Desatada.

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Llegamos a la casa, Helena seguía profundamente dormida. No quise despertarla a si que al cargué y la dejé en la habitación.
Bajé a la cocina para hablar con los otros.
M- ahora que Helena está aquí, hay que mirar el plan.
Yo- Con calma rubia, Helena está desubicada. Esperemos unos días a que todo se calme.
M- Empiezo a creer que eres tú la que no se quiere ir... ¿le has cogido cariño al campo y las vacas?
Yo- yo solo te estoy diciendo que lo más sano para ella es esperar.
M- Zulema... una vez dijiste que el amor era una enfermedad mortal. Me encanta que estés con Helena pero no te desvíes, la poli está cada vez más cerca y no podemos bajar la guardia.
Yo- ¿Has terminado con el sermón? Tranquila rubia, que yo no soy tú. Yo no pierdo los estribos ni la conciencia por amor.
M- Sí claro...
C- Bueno ya. No estáis en posición de reclamos ninguna. Maca tiene razón, tenéis que estar alerta. Pero lo mejor es esperar a que Helena se asiente un poco... yo estoy al tanto de todo lo relacionado con vuestro caso y por ahora no tenéis de qué preocuparos.
M- Vale... -comí algo y subí a la habitación.

Helena estaba despierta sentada en una esquina de la cama leyendo uno de los libros que me había regalado.
H- Orgullo y prejuicio, ¿es tuyo?
Yo- Sí, de hecho me lo compraste tú.
H- Es uno de mis libros favoritos... la primera vez que lo leí fue en el instituto...
Yo- Es muy bueno, sí.
H- ¿También has pintado eso? -dijo señalando la gran pared amarilla con el escorpión en medio.
Yo- Sí, era mi manera de despejarme.
H- La pintura ayuda muchísimo. ¿Y ese terrario? -Helena en esos momentos era como una niña explorando un nuevo mundo, me producía ternura por momentos.
Yo- Tenía... teníamos un escorpión. Pero murió.
H- oh... que putada.
Yo- Sí, bueno...
H- Esta casa me recuerda a las películas americanas.
Yo- ¿esas en las que un psicopata llega a una casa en medio de la nada y mata a toda la familia que vive en ella?
H- No. Esas películas en las que comienza a nevar, todos tienen chocolate caliente y se sientan en el salón a ver una peli con la chimenea encendida me
Yo- Pues aquí lo único que cae... son granizos como bolas de golf.
H- Aguafiestas. -dijo riendo.- Podríamos dar un paseo por los alrededores.
Yo- He encontrado un lago cerca. Podemos ir a verlo.
H- Suena bien. Antes voy a ducharme para bajar a comer. -le dediqué un sonrisa y entró al baño.

Respiré aliviada después de mucho tiempo, la idea de perderla me había aterrado, no sabía qué éramos exactamente pero no iba a volver a dejarla.
Salió del baño con un chándal. Hacia bastante frío a si que cogió otra chaqueta para cuando saliéramos.
Almorzamos todos juntos contando algunas anécdotas que ella no recordaba.
H- O sea... ¿me quedé sola en Marruecos esperando a Fabio porque sospechaba de mí?
C- Algo así. Su instinto de poli no lo abandona.
H- Ya lo veo... ¿qué hicisteis cuando tuve el accidente?
C- Sufrir. En principio no nos dejaban entrar a verte y pasábamos todo el día aquí dando vueltas a la cabeza...
H- Joder... pues sí que ha sido una putada. ¿Y el otro?
Yo- ¿el otro?
H- Sí, el otro coche. Dijisteis que choqué con alguien.
C- Ni idea, sé que no murió en el accidente, pero ni sé como estará ahora...
H- Espero que bien.
M- Seguro que sí. -terminamos de comer y Helena y yo salimos a caminar al lago.

Nos sentamos en la orilla de este sin decir nada, solo mirábamos a la nada.
H- Este sitio es jodidamente bonito. 
Yo- Ali descubrí cuando estabas en coma, venía a fumar y a liberar la lente del cojo y la rubia.
H- Entonces... ¿te gusto? -dijo para picarme.
Yo- Eres una cabrona. -reí y ella hizo lo mismo.
H- Tenía que intentarlo... -dijo riendo.- Dentro de poco es Halloween, podríamos decorar la casa.
Yo- Sí, podríamos hacer eso. Habla con Castillo.
H- Es un fiestero, seguro que está de acuerdo.
Yo- Ademas hay mucho que celebrar.
H- ¿Ah sí? ¿Cómo qué?
Yo- Que estás viva. -Ella me sonrió y me dió un beso en la mejilla y apoyó su cabeza en mi hombro.
Estuvimos un rato bastante largo hasta que notamos cómo comenzaron a caer gotas.
H- Me da que va a llover.
Yo- Tiene toda la pinta. Vamos. -nos levantamos y comenzamos a caminar hasta la casa, comenzó a llover fuerte de repente.
H- Mierda. -comenzamos a correr más rápido, aún quedaba bastante para llegar a la casa. Pisé un charco sin darme cuenta y resbalé cayendo en el lodo.
Helena se giró y comenzó a reírse fuertemente.
Yo- No te rías puta, ayúdame. -me cedió la mano y tiré de ella para que cayera también. Ahora fuí yo la que río a carcajadas.
H- ¡Cabrona! -nos quedamos unos segundos riendo en ese charco de lodo bajo la lluvia. Me miró a los ojos y unió nuestros labios. Nos separamos por la falta de aire y me miró con ternura.
Yo- Vamos anda, que nos vamos a enfermar. -comenzamos a caminar a la casa entre risas. Cuando llegábamos estábamos todas mojadas por la fuerte lluvia.
M- Madre mía os vais a enfermar. -Dijo Macarena al vernos entrar.
H- Tranquila, vamos a ducharnos. -Helena tiró de mí y subimos a la habitación. Entramos al baño y me basó apasionadamente. Nos deshicimos de la ropa rápidamente y nos metimos en la ducha.

ARDER EN TU FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora