Capítulo 1. Regreso.

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"Mi error fue convertirte en mi debilidad, Daniel."

Apenas el avión arribó en la isla de Hawái, se preparó mentalmente a sí mismo para hacer todo lo acordado con anterioridad y para no mezclar la nostalgia que le invadía al volver al lugar donde había crecido, mucho menos con el trabajo que lo llevaba de vuelta ha estar allí.

Miro la hora en su reloj de mano y tal como se lo habían indicado, a las afueras del aeropuerto estaba un tipo de camiseta negra apoyado en la que seria su nueva camioneta, aguardando por él, debía de serlo, dado que tenía las cualidades descritas por quien lo había contratado.

— tú debes de ser Nick ¿verdad? —saluda acercándose con su maleta en mano.

— así es —respondió el hombre apartando su espalda del vehículo— bienvenido a Hawái, la camioneta ya cuenta con GPS en...

— no debieron molestarse —se apresura a señalar- ya he estado aquí, conozco perfectamente la isla por lo que no era necesario tal cosa, además yo soy el dueño de ella —agrega, ya depositado su equipaje en la parte trasera del automóvil— así que también no se preocupen por darme alojo.

— vaya, nos aligeras el trabajo —habla Nick entregándole las llaves del todo terreno con una leve sonrisa— y... ¿así que es cierto?

— ¿Qué cosa? —cuestiona deteniéndose a mirarle.

— que tomas tu trabajo muy enserio —comenta apartándose un poco— el jefe esta tan entusiasmado que olvido que te gusta trabajar por ti mismo Steve, el sicario sin nombre aun para la sociedad, no siquiera se fía en quien le tiende una mano o se comporta amablemente...

– no sé de qué hablas —le interrumpe mirando de reojo a su alrededor para verificar que nadie le hubiera escuchado— y si, es cierto, me desagrada el que se metan en mis asuntos —advierte, con una expresión seria, tomando las llaves y pasando por delante de la camioneta para subirse en el asiento del conductor.

Una vez encendido el motor, baja la ventanilla del copiloto para dirigirse a quien ha ido por él y el que se encuentra aun de pies en la acera.

— dile eso a tu jefe de mi parte, si no mal recuerdo los de tu rango deben de reportar todo lo que hacen ¿no? y no podre llevarte, tengo asuntos que atender —habla consiguiendo ver una cara de desagrado total por parte del otro— ha sido un gusto, Nick ¿cierto?

El nombrado solo asiente, por lo que Steve se coloca el cinturón, para sin más pisar el acelerador marchándose y dejando a un hombre totalmente molesto que se siente tentado por sacar su arma, la que ocultaba entre sus ropas, para solo darle a un neumático y provocar un accidente, a modo venganza por lo ofendido que le han dejado sus últimas palabras.

Por su parte, el recién llegado siente que entre más se distancia del aeropuerto, más nostálgico se siente, no puede evitar entre sonreír al dejarse llevar inevitablemente por los recuerdos que le provoca estar de regreso en aquella isla, donde nació y creció, y es que por más que lo quisiera evitar, no puede simplemente rememorar momentos alegres. Después de todo ha estado muy ocupado en su trabajo que ha descuidado sus añoranzas por volver, y estar allí no ha hecho más que revivirlas.

Dejó de centrarse en cosas del pasado cuando llegó a su antigua casa, esa que se había encargado a pesar de la distancia de tierra y mar que le dividía de este lugar, por mantener como la última vez que la visito.

Estaciono la todo terreno y luego fue directo a la entrada de la casa. Todo estaba igual, las plantas habían crecido, pero cada cosa materializada estaba igual que la última vez que la vio. Entró con sus cosas, sin embargo, no puede eludir el detenerse al encontrar con sus ojos la fotografía enmarcada de él, su hermana y su padre que cuelga en una de las paredes, tan solo por unos segundos, deseando por dentro quizás no haberla visto, para evitar el dolor que le provoca la ausencia del ultimo.

La otra faceta de la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora