Impulsos.

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Tras unas largas charlas nos fuimos todos a dormir, Zulema dormía conmigo, por lo que su habitación había quedado completamente vacía, a si que como no había sótano la utilizábamos para guardar trastos, adornos etc.

Los dos días pasaron volando y yo estaba muy emocionada. Conduje hasta donde comenzaba la ruta, era privada por lo que sólo estaríamos nosotras dos y el guía.
Nos dió los mañas y nos guió la primera parte del camino, después nos indicó que a unos metros es donde más podríamos verlas y que es donde estaban los iglús para dormir. El nos recogería por la mañana.

Nos tumbamos en unas gruesas mantas a mirar al cielo, tras unas horas entre charlas divisamos la primera luz en el cielo. Tras esta comenzó una danza de luces digna de cualquier película. Esa escena era los más mágico que había visto en mi vida, en la cara de Zulema se reflejaban los tonos verdes y morados de las auroras, se me escaparon unas lagrimas al contemplar esa escena. Era lo más bonito que había visto nunca, noté que ella tampoco pudo retener la emoción. Me acerqué y la besé suave y tiernamente. Tras unos segundos nos separamos y nos acurrucamos para continuar viendo aquel espectáculo de luces creado por la naturaleza.

Estuvimos varias horas mirando esa maravilla hasta que comenzaron a apagarse, no nos dimos cuenta del tiempo que pasaba, estábamos ensimismadas con la maravilla que habíamos contemplado.
Entramos al iglú de cristal que nos había dicho el guía y nos metimos en la cama. Era completamente transparente para poder observar si volvía a formarse alguna aurora a lo largo de la noche. Zulema me abrazó y metió su cabeza en el hueco de mi cuello.
Z- Gracias... -dijo en un susurro. Estuvimos un rato abrazadas hasta que nos ganó el sueño.

Nos despertamos temprano, desayunamos por el camino y volvimos a casa.
Z- Ha sido la mejor experiencia de mi vida, gracias.
Yo- No hay de qué, ora mí también lo ha sido. -llegamos a la casa donde estaban Castillo y Macarena. Estos estaban en el porche jugando con Nui, el cachorro que había adoptado.
Yo- Hola.
M- ¿qué tal la experiencia?
Z- Fenomenal.
Yo- La verdad es que sí.
C- Me alegro mucho chicas. -le dediqué una sonrisa y me agaché para acariciar a Nui.
Yo- Hola renacuajo. -lo cargué en brazos y se lo acerqué a Zule.- ¿no es una monada? -Ella acarició la cabeza del cachorro con delicadeza con su dedo índice.
Z- Soy más de arácnidos. Pero sí, es muy mono. -acarició su cabeza y entró en la casa.
Subimos a ducharnos y a ponernos algo cómodo, pasamos el resto del día descansando. El viaje había sido agotador. Pero sin duda había valido la pena.
Pasaron varios días sin novedad, el fin de año lo pasamos juntos, comimos las uvas frente al televisor dos veces. Una en la hora española y otra  en la hora canadiense.
Lo pasamos realmente bien, habíamos aprendido a convivir juntos, al final Macarena tenía razón. Era una familia disfuncional preciosa.

Me desperté notando un vacío en la cama, Zulema no estaba, bajé a la cocina y solo me encontré con Castillo.
Yo- ¿y las chicas?
C- Han ido a un medico privado, Maca se sentía mal y Zahir la acompañó por si a caso.
Yo- ¿pero está bien?
C- Sí, seguro que es de la comilona de noche vieja y los tres días posteriores.
Yo- nos pasamos con los dulces... -reímos y charlamos un rato. Aproveché a que estaba sola para hacer Yoga, aunque Nui me distraía un poco corriendo de aquí para allá.
Estuve jugando con el y con Sandoval. Almorcé con Castillo y estuve el resto del día paseando y leyendo.

Zulema's POV:

Llevaba desde unos días después de volver de las auroras con dolores de cabeza, náuseas y encontrándome mal. No dije nada a nadie pero comenzaba a preocuparme.
Yo- Rubia... necesito un favor.
M- Miedo me das.
Yo- ¿Me acompañas mañana al médico? Di que estás mala o que te sientes mal y que quieres que te acompañe...
M- ¿por qué yo? ¿Y Helena? ¿qué pasa Zulema?
Yo- Que no quiero preocuparla...
M- Vale... diré a Castillo que estoy mal del estómago, buscaremos un doctor privado.
Yo- Sí, vale. Mañana por la mañana.
M- Vale... oye, ¿hay algo más?
Yo- No... solo no les digas nada. -me fuí a la cama y dormí abrazad a Helena toda la noche.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora