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Si trataba de asustarme, no lo haría por ahora. Lo único que hice fue verlo un poco más extraño de lo normal y alejarme de él por ahora. Dios, esto me ganaba por hablar con extraños todo el tiempo.

-Tendremos un tour por el lugar para que conozcan todo. Pasen por aquí.- La voz del señor Gabriel resonó y me saco de mi ensueño con sorpresa, estaba a mi lado y delicadamente me guió hacia nuestro destino.

El edificio era tan enorme que se asemejaba a un castillo a mi parecer, todo te transportaba a una época de caballeros y reyes. Había tres edificios, del lado este se encontraban los dormitorios, dos edificios, uno para cada sexo. No había mixtos ni los habría, sin excepción. Frente a estos, no demasiado cerca ni tampoco demasiado lejos estaban las aulas y laboratorios, demasiados. Frente a este había una piscina olímpica y esta contaba con aparatos extraños para hacer ejercicio… algo si sabía, si ellos no hacían de esta una clase obligada no pensaba realmente pararme por ahí. 

Todo se sentía cálido, como si hasta la calefacción encendida tratara de hacerte sentir más en un hogar cálido, para mí era demasiado fácil, antes de verlo ya me había enamorado de estar aquí. Era imposible que me hiciesen odiarlo o hartarme de algo.

-¿Te gusta el entorno?- preguntó Gabriel, su cálida sonrisa me hizo sentir feliz de repente, por un momento se vio tan joven como era.

-Por supuesto.- contesté- Todo se siente tan calmado y cómodo que es difícil creerlo en cuanto lo ves.- Sonreí sin saber más que decir.

-Me alegra Cameron, para eso estamos.
Entré al vestíbulo de chicas, una pequeña reunión controlada se llevaba a cabo desde que habían comenzado a llegar estudiantes y todas lucían felices, extrañamente felices por volver a clases. De nuestros acompañantes Mark y Louis no tenía una idea ya que ellos habían comenzado a preparar sus cosas en sus propias habitaciones, Lousi seguía luciendo desorientado cuando se despidió.

La música de fondo y platicas constantes de adolescentes me tenían un poco harta en los doce minutos que llevaba presenciando así que decidí presentar mi retirada. Una señora un poco mayor con rostro feliz y redondo me dio la bienvenida por quinta vez.

-Buenas tardes jovencita, ¿Puedo ayudarte en algo?- Movió su rostro mecánicamente hacia la derecha tratando de lucir aún más dulce de lo que ya era por naturaleza… y por lucir como una abuelita joven y feliz.

-Mi habitación… eh, no me dijeron el número.- Pude haber preguntado a mi súper-ultra-emocionada amiga Danny pero ella estaba temporalmente desaparecida de mi radar, saltando y prácticamente llorando de la emoción me dejó sola, desamparada y desorientada con toda esta gente bien hablada que me asustaba un poco.

-212 querida, tercera planta. Duerme bien.-Su sonrisa de abuelita me tomo por sorpresa de nuevo y esa fue mi orden de retirada.

Danger  -Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora