capitulo 30

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SELIM...

Ha pasado un mes desde su partida, siento como si una parte de mí se hubiese ido con ella. Suelto un suspiro pesado, sé que sería una semana, pero a la final esa semana se convirtió en un mes, y ahora no sé qué hacer.

Aún recuerdo cuando mando una carta, escrita con su puño y letra, mandada por uno de sus guardias, avisándome que su estadía en la casa de sus padres se alargaría, por lo que solo tuve que aceptarlo sin replicar.

-Asi que no ha vuelto he- volteo para ver como madre entra, hace un asentimiento de cabeza como saludo.

-Ella lo hará el día de mañana, yo la traeré conmigo, hoy es el cumpleaños de su madre y me invitaron a la reunión- respondo seco.

-Aún sigo convencida de que deberías buscar a otra esposa una que si te de...

-¡YA BASTA! No pienso seguir tolerando tu falta de respeto hacia mi esposa, ya ha sido suficiente Hisu, por lo que ahora en adelante, dejaras de mandarme mujeres y por supuesto dejaras de fastidiar a mi esposa, no te entrometas en Mi matrimonio, tu terminar sobrando.

-Como se te ocurre hablarme de esa manera...

-Me atrevo, por me da la gana, soy el emir y tu una simple mujer que solo se ha encargado de meter artimañas en mi vida, a pesar de que te tengo en alta estima, estas colmando mi paciencia por lo que para la próxima vez que tenga quejas o simplemente te metas en donde no debes, me encargare de enviarte al palacio de las lágrimas, tú decides...- ella me mira sorprendida.

-Pero...

-Pero nada Hisu, no me hagas que deje de considerarte una madre para mí, ahora por favor retírate- ella sin más que decir se marcha hecha una furia.

***

Me subo al auto y nos encaminamos a la mansión Abdul, al fin después de tanto tiempo la volveré a ver, volveré a ver a mi adorada habibi.

Después de una hora de camino llegamos a la casa, bajo del auto y el chofer saca mis maletas, Rhania me recibe cuando toco el timbre, ella me sonríe alegre de verme.

-Qué bueno que hallas aceptado venir su alteza, es un honor para mí que asista a mi cumpleaños- le sonrió.

-El honor es mío haber sido invitado- le respondo, le extiendo su regalo, ella lo recibe con una sonrisa en su rostro, me da las gracias para luego guiarme al salón.

-No es gran cosa, aún es temprano, tan solo el sol desaparezca llegaran os invitados, Amira se encuentra en su habitación, por lo que no debe de tardar en bajar- ella me hace sentarme en la sala de estar- quédate aquí, ya vengo voy a traerte unos bocadillos si apetece.

-Si por supuesto- la mujer sonríe y se marcha, me quedo mirando cada detalle del lugar, a pesar de que por fuera se vea moderno, por dentro es todo lo contrario, su decoración marroquí, y la variaciones de colores la hacen ver como si estuviese antigua. Escucho unos pasos en las escaleras haciéndome voltear instantáneamente. Y es allí cuando la veo, tan hermosa como siempre. Pero esta vez va vestida de una manera simple, diferente a como se viste en palacio.

Su cabello oscuro y largo cae por su espalda en hermosas cascadas, lleva una falda lápiz corta que llega hasta tres dedos más arriba de sus rodillas, mostrando esas torneadas pantorrillas, blancas que tanto me enloquece. Sus pequeños pies enfundados en unos tacones negros altos y elegantes, aquella corta franela manga larga y cuello largo color blanco la hacen ver elegante y tan occidental, su piel blanca contrastan tan perfectamente con su atuendo, blanco y perfecto. No tiene maquillaje haciéndola ver mucho más joven y bella. Relamo mis labios embobado con la belleza de mi mujer, y sin más solo me levanto.

-Madre quien ha llega...- su voz se apaga al verme, me acerco más a ella, nerviosamente ansioso, y me paro frente Amira, dejando tan solo un paso de separación.

-Hola Habibi- murmuro, ella se tensa y retrocede unos cuantos pasos.

-Que haces aquí, creí haberte dicho que...

-Tu madre me invito a su cumpleaños- respondo con rapidez, ante de escuchar su rechazo.

Ella me mira recelosa, pero a la final termina asintiendo- ah, está bien, pediré que te preparen una...

-Dormiremos juntos- vuelvo hablar, Amira frunce el ceño.

-Eso no pasara- dice seria.

-Claro que sí, ante los ojos de todos, estamos casados, y de que estemos peleados no cambia el hecho de que lo seguimos estando- respondo, la veo morder su labio inferior, provocándome a sobremanera, trato de controlar mis impulso de querer devorar esa boca viperina.

-Bien... como quieras Selim- ella va a darse media vuelva para marcharse de nuevo por las escaleras, pero yo soy más rápido, la tomo de la mano y la jalo hacia mí. Su pecho choca con el mío, haciéndome vibrar al sentir su calor, y ese aliento que quema. Enrollo mi brazo en su cintura ejerciendo un poco más de fuerza para poder mantenerla inerte, y que se me haga más fácil de besarla, sé que me odiara por ello pero no me importo, la necesitaba, la quería hacer mía, la deseaba demasiado que incluso eso que estaba enfermando- suéltame...

-No quiero, y no deseo soltarte- ella va a replicar, pero lo evito, callo esa boca, provocadora y pecaminosa, la beso con fuerza y anhelo, la necesito la quiero, y hare todo lo posible para volverla a tener en mi poder.

"Amar duele más que matar"

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Habibi ( tercer libro de la saga "AMOR EN EL DESIERTO")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora