Londres.

338 29 5
                                    

Subimos a la habitación y Zulema se puso a jugar con su escorpión mientras yo leía un libro.
Pasó un buen rato hasta que me entró otra llamada.
Z- Castillo. -dijo pasándome el móvil. Cogí el móvil y salí al pequeño balcón.
Yo- Castillo, ¿cómo va todo?
C- Iros cagando leches, pero ya.
Yo- ¿cómo?
C- Me acaba de llamar Fabio, está en el aeropuerto a punto de coger un avión a Marruecos. ¿Te ha llamado?
Yo- Sí hace unas horas...
C- Ha localizado tu llamada.
Yo- ¿qué cojones?
C- Me dijo que no se creía que te hubieras ido así. Que necesita saber qué escondes y hablar contigo.
Yo- No me jodas...
C- La mora y Maca tienen que irse ya.
Yo- Joder...
C- No ha subido al avión pero en cuanto se suba tendrás unas 5 horas.
Yo- Vale, lo arreglaré todo. Gracias Castillo.
C- De nada, en dos horas sale un avión de mercancía aquí, a Londres. El conductor es un viejo amigo. Las traerá y no hará preguntas. Se pueden quedar en mi casa hasta que os vayáis a vete tú a saber donde. Yo las recogeré por la zona del aeropuerto donde descargan. No las verán y no harán preguntas.
Yo- Vale.
C- Será casi un día de vuelo. En cuanto estén me avisarán y yo estaré esperándolas.
Yo- Vale vale vale... en dos horas estaré en el aeropuerto.
C- Vale avisaré a mi amigo y te mandaré los datos.
Tía Vale, joder Castillo no me va a dar la vida para agradecerte...
C- Tranquila, ahora date prisa.
Yo- Sí. -colgué y Castillo no tardó en mandarme todos los datos e incluso por donde tenía que entrar al aeropuerto, ya que como era un vuelo de mercancía era diferente. Entré a la habitación bastante alterada.- A ver coge lo más importante y mételo en una maleta.
Z- ¿cómo?
Yo- ¡Macarena! -grité haciendo que esta viniera rápidamente- A ver, os explico. Fabio ha localizado la llamada y viene hacia aquí.
M- ¿cómo?
Yo- en dos horas sale un avión de mercancía hasta Londres, donde está Castillo. El piloto es amigo suyo, solo va él y no hará preguntas.
M- O sea que... ¿nos vamos? Eres la reina de los planes de última hora.
Yo- No, os vais. Yo me quedo. Os llevaré al aeropuerto, será casi un día de vuelo y Castillo os recogerá y os quedaréis en la casa en la que se está quedando él. Yo me quedo porque si Fabio viene y no estoy, sospechará más.
Z- o sea, que nos vas a mandar a Londres, en un avión de carga... y tú no vas.
Yo- Exacto.
Z- Suena muy seguro.
Yo- Yo iré en unos días o no sé... no sé cuál es el puto plan de Fabio pero haré que se vaya lo antes posible... Coged lo más importante. Nos vamos. -cogí las llaves del coche y a los minutos ya estábamos camino al aeropuerto. Era una hora de camino y nos dedicamos a mirar los datos del amigo de Castillo y repasar el plan.

Aparqué y las acompañé a donde estaba el amigo de Castillo. Macarena se despidió de mí y subió al avión. Zulema se bajó del coche y se quedó mirándome.
Z- ¿entonces... no vienes?
Yo- No voy... -me dedicó una sonrisa y se iba a marcar cuando agarré su mano. La giré hacia mí y la besé.- Cuento las horas para vernos de nuevo. -Ella me mostró una sonrisa sincera y me abrazó, teníamos miedo. Era lógico. Todo había sido muy rápido y sin explicación alguna.
Z- Cuídate.
Yo- Por si te queda alguna duda, no pienso mirar a Fabio ni con la mitad de ganas con las que te miro a ti. Y cuento las horas para volver a vernos. -apretó mi mano mordiéndose el labio inferior y se subió al avión.

Yo volví a casa y llamé a la compañía del coche de alquiler para que lo recogieran, pues tenía el que había comprado cuando la fuga y sería muy raro tener dos coches.
Llamé a Castillo para confirmar que estaban en el avión y él me dijo que en cuanto llegaran me llamaría.
Entré y me tiré en la cama. Miré la mesilla de noche y vi la pequeña caja del escorpión de Zulema, con las prisas no lo había cogido.
Cogí la pequeña caja y miré al escorpión, como algo tan pequeño podría ser tan peligroso...

Con mucho cuidado lo acaricié, estaba reventada por dentro, no quería que se fuera, ni dejar de verla aunque solo fueran unos días.
No sabía cuando iba a poder irme ni si llegarían bien y eso le estaba matando.
Decidí hacer tiempo e ir a comprar un pequeño terrario para el animal, me daba pena verlo en una caja de cartón. Compré una especie de pecera con ramas, plantas y una especie de cueva para él.
Lo cogí con mucho cuidado y lo coloqué en su nueva casa, también compré un alimento que me vendieron en al tienda de animales a la que fuí.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora