5. Negan

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Terminé de vestirme y pretendía marcharme del lugar pero una voz me detuvo.

- ¿Ya te vas, cariño?

El hombre seguía recostado en la cama con la sonrisa de satisfacción aún plasmada en el rostro.

- En unas horas salgo de expedición para buscar cosas para vosotros.

Él rió. - Salúdame a Rick.

Le ignoré y me di la vuelta yéndome de ahí.

¿Estaba bien lo que hacía? 

Seguramente no. Pero solo era una mujer despechada a la que su novio había dejado por su mejor amiga. 

Amaba a Rick y por eso le había perdonado la primera infidelidad, con Jessie. Pero no lo iba a hacer una segunda vez, y más siendo con la que era mi mejor amiga, Michonne.

Por eso mi brillante cerebro pensó que si él se acostaba con otras mujeres yo también podía acostarme con otros hombres y he ahí donde apareció Negan en la ecuación.

El hombre era un sádico y tenía un sentido del humor demasiado retorcido, pero también estaba muy bueno y se movía excelente y eso era lo único que me hacía falta.

***

Me separé del grupo para entrar en una tienda de deportes. Carl me había pedido un balón de fútbol y otro de baloncesto para poder hacer partidos en la comunidad.

Dentro solo había dos caminantes de los que me deshice rápidamente y fui a por los balones. Ambos estaban medio deshinchados por lo que me llevé también un inflador.

Salí por otro pasillo diferente al que había entrado pasando así por la sección de golf. En uno de los mostradores había guantes y unos en particular llamaron mi atención. Eran de cuero marrón y recordé que el que usaba Negan cuando sostenía el bate estaba ya muy desgastado por lo que en un impulso tonto rompí el cristal y me los llevé.

***

Los Salvadores habían llegado para recoger su pago semanal y yo me metí en mi casa. Vivía sola desde pocos días después de que Rick y yo lo dejáramos ya que él y Michonne se paseaban juntos por la casa sin importar que yo estuviera delante.

Sabía que nadie entraría a la casa porque Negan así lo había ordenado y aproveché para hacer un poco de limpieza.

Me pasaba los días tan ocupada que solo sacaba tiempo para limpiar y ordenar cuando la comunidad estaba siendo saqueada.

La vida.

Oí la puerta abrirse y sonreí. Solo había una persona que entraba esas veces.

- ¿Así es como me recibes?

- Ahora estoy ocupada, vuelve en otro momento. - Contesté aún sin darme la vuelta siguiendo pasando el plumero por los cuadros.

- Nena. - Me abrazó por la espalda y empezó a besarme el cuello. - Ya sabes que puedes quedarte en el Santurario, allí no tendrás que hacer estas m**rd*s. 

- Ya hemos hablado de eso, no pienso pasarme el día esperando en tu cama a que vuelvas.

- Yo lo veo un buen plan.

Me giré hacia él y le lancé una mirada de "¿en serio?" a lo que él rió y besó mis labios.

- ¿Qué tal has pasado estos tres días? - Preguntó.

- Bien. - Abrí los ojos al recordar una cosa. - Encontré algo para ti. Ahora vuelvo.

No le dejé contestar y subí corriendo las escaleras hasta entrar en mi habitación y sacar el paquete.

The Walking Dead - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora