Danger -Louis Tomlinson

14.

Pasé casi todo el día domingo encerrada en mi habitación con Danny leyendo y hablando sobre cosas triviales como usualmente lo hacíamos. Necesitaba sentirme calmada y no tenía ningún deseo de cruzarme con Stella – la chica que puede predecir el futuro y que me asusta bastante– por los pasillos o ver a Louis y darme cuenta de que en verdad era como yo.

Por las noches mientras Danny dormía comencé a practicar un poco para no hacer daño o no hacer daño cuando no lo deseara. Tuve que pensar cómo sacarlo y lo único que pudo llegar a mi mente fue sentir miedo o enojo para dejarlo salir.
Comencé chasqueando los dedos y funcionó. Una pequeña llama salió de mi dedo pulgar dando luz a una pequeña parte de la habitación. Chasque de nuevo y la llama desapareció.

-Impresionante- me escuché decir.

La noche del domingo las cosas se tornaron un poco diferentes. Estaba practicando de nuevo, eran las dos de la mañana y yo practicaba chocando mis manos una con otras y tratando formar una rueda de fuego, pensaba que si lograba controlar algo de lo que salía tal vez podría aprender a lanzarlo si lo deseaba.

Respiré hondo y choque mis palmas, casi al instante estando completamente concentrada en lo que quería hacer una rueda de fuego que daba vueltas lentamente apareció en mis manos. Moví las manos al unisonó de derecha a izquierda lentamente mientras gotas de sudor comenzaban a salir de mi frente, no era por el calor. No sentía calor en absoluto, era la presión de controlar esa pequeña rueda lo que me ponía nerviosa.

-¿Cameron?- Escuché que preguntaron a mi lado, mi sorpresa fue tan grande que di un salto y deje la rueda salir volando hacia el frente sin poder hacer absolutamente nada.- ¡¿Qué mierda es eso?! Oh dios, ¡CAMERON! ¡Se quema, demonios! 

Escuché a Danny levantarse y correr por una botella de agua que tenía en su mochila y la vi abrirla y comenzar a apagar el desastre que había ocasionado, una lámpara sufrió quemaduras que no podrán ser curadas jamás. 

-Lo siento enserio.- dije mientras tiraba la lámpara a la basura, todo se había tranquilizado, Danny no había dicho una palabra más después de lo que sucedió y ahora estaba recostada en su cama abrazando sus rodillas y viéndome fijamente mientras caminaba por la habitación.

Me senté en la cama que estaba a la derecha de la suya y la vi a los ojos con miedo de ser rechazada por mi mejor amiga, nadie más me importaba que ella. Su opinión lo era todo para mí en este momento.

-¿Desde cuándo sabes que puedes hacer eso?- Me preguntó. Lo hacía con una voz seria, como si no me estuviese hablando a mí si no a una extraña.

-Un par de días.- Admití bajando la mirada, sintiéndome demasiado avergonzada.

-¿Por qué no me habías contado?- Eso sonó más a ella.

-Danny… ¿Es enserio?- La vi a los ojos impresionada y alzando un poco la voz- Esto no es tema de conversación que tengamos todos los días, no es como un “Hola Danny puedo lanzar fuego por las manos por cierto, ¿Qué vamos a desayunar hoy?- No pude separarme de sus ojos por un momento y cuando lo hice la escuche reír, ahí estaba ella, no me había dejado.
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