Capitulo 24

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Me he quedado pensando toda la mañana sobre lo que me dijo esa mujer, esas palabras me han estado carcomiéndome el alma, hice todos mis deberes y luego regrese a palacio, cuando llegue me encontré a mi familia disfrutando del jardín y de comer bocadillos, cuando los veo los saludo a todos, padre besa mi frente como solía hacerlo siempre, tomo de la corona plateada que posa sobre mi cabeza, y se la doy a una de mis sirvientas para que la guarde en la bóvedas donde se guardan los tesoros reales.

Trato de distraerme y disfrutar de mi familia, cosa que muy poco hago ya que Selim no me deja salir, a tan solo que sea necesario.

Puedo sentir la mirada de Shagen, pero por arte de magia no volteo a mirarlo, simplemente lo ignoro, amo a mi esposo, y se lo perceptible y celoso que puede llegar hacer, mínima cosa que haga, él lo podría notar. Sonrió al ver a mi hermana comiendo chocolates y empetacarse toda la cara de ella.

-Amira querida, como te ha ido la vida en palacio- pregunta mi madre curiosa.

-Digamos que es más complicado de lo que creía, el protocolo aravico exige mucho, y es mucho peor para la que lleva la corona, ser la esposa de Selim tiene sus ventajas, como también tiene sus contras.

-Por qué lo dices- pregunta mi hermana curiosa por saber más.

-Vivir aquí no es fácil, mi trabajo como esposa es mucho más complicado, no es solo atender a mi esposo y posar siempre a su lado en cada reunión, también se exige mucho la vestimenta el comportamiento y por supuesto el desarrollo de hablar en público, lo más complicado de esto es mantenerse callado cuando algo no es de tu agrado, mayormente Selim no suele llevarme a sus reuniones con los demás Jeques y socios. Suelo trabajar desde el Harem. Por lo que el enorme problema es lo mucho que nos separa su deber como gobernante, no suelo verlo mucho, a tan solo en la noche cuando me llama.

Madre frunce el ceño, mira a mi padre y luego a mí- no duermen juntos- sonrió de lado, y niego.

-No...- respondo- hay reglas en palacio que impide que el Emir duerma con su esposa, a tan solo que él lo desee.

-Y mayormente te llama mucho- pregunta con parsimonia Shagen, esta vez poso mi mirada en él, trago saliva al ver como sus verdes ojos me taladran la mirada.

-Bueno...- me tenso un poso- la verdad o él duerme conmigo en el Harem o yo duermo con él, los primeros meses fueron difíciles ya que suele viajar mucho- respondo sin darle mucha importancia.

-Valla, debe ser difícil para ti hija- miro a padre y le doy una sonrisa.

-Me acostumbre a tener un esposo muy ocupad...

-Buenas tardes- mi vista de va a la voz proveniente, y me quedo un poco hipnotizada por la belleza de mi esposo, pero recuerdo las palabras de Inna y el encanto se va, por lo que desvió mi mirada a otra parte, él se acerca a mí, besa mi frente para luego empezar a hablar con mi familia, por lo que yo me mantengo al margen de ello.

Después de un rato pasamos a la mesa que prepararon para nosotros en el jardín, allí cenamos y hablamos de trivialidades hasta que me terminamos y nos despedimos para ir a dormir, yo me despido de mi familia y me adelanto a marcharme, no deseo hablar con Selim hoy, no me siento cómoda ni dispuesta a discutir.

Cuando llego a mis aposentos en el Harem, me dispongo a cambiarme, colocarme algo para dormir, por lo que opto por un conjunto de satén color verde esmeralda. Me siento cerca de la peinadora para poder sacar las orquillas y peinar mi larga cabellera negra cuando escucho la puerta de mi recamara abrirse y cerrarse a la vez, me tenso al saber quién es, por un momento desee que durmiera en su cuarto y se mantuviera alejado de mí. No lo miro, solo comienzo a penar mi cabello sin siquiera voltearme a verlo.

Habibi ( tercer libro de la saga "AMOR EN EL DESIERTO")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora