12. Glenn

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Me terminé de poner el rímel y cuando estuve satisfecha con el resultado marqué el número que ya me sabía de memoria.

- Pizza Planet, buenas noches, le atiende Margot.

- Buenas noches Margot, soy ________.

- Hola querida, ¿lo mismo de siempre?

- Sí, por favor.

- Genial, en un momento va Glenn para allá.

- Perfecto, muchas gracias.

Sí, ya me conocían en la pizzería. 

Sí, pedía lo mismo todos los miércoles y sábados. 

Sí, me arreglaba solo porque veía durante once segundos aproximadamente a Glenn.

Y sí, los tenía calculados.

Glenn era el chico más adorable que una pudiera imaginar. Sus padres eran coreanos y había vivido toda su vida en el mismo barrio que yo.

Para él solo era la chica que pedía pizza los miércoles y sábados pero yo estaba flechada.

Más de una vez se me había pasado por la cabeza la idea de pedirle el número o apuntárselo en un billete y dárselo de propina pero me moría de la vergüenza.

Aunque mi táctica de pedir comida para que él me la trajera solo estaba dando resultados en mi báscula y en mi economía. Cada día era más pobre aunque no me quejaba de las curvas extras que se me habían formado en los lugares indicados.

Me perfumé y esperé pacientemente espiando por la ventana a que llegara.

Cuando vi su motocicleta aparecer me di un último vistazo en el espejo asegurándome de que todo estuviese perfecto.

Por Dios, qué pena daba.

Sonó el timbre.

- ¿Quién? - Sabía quién era, pero quería hacerme la interesante.

- Pizza Planet.

Le abrí la puerta del patio y la de la entrada de mi casa.

En ese momento se escuchó mi tono de llamada y maldije.

Al leer el nombre en la pantalla rodé los ojos.

- ¿Sí? 

- ________, te necesito.

- Jesús, si me das un minuto estoy 100% disponible para ti, pero ahora justo no puedo atender tu llamada.

- No hace falta, estoy aquí.

Colgó y yo miré confundida mi aparato.

Las puertas se abrieron y dos hombres salieron de ahí.

- ¿Y si no llego a estar en casa?

- Vamos, cariño, es sábado por la noche. Siempre estás en casa.

Enrojecí porque tenía razón y besé su mejilla de vuelta.

- Siento interrumpir. - Habló Glenn incómodo. - Aquí está tu pizza, ________.

Ay Dios. ¿Puedo ser más ridícula?

Iba a darle el dinero cuando Jesús me interrumpió. - Aquí tienes amigo, quédate con el cambio. - Le dio una sonrisa antes de girarse hacia mí. - Quítate la ropa.

Le di una sonrisa de disculpa al chico que nos miraba estupefacto y me despedí de él.

- ¿Puedes ser más disimulado? - Me encaré una vez la puerta estuvo cerrada. - Lo has dicho delante suya y posiblemente lo haya malpensado.

The Walking Dead - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora