El principio.

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Vi a Castillo frente a la verja y me acerqué a hablar con él. Le hice un gesto y nos apartamos de la multitud.
Yo- ¿Se han ido?
C- Se han ido, tardarán un rato en darse cuenta, el motín ha hecho que tapasen todas las cámaras y aún hay mucho descontrol.
Yo- Bien, joder...
C- ¿Qué pasa con la mora?
Yo- Que la quiero, ya sé lo que me vas a decir, es una puta mierda... pero...
C- Yo creo... que ella también te quiere, un poco. Pero claro... Es Zulema...
S- Hombre que si la quiere... si se le ponían los ojos como luceros.
C- ¿qué coño haces aquí Vargas? Vuelve con las demás.
Yo- Tranquilo, ella lo sabe todo.
C- ¿por qué no te has ido?
S- Hombre, como mucho me quedan cinco años aquí, si me porto bien tres. Y no voy a jugármela, no ahora que tengo a Estrella...
Yo- Haces bien Saray. -Palacios de acercó a nosotros y Saray se fue.
P- Acaban de encontrar a Sandoval, muerto en la lavandería.
C- Joder, no dan tregua -fuimos a la lavandería y vimos el cuerpo sin vida de Sandoval, con varias puñaladas y desangrado. -el forense no tardó en llegar. Las presas seguían en el patio y por el módulo.
Teníamos que conseguir juntarlas a cada una en sus celdas para hacer el recuento por lo que decidimos esperar a que se apagara la fogata.

Entramos a la sala de funcionarios, había un ambiente cargado... Millán estaba con otros dos funcionarios en una esquina y Castillo y yo nos sentamos frente a Palacios.
Yo- Preséntate como nuevo director.
P- ¿Cómo?
Yo- Palacios ¿quién mejor que tú? Joder eres una buena persona, justo, y todos aquí te quieren. Yo te apoyo.
C- Y yo también, y todos los del cuerpo seguro que también.
P- Bueno... igual acaba de morir Sandoval... no es el momento.
Yo- Palacios no sientas pena, nadie se alegra pero sabes como yo que se lo merecía... Mató a Alta... y a Fátima... -dijo con los ojos subrayados por las lágrimas que estaban a punto de caer.
C- Tranquila Helena...
Yo- Ya... joder -dije secándome las lágrimas.
P- Voy a traerte un vaso de agua -se levantó para ir a por un vaso dejándome sola con Castillo- ¿esto es solo por Alta? ¿O hay más?
Yo- Sabes... es una puta mierda y lo sé, pero Zulema es la única persona con la que no me da vértigo imaginar algo a su lado... es una tontería, ya lo sé. Ella es pues... ella, no se va a enamorar...
C- Joder Helena... de todas las personas... ¿tenía que ser Zahir?...
Yo- Lo sé, joder...
C- Me encantaría... escúchame, me encantaría decirte que va a cambiar por ti. Que va a jurarte amor eterno y viviréis felices para siempre... pero no puedo, es imprevisible. Hoy te quiere y mañana te mata... Yo la he observado, algo te quiere... o al menos te respeta y eso en ella ya es bastante.
Yo- Ya...
C- De todos modos, a parte de ella solo hay una persona que pueda saber qué sentía por ti...
Yo- ¿Saray? -Castillo asintió- Ya... Saray puede decirme lo que ella cree... pero no es la respuesta exacta.
C- ¿existe una respuesta exacta?
Yo- Bueno da igual, ya se han ido. Ahora solo espero que hayan llegado bien.
C- Si han cogido el avión a tiempo deben de quedarles una hora de vuelo, aproximadamente...
Yo- Vale.
C- Tranquila, seguro que están bien...
Yo- Es que han pasado tantas cosas en estos días... nunca me imaginé que iba a perder a Altagracia, simplemente no me cabe en la cabeza. Habíamos hablado de viajar juntas, incluso de compartir piso... Era como una hermana para mí.
C- Alta querría que fueras feliz, Helena...
Yo- Ya, pero no sé cómo. -en ese momento llegó Palacios con una tila.
P- Creo que esto te vendrá mejor que el agua, necesitas relajarte...
Yo- Gracias... -tomé lentamente el té mientras le daba vueltas a todo.

Unos minutos más tarde Millán se nos acercó sacándome de mis pensamientos.
M- Deberíamos de hacer el recuento ya y encerrar a cada una de esas en su celda.
P- Las conozco... en cuanto se apague la hoguera entrarán ellas solas... ya han conseguido lo que querían.
C- Palacios tiene razón.
M- Pero es que esto no se puede consentir.
Yo- Ha habido muchas cosas en esta pocilga que han sido intolerables, no creo que debamos de poner el grito en cielo por esto.
M- Pues las meteréis vosotros, yo me voy a casa.
Yo- ¿Sabes qué? Iros todos, nosotros tres nos encargamos.
M- ¿Todos? ¿Estás loca?
Yo- Soy la máxima autoridad hasta que haya un nuevo director ¿no? Pues eso... -me levanté, salí de la sala y me dirigí al patio, donde aún estaban las presas sentadas al rededor de la fogata.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora