Capítulo 8. Recuerdos.

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— ¿en qué lugar es más correcto cometer suicidio?

Pregunta en medio de la sala Danny, contemplando el baño y el balcón, a lo que su hermano quien ya viste su ropa para meterse a la piscina simplemente luce agotado de oírle lamentarse tras revelación sobre "Jack".

— no lo sé, tu eres el detective —comenta deteniéndose en su movimiento para añadir— oye, no lo exageres. No es tan malo como crees —lo intenta animar señalándolo y viéndole caer en el sillón— además recuerda que luego de su encuentro en el motel, estuviste insistiendo como por dos semanas que te diera su número, o te revelara su identidad, a lo que me negué porque tú me hiciste prometer que no lo hiciera —argumenta frunciendo el ceño— deberías estar contento de que el destino simplemente los hiciera reencontrarse...

— que contento ni que nada —responde el rubio molesto— el tipo es un creído, y a parte es el hijo de mi antiguo superior, eso lo hace aún mucho peor.

— para mi eso es irrelevante y para lamentarse es demasiado tarde —sentencia Matt, acercándose a la puerta- además si el destino los unió de nuevo, es por algo.

— yo no creo en el destino.

— ni yo en que aún no le tienes ganas.

Danny esta por replicarle cuando Matt sale del cuarto y lo interrumpe pregunta otra vez:

— ¿estás seguro de que no quieres venir?

— no se me antoja para nada ahora una piscina ni mucho menos ver a Rachel.

— bueno, tú te lo pierdes —acepta con un movimiento de hombros— aléjate del baño y del balcón.

El rubio lo despide con un movimiento de mano.

En soledad se relaja en el sofá cerrando los ojos y sintiendo la brisa del mar entrar por la ventana, el sol está en todo su esplendor, un día como cualquiera en Hawái, el que invita a todos a estar en la playa o en una alberca, pero él no tiene entusiasmo para eso, no cuando su cabeza está reviviendo un recuerdo que lo hace colocar una expresión de frustración.

Hace más de ocho años atrás, quizás hasta más, ya no lo sabe con exactitud.

"... ¿Qué se sentirá tener sexo con otro hombre?

Hablo un joven rubio de veintidós años con ojos que ansían conocer todo, mirando a su alrededor en medio de una especie de bar y escuchando como la persona que estaba a su lado trataba de no ahogarse con su bebida.

— Danny, eso no se dice a la ligera —comenta su hermano un poco perturbado por lo que el otro ha dicho sin importancia y como si nada.

— tu eres mi hermano, yo no te juzgo y tú no lo harás por mí.

— sí, sí, sí... —acepta moviendo su cabeza en aprobación por lo que acordaron en algún momento de su corta vida— el caso es que ¿a qué viene esa pregunta?

— escuche a dos tipos hablar sobre aquello, en una clase.

— y a ti te ha picado el bicho de la curiosidad ¿no me equivoco?

— no, para nada, estas en lo correcto —respondió con sarcasmo y sonriendo forzadamente el rubio, al otro joven quien le contempla un poco asombrado— y tú me ayudaras.

— no se me da el incesto, lo siento.

— no, me refería a ti, idiota. Eres mi hermano menor, eso es perturbador y asqueroso —comenta Danny asqueado, porque ha comenzado a imaginárselo inevitablemente. Se acaricia sus brazos cuando un escalofrío le recorre la espalda— ayúdame en el sentido de encontrar a alguien —se explica— alguien que cumpla con el requisito de que yo no lo vuelva a ver, que no conozca y que sea mi tipo.

La otra faceta de la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora