Familia disfuncional.

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Me desperté debido a que escuché a alguien abrir la puerta de la habitación. Me levanté lentamente para ver y era Zulema con un vaso de agua y una pastilla efervescente.
Z- ¿te desperté?
Yo- Tranquila, ¿superando la resaca?
Z- Me duele la cabeza... no sé qué coño bebí anoche pero estaba fuerte.
Yo- Sí, la noche fue intensa...
Z- No me acuerdo de nada...
Yo- Sí claro...
Z- Lo digo en serio. -dijo sentándose y bebiendo el contenido del vaso.
Yo- entonces... ¿no recuerdas cuando te carcomieron los celos y me arrastraste fuera de la discoteca?
Z- No me jodas que no tengo la cabeza para eso...
Yo- Ya... no me sorprende. -miré el reloj y eran las cuatro de la mañana. Me fijé que aún no había amanecido.- Bueno, me vuelvo a dormir. -me acosté de nuevo mirándola. Ella terminó de tomarse el vaso y se acostó frente a mí. Recorrió con su mano todo mi torso haciendo que me diera un escalofrío. Acercó su cara a la mía y quedamos a centímetros.- ¿sabes? He oído que los orgasmos son los mejores analgésicos... -Ella sonrió pícaramente y se acercó más a mí.
Z- Pues habrá que comprobarlo. -cogió mi cara, dándome un beso que hizo que en seguida subiera la temperatura.

Me puse sobre ella y comencé a morder y a lamer su cuello. Ella llevó una mano a mi vagina haciendo que soltara un gemido que callé en su cuello. Bajé un poco a sus pechos y ella comenzó a acariciarme por debajo de la tela.
Rodó un poco mi tanga e introdujo un dedo mientras con su pulgar masajeaba mi clítoris.
Yo succioné sus pezones ya erectos callando los gemidos cuando ella introdujo un segundo dedo y comenzó a moverlos con más rapidez. Con su mano agarró mi nuca para que volviera a besarla, callando mis jadeos con su boca.
Continuó aumentando la rapidez hasta que noté cómo llegaba al éxtasis. Disminuyó la rapidez paulatinamente hasta que sacó sus dedos de mí.
Me despegué de sus labios y dejé un camino de besos hasta su cadera, donde me detuve unos segundos.
Continué bajando hasta la parte interior de su muslo y con mia diestra quité su ropa interior.
Besé los labios exteriores de su vagina. Comencé a besar y succionar su clítoris y cuando vi que no podía más introduje dos dedos en ella. Gimió fuertemente y me sujetó del pelo para conseguir más fricción.
Cuando noté que estaba a punto de llegar aumenté la velocidad de mi lengua y mis dedos haciendo que consiguiera un fuerte orgasmo.

Saqué mis dedos de ella y me acosté a su lado, ella me miró y sin decir nada se acurrucó en mi pecho.
Dormidos rápidamente debido al cansancio que teníamos.

Me desperté, esta vez por voces que venían de abajo.
Estaba sola, Zulema ya no estaba en la cama. Me levanté rápidamente y bajé a ver qué pasaba.

M- ¿Pero cómo se te ocurre traer eso? Dime.
Z- No me grites rubia.
M- Pero ¿cómo vas a meter ese bicho aquí? ¿Estás loca?
Z- No te va a hacer nada.
M- ¿y cuando nos vayamos? ¿Te lo vas a llevar con una correita?
Yo- ¿qué pasa?
M- ¿qué pasa? ¡Tu novia es lo que pasa! Ella y sus putas manías raras. -Zulema y yo nos miramos.
Z- Para empezar -dijo abriendo una pequeña caja- No es mi novia.
M- A noche parecía lo contrario...
Z- Y para seguir. -sacó algo que desde las escaleras no pude ver bien- esto no te va a hacer nada.
M- ¡Aléjalo de mí! -dijo Macarena corriendo por el salón.
Yo- ¿qué es eso? -dije acercándome para ver un pequeño escorpión que Zulema tenía en la mano.- ¿de donde has sacado esto?
Z- Estaba en el mercado esta mañana, lo vendían para comérselo...
Yo- Entonces no tiene veneno, ¿no?
Z- Exacto.
Yo- ¿y te lo vas a comer?
Z- ¿me estás vacilando?
Yo- es que yo no pienso comerme eso.
Z- Es que no te lo vas a comer, ni tú, ni yo, ni ella.
M- Zulema no puedes tener un escorpión, cuando nos vayamos ¿qué?
Z- Ya pensaré algo.
Yo- Podemos sacarle billete de mascotas...
M- La otra... ¡que nos persigue la policía! No tenemos tiempo para mascotas.
Z- Solo lo dices porque te da miedo.
M- Haced lo que os de la gana, pero que no se acerque a mi habitación.
Z- que sí...
Yo- ¿Ya se te ha pasado la resaca?
Z- Sí.
M- Normal... se nota que has tenido buena compañía...
Yo- Voy a hacer el desayuno. -entré a la cocina y comencé a hacer tostadas, zumo y saqué mermelada de la nevera.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora