Introducción al caos.

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Helena's pov:

C- Haréis vuestras necesidades en la celda hasta que se abran las puertas -dijo Carlota, la nueva gobernanta- El desayuno es a las ocho, la ducha a las nueve y los talleres a las diez -dijo parándose frente a mí- ¿Estás mascando chicle? ¿Te traigo también unas pipas?
Yo- Con que no me eches tu aliento de mierda me vale -dije segura y con una falsa sonrisa
C- Escupe -puso su mano y escupí el chicle al suelo.
Ella se agachó a recogerlo y cuando se iba a levantar me dio un golpe en el estómago que hizo que Susana, otra de las nuevas reclusas, se riera y se hiciera pis encima.

P- Cero dos tres dos uno... cero dos cinco ochenta... cero dos seis cuatro dos ingresando -dijo Palacios al Walkie mientras nos ingresaban en el módulo dos.
Me topé de frente con Fabio, un funcionario de porciones. El me miró sin entender qué hacía ahí.
Yo- ¿Qué? ¿Tengo monos en la cara?
F- Cierta la puta boca o te la cierro yo, vamos, tira -giré la cara y entré al módulo, Fabio nos guió de mala gana hasta la celda- aquí, celda dos treinta y cuatro. Vamos, dentro -nos dispusimos a entrar cuando una voz femenina nos detuvo desde lo alto de la litera.
Z- ¿Es una broma? Primero Bambi y ahora estas dos retardadas... -hicimos caso omiso y comenzamos a colocar nuestras cosas- Ahg genial... La celda de los despojos -era Zulema Zahir, Castillo me advirtió sobre ella.
Yo- Despojo tú zorra ¿De dónde has sacado ese peinado... de los elfos del señor de los anillos? -Dije subiéndome a la litera y ella se acercó lentamente a mí.
Z- Soy el elfo del puto infierno ¿Te gusta? -dijo desafiante- y esa es la litera de Saray
Yo- Pues ahora es mía -me acosté sin prestarle mucha atención.
Z- Ya hablarás tú con ella, es de temperamento dialogante... -se iba a subir a su litera cuando vimos a Susana en el retrete de la celda- ¿Aguas menores o mayores? -le preguntó, Susana se quedó callada con cara de duda- Que si es caca... -Soltó unos quejidos que nos confirmó que era caca, Zulema cogió un ambientador y comenzó a echarlo por la celda.
Había algo en ella que me llamaba mucho la atención, tenía unos ojos pardos es los que te podías perder. Pero no estaba ahí para perder el tiempo, y menos con Zulema.

Llegó la hora de los talleres, estaba en la capilla, pensando en cómo me acercaría a Susana, cuando vi que Fabio se sentó en el banquillo de delante.
F- ¿Qué coño estás haciendo aquí? -dijo muy bajito pese a que estábamos solos en la capilla.
Yo- Estoy en una misión... a si que no necesito un neón de colores señalándome como poli infiltrada. No vuelvas a mirarme ni a dirigirme la palabra
F- Joder alguien podría haberme avisado de que una antigua compañera iba a entrar ¿no?
Yo- Sí claro a ti, a las de la limpieza... ¿se te ha olvidado que eres un puto funcionario de prisiones? No se te informa de los operativos de la policía nacional.
F- Vale, muy bien. Mira, yo solo quería decirte que todo lo que te han contado sobre Zulema se queda corto. A si que no te lo tomes a broma.
Yo- Como te gusta un drama Fabio... aunque no todas las presas deben de ser tan peligrosas. En la judicial escuché que te liaste con una interna... que feo ¿no? Fabio... Ponerle los cuernos a tu mujer cieguita... ¿Lo hiciste dentro de la cárcel... o aprovechaste un permiso de la presa y te la llevaste a casa? -dije levantándome para ponerme a su lado.
F- No me toques los cojones eh Helena...
Yo- Pues hazte a un lado... cuida de que las niñas se terminen el desayuno y no molestes a la policía -lo miré y me fuí.

M- Hay líneas rojas que no podemos atravesar... en ningún caso quiero que ponga en peligro su vida. Aquí dentro soy la máxima responsable -Dijo Miranda, la cual le había llamado a su despacho.
Yo- No se preocupe, tengo una larga experiencia en este tipo de situaciones. La manera de transmitir los avances en el caso será visitando la consulta del doctor Sandoval -dije mirándole ya que este también estaba ahí.
DS- Siena razonable, sí
Yo- Tengo problemas de espalda, iré a verle cuando necesite un calmante
DS- Sí, dolor cervical... puede ser crónico, necesitas tratamiento a si que eso... bueno, sería lógico que usted viniera a visitarme
Yo- Muy bien, ahora lo único que necesito es que fuera de este despacho se olviden de quién soy. Que me traten como a una interna más... solo así voy a conseguir que Susana confíe en mí y me acabe contando donde tienen a la niña secuestrada.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora