Ayudarte a recordar.

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Helena's POV:

Me desperté ante los tarareos de alguien con una voz peculiar a la par de bonita. Imité el tarareo sin lograr abrir los ojos del todo.
No sabía bien dónde estaba y me dolía bastante la cabeza.
Escuché a alguien decir mi nombre con efusividad y abrazarme para seguidamente, salir corriendo.
Conseguí abrir los ojos del todo y me vi en sola en una habitación blanca, esta no era mi casa. Parecía un hospital.
Vi entrar a un señor con una bata, lo cual me confirmó donde estaba.
Doc- Buenas Helena. ¿Cómo te encuentras?
Yo- Me duele la cabeza...
Doc- ¿sabes por qué estás aquí?
Yo- La verdad es que no...
Doc- Bueno, te voy a hacer un par de preguntas, no te sientas agobiada. Si no sabes alguna dímelo.
Yo- Vale.
Doc- ¿Donde vives?
Yo- En Madrid.
Doc- ¿Sabes donde estamos ahora?
Yo- ¿En Madrid?
Doc- Sabes quién era la mujer que estaba a tu lado.
Yo- Tenía una voz familiar pero no pude verla.
Doc- ¿Qué es lo último que recuerdas?
Yo- No tengo un último recuerdo claro... sé que estaba trabajando...
Doc- Déjeme unos minutos. -el doctor salió de la habitación y efectivamente volvió tras unos minutos.
Yo- ¿me pasa algo malo?
Doc- Ha tenido un accidente automovilístico... está aquí de vacaciones aquí en Londres con su hermana y unos amigos y chocó con el coche...
Yo- ¿cómo? -no tenía demasiado contacto con mi familia, quizá con mi hermana se refería a alguna amiga... aunque tampoco tenía mucho contacto con ellas.
Doc- Creo que es mejor que tus amigos te expliquen los hechos... pero no te agobies y si necesitas algo llámame a mí o a alguna enfermera. -asentí y el doctor se fue. Vi entrar a Castillo sin entender nada.
Yo- ¿tú eres mi supuesta hermana?
C- Helena, creíamos que te perdíamos. -Castillo me abrazó con fuerza y yo correspondí su abrazo sin entender nada.
Yo- ¿quienes?
C- ¿quién va a ser? Maca, Zahir y yo.
Yo- ¿que qué? -sacudí la cabeza sin entender nada.
C- Helena, déjame contarte algo. ¿Confías en mí?
Yo- Sí... ya sabes que eres como un padre para mí.
C- Bueno, esto es complicado... no puedes decir nada al doctor, pero has ayudado a fugarse a Zulema y Macarena, y están viviendo en mi casa aquí, en Londres.
Yo- ¿me estás vacilando?
C- No... ojalá te estuviera vacilando...
Yo- No entiendo nada...
C- No tienes que entenderlo, solo no des datos al doctor. Si te preguntan, Zulema se llama Ainhoa y es tu hermana, y Macarena se llama Carla.
Yo- Vale... sigo sin entender nada... ¿Zulema es la mujer que estaba aquí cuando desperté?
C- En efecto.
Yo- ¿Y ha estado viniendo?
C- Todas las visitas...
Yo- Entonces era suya la voz que siempre me hablaba...
C- Zulema lo ha pasado muy mal Helena, todos... creíamos que te habíamos perdido.
Yo- Pero no entiendo qué pinta Zulema en todo esto... ¿era ella quién me cantaba?
C- Hombre... yo no canto y Macarena lo dudo...
Yo- tengo demasiadas preguntas...
C- ¿qué es lo último que recuerdas con respecto a Zulema? -me mantuve unos segundos en silencio, no sabía si debía contarle que la ayude a fugarse con Alta.- Helena puedes contármelo.
Yo- Recuerdo su fuga con Alta... creo que las pillaron... pero Alta volvió a escapar.
Lo último que recuerdo es que creo que la cogieron de nuevo...
C- ¿nada más?
Yo- Creo que fuimos al hospital a recoger a Macarena, había despertado... eso fue como hace unas horas...
C- No exactamente... después de recoger a Macarena te llamaron avisándote de que habían asesinado a Fátima y a Altagracia...
Yo- ¿Cómo? -sentí un inmenso vacío en el pecho- ¿Alta está muerta? -noté mis ojos inundarse en lágrimas. Alta era como una hermana para mí, no podía creer que ya no estuviera.
C- Tranquila...
Yo- ¿qué más pasó?
C- Creo que es suficiente por hoy...
Yo- No, no lo es. Quiero saberlo todo.
C- La muerte de las chicas y el traslado de Soledad alentaron un motín, que tuvo como consecuencias el asesinato de Sandoval, de Antonio Hierro y la fuga de Zulema y Macarena. Nosotros las ayudamos a salir, pero nadie lo sabe... Tú dejaste el puesto y te ibas a ir conmigo a Miami, pero al final fuimos a Marruecos, donde estaban ocultas las chicas, a despedirnos de ellas. Tras unos días cogimos un avión a Londres, pero tú te bajaste antes de que despegara y fuiste a buscar a Zulema. Te diste cuenta de que no querías una vida que no fuera a su lado.
Yo- ¿Al lado de Zulema? -dije completamente descolocada.
C- Déjame acabar, al final yo me quedé en Londres. Me gustó la casa a las afueras y todo lo demás.
Unos días más tarde tuviste que mandar a las chicas a mi casa en un avión fe mercancía que pilotaba un amigo mío. Porque Fabio quería presentarse en Marruecos para hablar contigo. Todo salió bien y estuviste un tiempo en Marruecos y después en España para no levantar sospechas.
Esas dos semanas fueron terribles para Zulema. No comía, no dormía... Viniste a Londres y todo cambió, no pensabais quedaros mucho, pero los días se alargaban y nos iba bastante bien. Hasta que un día saliste, y a las horas me llamaron desde el hospital. La carretera estaba mojada y habías chocado con otro coche. A ambos les fallaron los frenos. Yo lo pasé mal, Helena eres como mi hija. Pero Zulema se extinguió por completo, perdió su esencia... estaba apagada, no hablaba, no salía de su habitación, comía lo justo para no morir... nunca imaginé verla así, jamás... Venía y te hablaba... podía pasar horas hablándote y sugetandote la mano... lo pasó mal Helena.
Yo- ¿Zulema? ¿Zulema Zahir? ¿me estás vacilando?
C- En absoluto, vuestra relación se estrechó muchísimo. No sé qué tipo de exclusividad os guardabais, ni si os la guardabais. Pero no sabéis estar la una sin la otra.
Yo- Ya... pero es que yo no me acuerdo.
C- Ya pero...
Yo- No, quiero decir... yo siempre tuve una atracción muy fuerte por ella, pero no me acuerdo de quererla, no de esa manera... no sé.
C- ¿Me estás diciendo que no la quieres?
Yo- No, claro que la quiero, la quise siempre. Pero no sé lo que es pasar tiempo con ella, dormir con ella, verla todo el día... ¿y si ahora no me gusta? ¿Y si yo ya no le gusto? Quizá ahora cambien las cosas y...
C- Helena tienes vértigo al futuro y es normal, yo no te voy a obligar a estar con nadie. Pero no tomes decisiones ahora...
Yo- Vale...
C- Va a entrar a verte... ¿le digo que pase? -dudé por un segundo. No sabía cómo reaccionar ante Zulema, ni cuando había avanzado nuestra relación. Si es que se la puede llamar así...- Helena...
Yo- Eh... sí, sí dile que pase. -Castillo se fue y a los pocos minutos entró una mujer pelirroja con unas gafas de sol. Se sentó a mi lado y sé quitó las gafas dejando ver esos penetrantes ojos verdes. Me dedicó una sonrisa sincera y tomó mi mano dejando un beso en esta.
Z- ¿Cómo te encuentras?
Yo- Bien, creo... estoy un poco desubicada... -Ella sonrío y dejó rodar una pequeña lágrima por su mejilla.
Z- No sabes cuanto quería que despertases...
Yo- ¿eras tú quién me cantaba?
Z- ¿Me escuchabas?
Yo- Claro... estaba consciente pero sintiendome encapsulada... solo quería abrir los ojos, no recordaba nada ni entendía que me pasaba. Los pocos datos que tenía son los que les escuchaba decir...
Z- Te canté casi todos los días desde que me permitieron entrar a verte...
Yo- Gracias.
Z- ¿Recuerdas algo de lo que te dije?
Yo- Cosas muy sueltas... que querías que despertara... también recuerdo que te disculpaste por algo, pero no sé el qué.
Z- Me disculpé por no haberte dicho que te quería cuando tuve la oportunidad. Porque te quiero Helena. -su naturalidad me dejó impactada. No podía creer que Zulema Zahir estaba diciendo que me quería... la miré con confusión sin entender muy bien la situación y me mantuve en silencio.- Joder... soy gilipollas, no tenía que habértelo dicho así. Mierda. -se levantó para irse cuando tomé su mano haciendo que se volviera a sentar.
Yo- No... no he sabido cómo reaccionar. -comencé a hablar más rápido debido a los nervios.- Me acabo de despertar aquí sin saber lo que ha pasado, nadie me aclara nada del todo y ni si quiera sé la relación que tenemos y me he quedado estática porque no esperaba esa sinceridad por tu parte y tampoco sé qué decirte porque claro que te quiero pero no sé en qué punto estamos... -dije todo eso bastante rápido, estaba nerviosa, no sabía cómo actuar ni qué decir.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora