21. Negan [Continuación One-Shot 5] II

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Tapé mis labios para que mi pesada respiración producto de la huida no delatara mi posición.

- Sé que estás aquí, z*rr*.

Desarmada, lo único que podía hacer para salir con vida era ser más lista que ella.

Lo cual no era muy difícil porque, bueno, era Rosita de quien estábamos hablando.

Aún así la chica estaba tan loca y sedienta de venganza que parecía dispuesta a todo para acabar conmigo.

¿En qué momento había pensado que era buena idea ir a buscar a Judith a mi antigua casa? Era demasiado predecible que iba a venir aquí. Pero comprobar si mi niña estaba a salvo era fundamental, de otro modo no me hubiera podido concentrar.

- ¿Cómo era la cancioncilla esa que nos cantó tu novio? - Preguntó con voz de niña pequeña. - Eeny, meeny, miny, moe, catch a tiger by the toe. If he hollers, let him go. My mother told me to pick the very best one, and you-are-it. 

En ese momento abrió la puerta de la habitación en la que me encontraba.

Me apreté más en el cesto de la ropa sucia. Tenía, literalmente, la ropa interior de Rick en mi rostro. Si no me mataba la latina lo haría el mal olor. Y eso que estaba acostumbrada a vivir rodeada de cadáveres andantes.

Tachaban a Daryl de sucio por no ducharse frecuentemente, pero era Rick quien aguantaba todo el mes con los mismos calzoncillos.

- Solo deseo que Negan aún esté vivo para cuando haya acabado contigo, así le puedo mostrar tu cuerpo. - Hizo una pausa dramática. - O lo que quede de él. - Rio como la desquiciada que era.

Oí que descorrió la cortinilla de la ducha de un rápido movimiento, casi como esperando atraparme allí.

¿Acaso creía que era estúpida?

Había visto las suficientes películas de miedo como para saber que esa era una muy mala idea.

Levantó la taza del váter y cuando me empezaba a preguntar qué se suponía que esperaba encontrar dentro la oí orinar.

Menos mal que tenía aún la mano en mi boca o hubiera sonado mi carcajada.

Estaba en medio de una carrera para ver quién asesinaba a la otra. ¿No se podía esperar? 

Lo que yo decía, poco lista.

Tiró de la cadena y rodé los ojos cuando se lavó las manos.

- Esto está empezando a ser aburrido. - Su voz sonaba más lejana, como si hubiese vuelto al pasillo. - En algún momento tendrás que salir. Si no, esperaremos a que venga el resto, tienen casi tantas ganas de verte como yo.

Abrí una rendija en el mimbre del cesto y encontré el cuarto de baño vacío. Aún así no me arriesgaría a salir tan pronto. Esperaría pacientemente a que bajara la guardia para atacar.

***

Permanecí en esa no-demasiado-cómoda postura hasta que una nueva voz se escuchó en la casa. Con más curiosidad que miedo volví a espiar por la rendija aunque como la vez anterior me encontré la habitación vacía. Lo que tenía sentido ya que el sonido no provenía de tan cerca.

- ¿Qué haces aquí? ¿La has encontrado? - Dijo ¿Carol?

- Sí, la muy p*rr* está escondida en algún lugar de esta planta. - Rio como loca. - La estuve esperando aquí porque supuse que iría con Judith y no me equivoqué. 

- ¿Y dónde está Judith? - El silencio que siguió a la pregunta hizo que me tensara. - ¿Le has hecho algo a la niña?

- Alguien se la llevaría antes de que yo llegara, qué más da de todas formas. Ayúdame a buscar a la traidora, estamos perdiendo tiempo de matar salvadores.

Después de eso oí un fuerte golpe y algo cayendo contra el suelo.

- ________ soy Carol, puedes salir es seguro.

Pero yo permanecí en mi lugar. ¿Quién me aseguraba que no era una trampa?

- Sé que es difícil confiar, pero te estoy diciendo la verdad. Sal y ayúdame a tirar a Rosita a los caminantes para hacer parecer que ha sido un accidente antes de que despierte.

Carol siempre había sido buena conmigo y me ayudó el día que me expulsaron de la comunidad. ¿Por qué me iba a mentir ahora?

Así que con ese pensamiento en la cabeza y todo el valor que pude reunir en aquel momento retiré el montón de prendas por lavar que me cubrían y salí del cesto.

- Me alegra verte. - Carol habló cuando me vio aparecer.

- Lo mismo digo, aunque tienes mal aspecto. - La mujer cubierta de sangre de caminante rio.

- ¿Tienes algún arma? - Cuando yo negué me pasó una pistola. - Tiene menos de diez balas, úsalas bien.

- Gracias. - Ella me sonrió. - ¿Entonces no sabes dónde está Jude?

- Me imagino que con Gabriel. - Un gruñido bajo calló nuestra breve charla. - Hay que darnos prisa, está empezando a recuperar la consciencia.

Carol agarró a Rosita de los brazos y yo de las piernas y la acercamos a la ventana desde donde la precipitamos. 

Aparté la vista justo cuando el primer caminante le hincó el diente.

Me sentiría hasta mal de no ser por lo ocurrido hacía meses y hacía un par de minutos.

- Te tengo que sacar de aquí.

- No. - Detuve a la mujer que me tenía agarrada del brazo para guiarme. - Tengo que buscar a Judith, Carl y Negan.

Vi como quería rebatirme pero finalmente asintió.

- Está bien.

***

Cerré la puerta y sentí un peso menos sobre mis hombros. Una estaba a salvo, me quedaban dos.

Carol y yo corrimos esquivando caminantes y balas perdidas hasta que llegamos al centro de la comunidad, donde parecía llevarse a cabo toda la batalla a juzgar por la cantidad de cuerpos sangrientos que decoraban el pavimento.

Mis pulsaciones subieron al ver a Carl sostenerse el costado con una gran mancha de sangre cubriendo su camiseta.

Sin pensar en mis acciones corrí todo lo que mis piernas pudieron para llegar a su lado.

- Es solo una rozadura. - Me tranquilizó en cuando me agaché en frente suya. - Estoy bien.

- Mi pequeño. - Lloré. - Me asusté tanto cuando te vi aquí tendido. Acabo de ver a tu hermana, ella está bien.

Él asintió con una sonrisa. - Antes vi a Negan, también está bien.

- Salgamos de aquí, ¿puedes ponerte de pie?

Le cogí por los costados para impulsarle hacia arriba pero él me dio un fuerte empujón antes de soltar un grito desgarrador.

Esto no podía estar pasando. Acababan de morder a Carl.

The Walking Dead - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora