¿Había algo más navideño que tomar una taza de chocolate caliente mientras envuelves los regalos al lado de la chimenea?
Probablemente no.
Me había pasado las tardes de las últimas dos semanas pintando retratos para los miembros más cercanos a mí de la comunidad y tenía que reconocer que no me habían quedado nada mal.
Aunque había uno que no me convencía del todo. Hacía relativamente poco tiempo que Carl había perdido su ojo en un accidente en la comunidad y no sabía si dibujarle como era ahora o como era antes.
De hecho, tenía todos listos menos el suyo, lo cual era muy frustrante porque, bueno, era Carl.
El muchacho que conocía desde siempre y del que llevaba enamorada casi el mismo tiempo.
- ¿Qué haces? - Curioseó mi cuñado, a lo que yo intenté esconder el lienzo con la pintura aún fresca.
"Estúpida" me repetí en mi mente al reaccionar, segundos después, a lo que había hecho. "Por favor, por favor, por favor" Supliqué al cielo con mis lágrimas a punto de caer.
- No...
- Uh... Um... No queda mal. - Mis ojos viajaron del borrón que era ahora mi cuadro al coreano y le alcé una ceja. - Le da personalidad. - Añadió como queriendo arreglarlo.
- Lo he estropeado. - Sollocé.
El trabajo de semanas, justo cuando me faltaba poco para finalizarlo, destruido por mi estupidez.
- Bueno peque, seguro que lo puedes arreglar.
- Navidad es en dos días. - Me quejé. - Y ni siquiera tengo más lienzos o pinturas.
"Tonta, tonta, tonta".
- No te preocupes por eso ________, Maggie y yo te traeremos lo que necesites. - Me sonrió cerrando casi los ojos y yo no pude evitar reír ante su contagioso entusiasmo.
- Muchas gracias Glenn. - Nos dimos un corto abrazo antes de que él saliera en busca de mi hermana.
***
- Hey.
- Hey. - Devolvió con pocas ganas.
Como llevaba haciendo una semana.
Me paré a su lado esperando que dejara de lanzar y atrapar la bola de papel pero me ignoró.
- Maldita sea. - Susurró cuando no la logró coger. Me agaché para devolvérsela pero él me adelantó. - Puedo solo. - Advirtió de forma mordaz.
- ¿Estás bien? - Pregunté tranquilamente. Debía de tener paciencia, aún se estaba adaptando a lo que le había pasado en el accidente.
- ¡¿Te parece que esté bien?! - Bramó señalando su rostro. - ¡¿Te lo parece?!
Suspiré controlando mis nervios y mis lágrimas. - Carl...
- Cállate, no me apetece oírte. Si no vas a estar en silencio márchate.
Intenté cruzar miradas pero su vista estaba enfocada en el suelo y tampoco le podía ver el rostro porque se lo cubría el flequillo.
Como desde hacía una semana.
Dudé pero finalmente me fui de allí.
Denise nos había advertido que al estar la herida en una zona con tantos vasos sanguíneos debía mantenerse tranquilo para que no se le saltaran los puntos y abriera una nueva hemorragia.
Pero su actitud no lo ponía nada fácil, aunque con la única persona con la que perdía los nervios era conmigo. Con los demás se limitaba a hablarles cortante o ignorarles, a mí directamente me gritaba.
Tampoco le culpaba, al fin y al cabo, era mi culpa que estuviera así.
***
- ¿Carl no va a bajar? - Rick negó y yo suspiré. - Iré a hablar con él.
- No, espera. No quiere ver a nadie.
- ¿No quiere ver a nadie o no me quiere ver a mí? - Él se limitó a sonreírme con una mezcla de pena e incomodidad. - Está bien. Yo me iré, dile que ya puede venir a cenar.
- No ________. Él... sigue sensible por lo que pasó. Dale un tiempo, seguro que pronto arregláis las cosas.
Pero todos en aquella habitación sabíamos que Rick acababa de decir una mentira.
***
Era experta en arruinar las cosas, como por ejemplo pinturas y la vida de las personas, pero por lo menos una de ellas sí la podía arreglar.
Era por eso que aquella madrugada en vez de estar durmiendo plácidamente me encontraba frente a mi caballete.
Y decidí que ya había tenido suficiente de aquello cuando empezaba a confundir el borgoña y el burdeos.
Me paré frente al espejo y sonreí. Mis mejillas, brazos y manos estaban cubiertas de cientos de manchas de colores lo que me hacía verme más bella que nunca. Bella, porque ese era el resultado de hacer algo que amaba, como era pintar.
Aunque mi sonrisa se perdió cuando enfoqué mi vista en mi ojo derecho.
¿Qué hubiera pasado si..?
Nunca se sabría.
***
Rosita peinaba mi cabello con entusiasmo. A diferencia de mis hermanas yo lo tenía muy rizado. Y enredable. Por lo que cada semana tenía que hidratármelo en profundidad para no parecer un estropajo andante.
Mi hermana cruzó por delante nuestra y miró de forma fulminante a la latina quien, estaba segura, le sonrió con victoria.
Las dos tenían esa tonta e infantil pelea una vez en semana donde discutían quién sería mi peluquera.
Me sentía usada.
Me trataban como si fuera su Barbie de carne y hueso a la que podían probar peinados y vestidos.
Solo esperaba que tuvieran más cuidado que yo con cinco años y que no me arrancaran la cabeza.
- ¿Quieres que te haga unas trenzas de raíz cuando se te seque el pelo?
Me encogí de hombros porque realmente me daba igual y ella asintió como si le hubiera dicho la mejor noticia de su vida.
Estaban locas.
- ¿Qué tal sigue Carl? - Pregunté.
- No lo he visto, pero Tara me ha comentado, que Denise le ha comentado, que Rick le ha comentado que hoy ha estado jugando en la sala con Judith.
Sonreí. - Es un avance.
- Pásame el gel. - Sin rechistar le hice caso y ella empezó a cubrir mechón a mechón con el producto para después dejarlos con forma.
- Iré a ver a Ron.
- ¿Quieres que vaya contigo?
- No... yo... lo tengo que hacer sola.
- Cariño, estará todo bien. - Se agachó en frente mía y me iba a poner las manos en la cara cuando se dio cuenta de que estaban manchadas de productos para el pelo y cambió de idea. - No te sigas torturando no fue tu culpa.
Agaché la mirada para aguantar las lágrimas y asentí. - Lo sé, pero eso no hace que me sienta menos culpable.
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The Walking Dead - One Shots
FanficOne Shots inspirados en la serie The Walking Dead Los One-Shots que se me salen de las manos los pongo en historias individuales: · Contigo [Daryl Dixon].