Capitulo 27: "Sonrisa sin causa"

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Jessie. 

-Él prometió que cuidaría de mí, de Gemma... de nosotros.- Escuché la sumisa voz de Harry, luego de al menos, veinte minutos de estar agarrado a mí en el suelo. 

Su voz en estos momentos era, probablemente, la cosa más espeluznante que había escuchado en él y la más triste, de igual manera. Estaba roto, él era un chico totalmente roto. Su voz era tan sumisa que era dificultoso poder escucharlo claramente. 

Se encontraba todavía en el suelo, a mi lado, pero sin tocarme. Sus manos estaban abiertas sobre el suelo y su rostro estaba mirando hacía el mismo. Y no le importaba absolutamente nada, lo que él sentía en esos momentos era muchísimo más fuerte que su ego y su pantalla de chico malo. Estaba frente a mí y lo sabía, de todas maneras no le importó verse así de mal. 

-Lo único que hizo fue hacernos daño.- Cerró sus manos con fuerza en el mismo suelo y tomó aire, mucho aire. 

Quería preguntarle más, quería que me dijera todo lo que traía dentro. Pero tenía miedo de que explotara. Su lenguaje corporal, su voz y lo que yo había visto me dejaban saber que se encontraba una fina línea, entre el Harry que se estaba controlando y el Harry que podía explotar en cualquier momento. Y yo quería saber, pero no quería ser la razón por la cuál esto se pusiera peor de lo que estaba, si es que eso podía pasar. 

-Él la mató y...- Pude notar como apretó su mandíbula y ladeó su cabeza hacía el lado. Yo lo miraba con mucha atención, como esperando una señal que me dijera que debía correr. Tenía miedo, miedo de tenerlo tan cerca y en esta situación tan peligrosa. Sonrió sin gracia y mordió su labio inferior.- y me hizo creer que había sido mi culpa. 

Mis ojos se abrieron como platos, tomé demasiado aire para ser saludable y automáticamente mi espalda hecho hacía atrás. Cada vez entendía menos, pero lo que había escuchado, era bastante trágico.

Miré su cabeza con rulos, que era lo que tenía frente a mi, porque aún no la alzaba. Y me imaginé a Harry de niño. Harry era un chico encantador -en las pantallas- A pesar de cualquier cosa, era guapísimo y tenía una sonrisa incríble. De niño, debío haber sido el más adorable de todos. Y ahí la realidad me chocó como balde de agua fría. El pequeño niño sintiéndose culpable de matar a una persona que -por lo que veo- adoraba con toda su vida. Es la cosa más horrible que le puede pasar a alguna persona, de cualquier edad. Y Harry era tan jóven, y desde muy temprana edad cargaba con tanto peso y tanta culpa, que podría de alguna manera justificar su comportamiento un poco. 

-Lo odio, no te imaginas cuanto quisiera matarlo y convertirme en un asesino verdaderamente.- Su voz sonaba firme, ya no era sumisa y tenía tanto coraje encima que podía jurar que lo que decía, lo sentía. Su vena en el cuello estaba peligrosamente brotada y el sudor en la poca vista que tenía de su frente, era mucho. 

-Harry...- Abrí la boca por primera ves y no sé si debí hacerlo, pero de todas maneras continué, sin pensarlo.- ¿Q-quién era ella?- Quizá no fue una buena idea preguntar, pero de todas maneras tenía que saber más para poder ayudarlo. Aunque no estaba segura si el quería mi ayuda. 

El cuerpo de Harry se tensó aún más. Pude ver como mordía ligeramente su labio y puedo jurar que intentaba normalizar su respiración. Cuando creyó que tuvo éxito, me miró. Tragué duro saliva al instante. Su mirada era tan profunda que sentí que me hundía en ella al instante.  Sus ojos eran demasiado oscuro como para uno darse cuenta de que el color natural de estos era verde. Su mandíbula se relajó un poco y sin quitar su imponente mirada de mis ojos; su lengua recorrió los dientes superiores de su boca.

Recuperó su cuerpo, su posición imponente, pero no se paró del suelo; jamás quitó su mirada de mi y yo aguanté la respiración. Pasó una de sus manos por sus largos rulos y abrió su boca levemente. Podía ver su lengua tras sus dientes, y sus ojos fogosos. Era como si quisiera hablar, pero su interior se lo impedía. Y cuando pensaba que no iba a decir nada, habló. Lento, ronco, profundo y lo peor de todo, con su voz venía ese tono tan tenebroso y tan característico de Harry Styles. 

-Era mi madre...- Y sonrió, otra ves. Allí estaba su sonrisa de siempre. No lo entendía, porque sonreía de esa manera. Hace dos segundos estaba destrozado y ahora, diciéndome que la muerta era su madre, sonreía. Y cuando la situación ya era suficientemente escalofriante y perturbadora, volvió a hablar. - Y mi hermana, Gemma.- Y como era de esperarse, la volvió aún peor. 

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Evil Angel |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora