Z- ¿Qué me dices?
S-Me lo tengo que pensar... -entró Fabio y nos hizo un gesto a Saray y a mí para que nos fuéramos. Yo lo miré, dándole a entender que se controlara. Y me levanté con Sara y me fuí. Sin alejarme demasiado, lo suficiente para poder verlos. Zulema le dijo algo cerca y este le lanzó la manzana que se iba a comer.
Fabio la hizo levantarse y supusimos que la llevaba a aislamiento.
Todas las presas comenzaron a aplaudirle y animarla, era la cabecilla, estaba claro.
Nos guiñó el ojo a Sara y a mí y se fué a aislamiento.

Fabio después de meterla en aislamiento fue a mi celda, en la cual solo estaba yo.
Yo- ¿Se puede saber qué coño haces? ¡Me iba a ayudar Fabio!
F- Esa puta loca le ha hecho creer a Susana que hablaba con una teniente, le ha metido cosas en la cabeza y gracias a ella Susana mató a su marido. ¿Y sabes quién se hizo pasar por teniente?
Yo- Sorpréndeme.
F- Macarena.
Yo- ¿La rubia... O sea tu rubia? No me jodas...
F- ¡Zulema te está utilizando y no te va a ayudar!
Yo- No, ¡si tú te sigues entrometiendo ten en claro que no! Voy a tratar de hablar con Susana yo sola y deja de cuestionar mis decisiones -salí de la celda y me dirigí al módulo, estaba dando un paseo para aclararme la cabeza y esperar a que nos dejaran salir al patio para ver si veía a Susana.

Tras un rato dando vueltas, la encontré en la celda. Estaba agotada, durmiendo y mal física u psíquicamente. Fuí a los talleres de tarde y al volver volvía a no estar Susana, se la habrían llevado a los interrogatorios otra vez.
Cuando ya era de noche vi entrar a Fabio con ella. Este la dejó en la cama y ella se durmió al instante.
Yo- ¿Ha dicho algo de donde está la niña? ¿No tienes la sensación de que la estamos torturando? Joder está desquiciada... ¿tú crees que es alguien capaz de poner en jaque a toda la unidad central y de inteligencia criminal?
F- Helena ¿estás bien? -miré al suelo conteniendo la lágrimas, él me cogió la cara y me hizo mirarle- eh...
Yo- No joder no estoy bien. Pero tiro pa lante porque hay una adolescente metida en un agujero. Aunque creo que esta desgraciada no sabe nada.
F- No dudes de tu trabajo ¿me oyes? Lo estás haciendo de Puta madre... -él se giró y yo vi de reojo como la rubia nos miraba desde su celda- vamos a ver no quiero oír las historias a si que por favor vuelve a tu cama, ya está -tras decir eso salió de mi celda.

Me fuí a dormir o a intentar hacerlo. Estos días estaban pasando factura, y lo peor de todo es que no sabía qué me jodia más, si haber cedido ante Zulema o no ser capaz de sonsacar a esta demente donde estaba la niña.

Sirena de mierda... me quejé mentalmente al escuchar la sirena a las siete de la mañana. No había dormido nada. Me levanté e hice mi cama para ir activándome, Susana ya no estaba imagino que se la habrían vuelto a llevar, no sé cómo cojones pretendían que le preguntara si casi no la veía. Fuí al despacho de Miranda, como ya era costumbre. Para ver si había novedades. Justo cuando iba a salir entró Palacios.
P- Zulema se ha comido la ropa.
M- ¿Qué ropa? ¿Qué dices?
P- Pues la suya, casi toda, esa loca se ha comido su propia ropa, hay que sacarla de aislamiento.
F- Hombre la comida no es muy buena pero tampoco es para tanto. Está tramando algo...
P- Está retorciéndose de dolor, necesita asistencia médica.
F- pues que se joda, cuando entró ahí estaba bien.
M- Vale ya.
F- ¿Pero no te das cuenta de que quiere algo? Te está echando un pulso, Miranda.
M- me está echando un pulso pero está poniendo en peligro su vida.
F- pero es ella la que pone en peligro su vida.
P- La han escuchado todas las presas de aislamiento.
¿Pero qué cojones? lo he escuchado yo y que ella sea una hija de puta no va a hacer que yo sea un hijo de puta.
Yo- Palacios tiene razón.
F- No te metas.
Yo- No, sí me meto, sí me meto. No puedes dejar morir a una reclusa, por muy hija de puta que sea. Y si tú idea es dejarla morir no sé qué haces trabajando aquí.
DS- yo la dejaría retorcerse hasta la muerte, pero hice un juramento hipocrático y todavía tengo que cumplirlo. Y si es verdad lo que dice Palacios puede tener una severa obstrucción intestinal y eso sí que puede llevarla a la muerte a si que vamos a buscarla ya.
Yo salí del despacho rápidamente al lado de Palacios.
Yo- me voy a la celda, ¿me informas?
P- Claro -le sonreí y me fuí, al fin y al cabo no iba a poder ayudarlos.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora