Danger -Louis Tomlinson

16.

Me paralicé. No pude contestar nada, traté de moverme un poco pero mi cerebro no obedeció la orden. Escuché que alguien se acercaba a mí y dirigí mi mirada hacia el chico que tenía frente a mí. Era un chico posiblemente de mi edad o un poco mayor, si no estuviera tratando de robar mi dinero posiblemente podría pensar que era un poco lindo pero todo el rastro o idea sobre eso desapareció cuando sacó una navaja y la puso bajo mi mentón levantando mi barbilla para que lo viese a los ojos.

-El dinero.- Dijo sin dejar de ver a mis ojos.-Y todo lo que tengas de valor.
Con una mirada sucia me recorrió el cuerpo y sentí asco por todos lados, comencé a sonrojarme por la vergüenza y a enojarme demasiado y aunque trataba controlarme sabía que no iba a ser posible por mucho tiempo.

Dejé caer las bolsas que llevaba en las manos, supongo que las seguía sosteniendo por pánico, para aferrarme a algo, el chico bajó su navaja y se dispuso a revisar las bolsas. Escuché a Danny lloriquear a mi izquierda, alcancé a verla y la escena me hizo reaccionar de repente. El otro chico estaba revisando sus bolsillos, la tocaba indecentemente mientras Danny lloraba sin poder hacer nada, la miré a los ojos y me suplico por ayuda.

Alcé mis manos a los brazos que me aprisionaban, me dispuse a quemar con todas mis fuerzas.

-¡¿Qué mierda?!- Escuché que gritó el chico que me tenía en brazos, me soltó al instante y caí al piso por la pérdida de equilibrio. Vi a todos sus compañeros voltear a verlo mientras se quitaba la chaqueta para alejarse de las llamas.

Me calme y traté reunir todas mis fuerzas para intentar tumbarlos. Me concentré en crear mi bola de fuego sabiendo bien que tenía poco tiempo, la cree en el piso, escondida de todos para ganar confianza. Alcé mi proyectil con dos manos y sin ningún esfuerzo la partí en cuatro ruedas, abrí mis brazos llevando dos en cada mano… estaba lista.

Los cuatro me voltearon a ver totalmente incrédulos como si viesen a un monstro, me temían y se sentía bien verlos derrumbarse en su poca confianza, el grandulón que tenía a Danny se descuido un poco y la dejo ir, esta era mi oportunidad.

Las lancé en dirección a sus estómagos tratando de no hacer daño permanente pero de igual forma sintiéndome bien por hacerlo. Los hice gritar, llorar y tirarse en el suelo para calmar las llamas pero eso se veía imposible a mis ojos.

“Ahora los cuatro tendrán una marca en común con su tatuaje”- Pensé. Pero solo lo pensé ya que no podía pronunciar palabra alguna.
Sus voces se callaron y lo único que pude ver fue a Danny gritándome frente a mí en el suelo de rodillas apuntando a lo lejos y tomando nuestras bolsas mientras me hacía levantarme para comenzar a correr rumbo a la escuela, era como vivir en estado de mute.