Capitulo 12

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"Duda que ardan las estrellas, duda que se mueva el sol, duda que haya verdad, mas no dudes de mi amor"

Me acerco al enorme helicóptero, Selim me ayuda a subir a él, cuando ya estamos dentro, también me ayuda asegurar todos los pasadores, no pasa ni una hora, para cuando ya estábamos volando. Por lo que se me fue informada, nuestra tienda está en un oasis en el medio del desierto. Todos esperan de nosotros es que allí sea donde conciba al futuro heredero.

Recorremos una buena parte del imperio arábico, durante todo el viaje nos hemos mantenido callados, yo solo me he quedado distraída viendo la gran extensión del mar de arena. Todo es hermosamente caluroso, puedo sentir la pesada mirada de Selim todo el tiempo, pero tuve que poner toda de mi resistencia para no voltearme y mirarlo a los ojos.

Cuando llegamos me sorprendo mucho ver la enorme carpa, y lo grande que es el oasis, poseyente de una gran vegetación de flores y palmeras, parece un palacio pero con paredes de telas. Un hombre se acerca a nosotros haciendo una reverencia con su cabeza.

-Ganian está todo bien- el hombre levanta el rostro.

-Si su majestad todo esta tal cual lo pidió- responde.

-Muy bien, puedes retirarte- el hombre vuelve hacer una reverencia y se va- Amira, ya es hora de que nos metamos adentro, no tardara en haber una tormenta de arena así que sería mejor que estemos allí antes de que eso pase. No digo nada solo me atengo a caminar hacia la enorme tienda.

Cuando entramos me sorprendo aún más, ver la enorme cama con dosel, una variedad de almohadas de colores rojos morados negros incluso marrón, puestos minuciosamente en el suelo sobre una enorme alfombra de pelo. También hay una estanterías llenas de libros, hay baúles sofás y por supuesto un baño. Voy a ir hacia a darme una ducha cuando unos brazos me rodearon la cintura.

-Perdóname... habibi perdóname, no te alejes de esa manera de tu esposo- empieza a besarme el cuello, mi corazón va a mil por horas. Tomo mucho de mí para alejarme de él.

-No Selim, no me encuentro de ánimo- respondo, voy hacia el baño y preparo todo para la ducha. Solo paso media hora cuando decido mejor salir de la tina, en mi mente aún está el nombre de aquella mujer, como pudo atreverse a colocar a su antigua amante a que bailara el día de nuestra boda, eso fue un insulto, y por ello pienso castigarlo, podrá ser el Emir, pero yo soy su esposa ahora, no una más de sus sirvientas.

Me seco el cuerpo y lo hidrato con unas gotas de aceite aromatico, me coloco un albornoz de satén color rojo y salgo de la instalación. Me lo encuentro sentado tras una mesilla, lo veo leer unos papeles, no le doy mucha importancia por lo que me dedico solo a buscar ropa en la maleta que me prepararon las mujeres.

-Quiero que bailes para mí- me quedo helada al escuchar la voz de Selim. Me volteo con una prenda en mis manos. Sus ojos me miran con un brillo que hace estremecerme.

-Creo haberte dicho que no...

-Soy tu esposo Amira, y no vinimos aquí, solo porque deseáramos pasarla en medio de la nada- lo veo levantarse, camina hacia mí, cuando trata de tocarme retrocedo dos paso haciéndome chocar con el estante donde se encuentra la maleta, ambos fruncimos el ceño, nuestros ojos se debaten entre sí.

-Se cuál es mi deber Selim, pero hoy no tengo ganas de comportarme como una de tus concubinas, así que...

-Te vestirás con uno de esos trajes, mande que guardaran una de esas en tu maleta, solo búscala póntela y baila para mí. Tocaran para nosotros desde afuera, así que ya sabes que hacer- responde gutural, serio e imponente, mi cuerpo se tensa aún más. No tuve más opción que obedecer, rebusque entre mis cosas y encontré los dichosos trajes, había cuatro conjuntos, uno rojo, otro negro, uno blanco y el otro dorado. Decidí colocarme el negro, por lo que en el baño hice todo de mí para que el traje quedara como quería. Es sexy, la falda consistía en puras tirillas negras, en la parte de las caderas puras monedillas doradas rodeaban gran parte de la falda, un sostén con monedillas y varias decoraciones con hilo dorado.

Ya lista, me maquillo los ojos con delineador, un labial rojo mate y por ultimo rubor. Tomo el velo y salgo, mi cabellera negra cae en pequeñas hondas por mi espalda, mezclándose con las tirillas de la falda.

Me encuentro con la mirada de Selim, él está sentado en la enorme cama, su pecho desnudo, con tan solo un chándal, sus ojos recorren cada parte de mi cuerpo, los dibujos en henna quedaban a la luz, dándole un contraste diferente a mi piel.

-Espero complacer a mi marido, mucho más que la mujer que bailo en nuestra boda- rompo el silencio, el me mira curioso.

-No hay ninguna mujer que me complazca mejor que mi esposa- responde, mi corazón se llena por sus palabras, me acerco más a él, quedando mucho más cerca- baila para mi Amira...

Alzo el telaje, empiezo a mover mis caderas de manera circular, lentamente y sensual, sus ojos miran mis caderas con un deseo imparable.

Me volteo, muevo mis brazos, como si serpiente fuese, en cada movimiento que hacía, sus ojos recorrían cada parte de él, di vueltas, movimiento de vientre, de cabeza de brazos de cinturas, mi baile se movía al compás del tambor. Cuando voy a dar el último giro, unos brazos me agarran, llevándome con él hacia la cama, me hace sentarme ahorquetada sobre su cuerpo, mi pecho pegado al suyo, sus ojos fijos en los míos, mis manos sobre su espalda, nuestra respiración entrecortada y agitada.

-Mi amada gitana, diosa de mi desierto, amor de mi vida- murmura, por un momento me sentí embobada por su belleza, niego, no puedo dejarme embaucar por él.

-Suéltame Selim- digo con enojo, trato de separarme de él, pero sus brazos me mantienen en el mismo lugar.

-Que te hace alejarme de ti reina mía, dime porque no quieres que te toque- una de sus manos acarician mi espalda seductoramente, muerdo mi labio para no emitir ningún sonido, no dejo de mirarle, es como si quisiera descubrir todos mis secretos con su mirada- que no me has contado...

-No creo que eso importe- susurre, mi piel se eriza por sus constantes caricias- de seguro, debes haberte imaginado a Inna, mientras bailaba para ti- sus caricias se detienen, y es allí cuando supe que quizás fuera cierto mi teoría.

"No desconfíes de mi amor por ti, ya que desde el primer momento que te vi, te convertiste en mi mayor anhelo"

HOLAAAAAA CHICAS, OTRO NUEVO CAPITULO, DURE UN POCO PERO AQUÍ ESTA, ESPERO LES HALLA GUSTADO, Y QUE NO SE LES OLVIDE DARÉ SU VOTO Y SUS COMENTARIOS.

Habibi ( tercer libro de la saga "AMOR EN EL DESIERTO")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora