21. Negan [Continuación One-Shot 5] I

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Un fuerte ruido nos despertó aquella noche. Desorientada miré el lugar que debería estar ocupando mi marido pero me encontraba sola.

Aún con el ruido de los disparos de fondo me asomé por la ventana mientras me colocaba una bata y las pantuflas y lo que vi allí me dejó helada. Las verjas habían sido derribadas y centenares de caminantes estaban entrando en el recinto. Además, miembros de mi antiguo grupo y de sus otras dos comunidades aliadas estaban atacándonos. 

Agarré dos de las pistolas que Negan guardaba en nuestra habitación y corrí hacia la puerta, pero me la encontré bloqueada.

La pateé y tironeé lo máximo que pude pero la cerradura no cedía. 

Estúpido Negan, estaba segura que quien había decidido encerrarme había sido él.

Me volví a asomar por la ventana para ver si podía salir por ahí pero, si no me mataba la altura de la caída lo harían los caminantes.

- ¡Que alguien me abra! - Grité al fin dando golpes en la puerta. Aunque el fuerte ruido de fuera tapaba cualquier sonido.

Recordé las películas en las que disparando una cerradura esta cedía así que probé esa técnica. En vano. 

Cada vez más nerviosa y frustrada ante aquella situación decidí que lo más sensato era dejar de perder el tiempo y ayudar tanto como pudiera.

Era hora de probar cómo de buena era mi puntería de lejos.

Desde la mirilla veía a miembros de mi antigua comunidad y dudé en apuntarles. Era verdad que la última vez que nos vimos fue hacía meses cuando me echaron de Alexadría, pero para mí seguían siendo personas importantes.

Apreté los dientes con frustración ante mis estúpidos e inoportunos sentimientos. Odiaba ser tan buena persona.

En cambió, opté por disparar a todos aquellos caminantes que estuvieran a punto de morder a alguien.

***

El tiempo parecía haber pasado en apenas un pestañeo, ya que el sol había vuelto a salir. 

Mis manos y tímpanos dolían de tanto apretar el gatillo y del sonido de mi arma, que no había dejado de funcionar en todo ese rato. Agradecía que mi maridito fuera un desconfiado y guardara gran cantidad de armas y munición en nuestro dormitorio.

Vigilando que no quedara ningún ser vivo cerca, cogí una de las botellas del minibar y le enganché un trozo de tela al que prendí fuero antes de tirar por la ventana.

Repetí un par de veces más aquella operación hasta que oí la cerradura del cuarto.

Rápidamente me coloqué detrás de un perchero y apunté al intruso.

- ¿Nena?

Al escuchar su voz me relajé y salí a su encuentro aún sin dejar de apuntar.

- ¡Mi amor! No sé si abrazarte porque me alegra verte vivo o dispararte por haberme encerrado aquí.

- Estás bien, eso es lo importante. - Rio y se acercó tambaleándose hacia mí. 

- ¿Te han disparado? - Medio pregunté medio recé. Ya que si era lo otro que pensaba no tendría solución y en poco tiempo le perdería.

- Tranquila cariño, que aquí la única que me puede morder eres tú. - Sonrió de esa forma suya que tanto amaba y detestaba al mismo tiempo y se sentó en la cama perdiendo lo que le quedaban de fuerzas.

- Voy a llamar a alguien. 

- Espera, estoy bien, ves a por el botiquín del baño y me curo. - Alcé una ceja ya que parecía a segundos de desmayarse. - Está bien, cúrame tú.

The Walking Dead - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora