Jugando a perder.

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Desayunamos como de costumbre, más tarde fuimos a los talleres. Al entrar vi a Susana sola en una mesa pintando la cajita y me senté en frente de ella.
Yo- ¿Puedo? -Ella asintió a si que cogí una caja y comencé a pintarla- oye, he estado pensando una cosa, que entre todas estas putas locas tú eres alguien en quién se puede confiar -Ella se rió y asintió- Voy a largarme de aquí, tengo un plan. Pero no puedo hacerlo sola, ¿quieres venir conmigo?
S- No sé
Yo- Yo te llevaré donde tú quieras. ¿Dónde te gustaría ir? ¿Te gustaría ir a ver a tu hija?
S- No -se puso seria y dejó de mirarme.
Yo- Susana mírame, que lo más importante para una madre en el mundo es su hija. ¿dónde está? Eh Susana. Mírame.
S- Está muerta -gritó- Murió cuando tenía un año, no sé cómo me vas a llevar a verla... -se levantó y se fue a llorar a una esquina. Yo vi a Zulema mirándome de una manera extraña, estaba planeando algo.
Seguí pintando mi caja y el resto de reclusas hizo lo mismo.
Terminamos los talleres y me quedé recogiendo mientras todas salían. Pues le tocaba a la de mi celda.
Z- Que bonitas son... me recuerdan a cuando era niña. Me pasaba la noche entera soñando despierta... ¿Tú sueñas despierta? -me dijo, yo me giré y la vi extremadamente cerca de mí. La miré con confusión y me enseñó unas pastillas de cafeína que me había dado Sandoval, para permanecer despierta en la noche y escuchar lo que decía Susana- ¿o necesitas empastillarte para estar con los ojos abiertos toda la noche? Eh -ya entendía por qué había estado tan rara toda la mañana. La había cagado, y me estaba sentenciando- Te he contado mis planes y tú has cogido el camino más fácil. Traicionarme y hacerlos sin mí -me dió un golpe que me pilló desprevenida y me hizo caer al suelo. Se puso encima de mí y me grapó por encima de los párpados mientras yo gritaba de dolor- Ya no tendrás que tomar pastillas para espiar -se fue mientras yo gritaba. Susana debió de pedir ayuda porque alguien me levantó y me dejó en la consulta de Sandoval. Donde rápidamente me anestesiaron.

Abrí los ojos con estos adoloridos. No tardaron en entrar Castillo y Fabio.
C- Sandoval dice que las heridas no son graves. Que las grapas han afectado solo a los músculos parpebrales. De todas formas recomienda una revisión a fondo en el doce de octubre.
Yo- ¿y el caso?
F- ¿pero qué caso? Joder... te han grapado los párpados ¿Te quieres tranquilizar un poquito?
Yo- No necesito tu permiso para volver a un operativo Fabio.
F- Pues sí, sí lo necesitas porque soy el funcionario encargado de tu módulo ¿estamos?
Yo- ¿Por qué no se lo dices a esa niña que está a punto de morir?
F- Porque esa niña...
C- ¿Y por qué no os tranquilizáis los dos de una puta vez? Fabio tiene razón.
Yo- No hay tiempo para infiltrar a nadie más ni para hacer un acercamiento como el que he hecho yo a si que voy a volver ahí dentro.
F- Bueno pues si vuelve a entrar Zulema se va a aislamiento.
Yo- Claro, y que sepa que la he denunciado por agresión, ella y todo el penal. Entonces sí que me estoy poniendo en peligro. Créeme que si no la delato es mejor para mí.
F- Ahora no mueve tantos hilos como para estar en aislamiento y hacerte daño.
Yo- ¿pero qué coño estoy haciendo hablando con un funcionario de prisiones de un operativo? Castillo, Zulema me pilló revisando entre las cosas de Susana y creyó que la estaba traicionando, pero puedo volver ahí dentro y manejarla.
F- Sí, manejarla por los cojones...
Yo- Estoy a punto de conseguir que Susana confíe en mí.
C- Helena, no tenemos nada.
Yo- Sí, sí que tenemos. Me habló de un bebé que tuvo pero murió.
C- ¿Un bebé? -asentí- primera noticia, en el informe policial no decía nada de que tuviesen un bebé.
Yo- pues no sé, igual no lo inscribió en el registro civil. Me dijo que murió cuando tenía un año.
C- Lo investigaré.
F- Joder Castillo, conoces a Zulema tan bien como yo. Hoy le ha grabado los párpados pero mañana puede aparecer dando vueltas en una puta lavadora. En varias lavadoras.
C- Está bien, después de la revisión de esta noche podrás volver.
Yo- Vale
C- Fabio, llévala al doce de octubre como si fuera el traslado rutinario de una agredida, sin levantar sospechas.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora