The Walking Dead - One Shots

14. Carl

- Vamoooosss... Tiene que ser divertido, ¿nunca viste esas películas de fiestas adolescentes? Se lo pasan genial.

- Ya te he dicho que no ________, no insistas.

- Ay, eres un aburrido. - Rodé los ojos. - En fin, me iré a pasar mi cumpleaños sola y triste a otro lado. - Suspiré mientras me marchaba.

Le oí refunfuñar y sin poder evitarlo una sonrisa malvada se instaló en mi rostro.

No se podía resistir a mis encantos.

- Está bien, no te vayas, beberé.

Le pasé la botella a Carl antes de que cambiara de opinión.

Haciendo una mueca pegó un par de tragos.

- ¿Viste que no era tan difícil?

- Recuérdame por qué estoy haciendo esto.

- Porque estás completamente enamorado de mí y no me puedes decir que no. - Me encogí de hombros y reí al ver que se había puesto nervioso. - Deja de sonrojarte como si fueses un adolescente virginal.

- Pero es lo que soy. - Su rostro se tornó más colorado y yo me acerqué lentamente a él.

- Eso lo puedo arreglar. - Me mordí el labio y le miré de forma sensual.

- ________...

El pobre iba a colapsar.

- Dime bebé, ¿hay algo en lo que te pueda ayudar? - Susurré cerca del sus labios.

- Sí, digo, no, digo, no sé.

No logré contener la carcajada por más tiempo y Carl me miró molesto.

Mi mejor amigo era muy tierno cuando se ponía nervioso.

Y yo adoraba ponerlo así.

Especialmente si era para hacerle admitir lo que sentía por mí. 

Porque sí, Carl Grimes me había friendzoneado. 

Su escusa era la de que no quería arruinar nuestra amistad pero no entendía que si nos hacíamos novios nuestra relación iba a continuar igual que estaba. Pero con besos, obvio.

Como diría Miley Stewart aka Hannah Montana aka Miley Cyrus: lo mejor de ambos mundos.

Eso sí, con su querida amiga Enid sí había intentado tener algo.

Mi lado de tóxica salía a la luz cuando les veía juntos. Según me había contado Maggie solo se habían besado una vez y fue antes de conocerme pero Enid ya le había besado un 100% más que yo.

Bebí un poco más antes de volverle a pasar la botella a Carl, quien la recibió con una mueca.

- Hoy me quedo a dormir contigo. - Informé.

- Lo supuse, ya es tarde para que vuelvas a El Reino.

- Pueden sobrevivir un día sin su princesa. - Me encogí de hombros y le miré de forma coqueta. - ¿Y tú? ¿Puedes sobrevivir un día sin mí?

El chico agarró la botella y empezó a beber para no tener que contestarme y yo no pude evitar reír.

Lo que yo decía, adorable.

- Cada vez me produce menos arcadas tragarlo.

- Ya sabes lo que dicen Carl, si no te lo puedes tragar... escúpelo. - Le giñé un ojo y su rostro volvió a adquirir esa tonalidad que tenía el 95% de veces que estaba conmigo: rojo.