Capítulo 4. Avances.

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Ambos iban en silencio en el interior del coche con dirección a la casa de McGarrett, pero a Danny le molestaba algo y que resulta ser desapercibido por el otro, quien se encontraba con los ojos fijos en el camino.

— ¿Cómo...?

— ¿Cómo?... ¿Qué? —cuestiona Steve desviando sus ojos hacia él.

— ¿Cómo es que terminaste conduciendo mi auto? —interroga desde el asiento del copiloto.

— pues vi que tenías las llaves en mano y te las quité, ofreciéndome de esa forma, y amablemente a conducir por ti.

— ¿desde cuándo hacer eso cuenta como algo amable? ¡me quitaste las llaves! —responde un poco exasperado y devolviendo la mirada.

— oh vamos, solo será una vez. Además, deberías de estar agradecido todos querrían que alguien fuera su chófer.

— pero en mi caso no, a mí me encanta mi auto y adoro conducirlo.

— no lo exageres.

— ¡no lo estoy haciendo! ¡y no me digas que hacer!

Una sonrisita se le escapó a Steve, a quien comienza a divertirle sus reacciones exagerada, así como también el molestarle lo que le provoca.

— y ahora ¿por qué sonríes?

— nada —dice volviendo a mirar el camino, el que señala para agregar— mira, hemos llegado.

Danny se rinde de discutir con él, descendiendo del auto apenas se detiene, para observar la casa desde afuera, la cual no tiene rastro alguno de cambios más que en el tamaño de las plantas.

— no te quedes ahí, entra —le llama Steve, quien ya se encuentra con la puerta de la entrada abierta.

El de menos estatura comienza a encaminarse hacia el hogar de los McGarrett y una vez dentro mira todo a su alrededor, mientras que el otro por su parte cierra la puerta y se detiene a pocos pasos detrás de él para contemplar más que nada su espalda o eso es hasta que baja un poco la mirada, inconscientemente.

"No ha cambiado nada" piensa Danny, por su lado, analizando todo a su alrededor, deteniendo sus ojos en la escalera "y seguramente ni siquiera lo habrán hecho los otros lugares" apartó tales pensamientos para sin más encaminarse hacia un lugar, uno al que va muy a su pesar dado que fue la escena del crimen donde John había sido asesinado hace ya dos años, siendo de seguro el único lugar con cambios que pretendía ocultar bajo pintura o muebles nuevos un suceso, un acontecimiento que ninguna de las dos personas presentes allí podía olvidar.

Titubeo un poco deteniéndose antes de pasar de un cuarto a otro y luego prosiguió con su camino adentrándose en la oficina, en la que había mantenido conversaciones de trabajo, de anécdotas divertidas o momentos de desahogo para él y para el antiguo dueño.

El silencio ha estado entre ellos dos desde que están en el interior de la casa, pero Steve en este momento es capaz de leer la línea de pensamientos de su invitado, desde que dudo en entrar al cuarto y no puede evitar decir:

— no te culpes —Danny se gira a verle con una expresión confundida debido a que era lo que estaba de algún modo pensando— además quienes lo hicieron ya tuvieron lo que les correspondía.

Danny piensa en sus palabras llegando a una interrogación que se desarrolló hace demasiado tiempo, y que fue debido a ciertas deducciones que desarrollo por como ciertos hechos y cosas se desenvolvieron.

— ¿Fuisteis tú? —interroga sin pensarlo mirándolo directo a los ojos— ¿Quién acabó con ambos asesinos?

Tenía aquella duda desde que se enteró como se había desarrollado extrañamente las cosas, debido a que quien está allí con él, solo estuvo tres días en la isla. En los cuales se desarrolló el funeral, investigaciones y en el que, en el último de estos, los culpables fueron encontrados asesinados en un hotel sin ningún tipo de evidencia que identificara al culpable.

La otra faceta de la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora