De un rápido movimiento ya estaba bajo de él, una de sus manos suben mi falda de tirillas para acariciar la caliente piel de mi entrepierna.
Sus ojos se han oscurecido, ya no están de un tono caramelo, ahora parecen dos carbones encendido- ¡de dónde has sacado eso!- pregunta con dureza, puedo sentir su molestia. No respondí, cuando iba a tratar de apartar su mano de mi zona más débil, el tomo de ella y las puso sobre mi cabeza.
-Suéltame... Selim, por amor a todo lo sagrado suéltame- su agarre era tan fuerte que temía que me partiera las muñecas.
-Dime ¡joder!- mi enojo se intensifico.
-¡QUE IMPORTA QUIEN ME HALLA DICHO!- grito removiéndome entre su cuerpo, su erección rosaba mi carne sensible, pero tomo todo de mi concentrarme- tuviste la insensatez de meter a tu amante a nuestra boda, y lo peor de todo a que bailara para ti, delante de mí, eres un malnaci...
Una de sus manos agarran mi quijada con fuerza y me eleva hacia arriba para acercarme más a su rostro, sus ojos fijos en los míos- NI se te ocurra faltarme el respeto habibi...
-¡Que!, que harás, vas a violarme- respondo desafiante- o acaso vas a ence...- sus labios se apoderan de los míos, me besa con rudeza, suelta de mis manos y por instinto los enredo entre su cabello negro y abundante, gimo de placer cuando sus dientes muerden la débil carne de mi labio inferior. Sus dedos salvajes tocan mi piel con tango ahínco y dedicación que creo que con sus simples caricias fuertes y ansiosas me correré.
-Te voy hacer tan mía, que solo te demostrare que a la única mujer que deseo eres tu- vuelve a besarme con rudeza, partiéndome en dos, cayendo una vez más en sus encantos, sus manos me levantan una vez más, él está sentado y yo encima de él, mis piernas rodean su estrecha cintura, su prominente erección esta apuntado en medio de mi entrada, lo único que lo separa, son las telas que llevamos puestas.
Gimo, pequeños gritos guturales salen de mi garganta, sus dientes muerden mi piel chupan de ella con tanta dedicación. Sus dedos juegan con mis pechos, pellizcándolos amasándolos con sus grandes manos- ahbik había- murmura, me tenso al escuchar simples pero fuertes palabras, me detengo y lo miro, sus ojos oscuros me miran con brillo tan diferente, parece el cielo en sus ojos, mi corazón se llenó de amor al ver las estrellas en él.
-Ahbik había- murmuro también, por primera vez me sentí feliz de haberme casado, Selim es como una gran brisa fresca en las mañana, y un torbellino por la noche, sé que es muy pronto, demasiado, pero si en algo estoy segura que tendremos toda una vida para que esas palabras se intensifiquen en nuestras vidas.
Nos desnudamos en silencio, sin quitar los ojos del otro, ya completamente desnudos sin ninguna barrera que no separe, volvemos a la misma posición, yo encima de él, nuestros pechos juntos, nuestras rentes unidas, y por supuesto nuestro lazo completamente unido, somos uno, y lo que él le pase de ahora en adelante a mí me pasara también, él es mi vida ahora, como yo la suya.
Su boca, su cuerpo son míos, y yo soy de él, Selim me posee en cuerpo y en alma, el me hace la mujer más dichosa, y es entonces cuando el recuerdo y las marcas de Shagen son borradas por los labios de mi marido.
Los días transcurrieron, nuestro lazo de amor y pasión se volvieron más anhelantes, no podíamos estar separados del uno del otro, éramos como dos almas destinadas a encontrarse, a necesitarse en cada momento.
Pero no todo es como parece, las artimañas serán una barrera difícil de derribar.
-Selim, como es posible que tu esposa no esté en cinta- pregunta una muy metida Hisu, mi ceño se frunce, iba a entrar pero preferí esperar y seguir escuchando tras la puerta.
-Ya basta madre, si la Jequesa no está en cinta es porque lo más seguro no estaba en sus lados de procrear cuando viajamos, además hay suficiente tiempo para que ella pueda...
-No, lo mejor es que tu mujer se haga un análisis de fertilidad, así sabremos si es digna de llevar el mando, si no es así tendrás que casarte de nuevo con una mujer que si pueda...- hay entre, me le pare en frente y la señale con el dedo.
-Con mucho respeto su alteza, pero lo que pase con mi cuerpo no es de su incumbencia como tampoco lo es nuestro matrimonio, así que si tiene algo que decirme, dígamelo a mí, no soy una mujer que suele hablar antes de pensar, pero se ha salido de la raya, y ya no aceptare más conspiraciones venidas de usted.
-Y quien eres tú para hablarme así muchachita impertinente.
-Soy la reina y mientras yo esté aquí es mejor que se muerda la lengua señora- respondo mirándola directo a sus ojos, el odio y la rabia destilan su mirada.
-Eres una falta de res...- fue a golpearme pero una mano la detuvo. Miro a Selim quien mira a la mujer con furia.
-Que no se te olvide Hisu cuál es tu puesto ahora- impugna.
-No vez como me falta los respeto tu mujer, recuerda que eres mi hi...
-No, soy tu hijastro, de que me hallas criado no te da el honor de que me hallas traído al mundo, te debo respeto es muy cierto, pero no te debo la vida, y si le falta a mi esposa me faltas a mí. Ahora vete- la suelta, la mujer sale hecha una furia, cuando quedamos solos una tristeza me embargo.
Bajo la mirada, mis ojos miran la alfombra roja del piso, trato de controlar mis lágrimas pero no puedo, es como si el miedo se hubiese apoderado de mi cuerpo.
Unas manos levantan mi mirada, sus ojos se fijan en los míos, y sin poder controlarlo otra lagrima baja por mi mejilla- no llores amor mío, no quiero que arruines tu rostro con las lágrimas- murmura, mi labio inferior tiembla.
-Y si no puedo darte un hijo, y si soy estéril...- mi voz se rompe- lo más seguro es que te obliguen a buscar otra esposa y substituirme del cargo.
El frunce el ceño- eso no pasara, no te preocupes, aún no ha pasado mucho tiempo desde que nos casamos- él me toma entre sus brazos, me abrazo a él, y me embriago con su olor. Su calor me genera paz y tranquilidad.
-Tengo miedo Selim, de que me cambies por otra- el me aferra más a él.
-Si no tengo hijos contigo, no los tendré con nadie, fin de la historia habibi, solo tu serás la madre de nuestros herederos, solo tu mi amor- besa mi coronilla con amor. A pesar de que llevamos muy poco tiempo, se a la perfección cuales fueron las razones por la cual Selim se vio en la obligación de buscar esposa, y yo como Jequesa, esposa del Emir, regente de arabia Saudita, tengo como deber traer al mundo a los herederos al trono, y daré todo de mi para que así sea. No pienso dejar que ninguna mujer me quite mi puesto, ni mucho menos me quite a mi marido, no lo compartiré, él es solo mío.
"Ámame, ámame como solo tú sabes hacerlo, poséeme bajo las estrellas y creemos vida juntos"
HOLAAAAAAAAAAAAAA MIS CHIQUILLAS, AQUÍ ESTA ESTE NUEVO CAPITULO, ESPERO LO HALLAN DISFRUTADO, POR LO QUE AQUELLA QUE ME TRADUZCA LO QUE SELIM LE DIJO RHANIA, Y LO DIGA EN LOS COMENTARIOS SE GANARAN OTRO CAPITULO EL DÍA DE HOY, ASÍ QUE... BUSQUEN PEQUEÑAS. VOTA Y COMENTA, CHAITO.
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Habibi ( tercer libro de la saga "AMOR EN EL DESIERTO")
RomanceElla sabia que no tenia alternativa, simplemente dejo que las arenas del desierto hiciera con ella lo que quisiera y es allí cuando no pensó que se enamoraría de él. Ella no lucho contra el destino, que tenia por perder si ya desde años sabia que el...