Danger -Louis Tomlinson

22.

Lucían tan normales, coqueteando y sonriéndose el uno al otro. Y lucían también demasiado acostumbrados a mi nueva condición especial. Danny y Mark reían con la película mientras yo ni siquiera prestaba atención alguna a ella. Se veían demasiado cómodos acostados en la cama juntos comiendo palomitas. Me levanté completamente harta, ya que eran las siete y media.

-¿A dónde vas?- Preguntó Danny saliendo de su trance amoroso por un momento.

-La reunión a la que me mandaron llamar comienza en un rato.- Dije sosteniendo la puerta para cerrarla en cualquier momento.- No quiero llegar tarde a mi primera visita.

Sonreí ya que estaba bastante feliz de salir de ahí lo más pronto posible. Ella asumió que estaba feliz por el encuentro así que me dejo ir sin hacer mucha pelea.

-¡Diviértete mucho!- Escuché que gritó cuando a había cerrado la puerta. 
Mark y Danny habían expresado sus ganas de asistir conmigo pero yo les había dicho directamente que no, tal y como Gabriel me lo había dicho.
La reunión era secreta por eso se haría fuera del horario de clases. Se avisaría en persona a cada una de las personas que debían asistir y no se debía avisar a nadie sobre el lugar o la reunión.

Confiaba ciegamente en Danny y Mark… Mark podía cuidarse de mí desde ahora si rompía su promesa. Llegué directamente al lugar. Era un salón de clases especialmente grande, había demasiados asientos a diferentes alturas y muchos escalones. Era como un salón enorme para conferencias. 
Me senté al frente a pensar en todo lo nuevo que Gabriel me había dicho en la semana.

-Cada mes hay una pequeña reunión de todas las personas especiales en el área, las reuniones que armamos siempre son divertidas.- Sonrió al techo recordando algo gracioso.- El punto es que debes convivir, además, tienes que conocer a los demás chicos especiales de la escuela. ¡Somos aproximadamente 80 en total!- Eso era bastante, era un poco-demasiado alarmante que hubiese tanta gente así por aquí- Podría decirse que esta escuela estuvo principalmente fundada para resguardar y proteger a alumnos justo como tú.

Me sonrío completamente cómodo con la idea de tener a tanta gente aquí probablemente peligrosa. Me entregó una tarjeta con la hora, el día y el lugar.

-Quémala en cuanto lo memorices.- Dijo y me despidió con un gesto de cabeza. Y lo había hecho, la quemé y había llegado al lugar antes de lo previsto. Solo por la impaciencia. Escuché el sonido de la puerta, aún faltaba demasiado para que fuese la hora.

-Es algo temprano para que llegues.- Escuché decir a una chica, estaba un poco obscuro así que no la vi ni reconocí al instante. Stella me observaba desde la obscuridad.- Pero claro, yo ya sabía que estarías aquí Cameron.- Se tocó la cabeza con un dedo recordándome sin sentido que podía predecir el futuro.

Creo sinceramente que las condiciones y el momento en que la conocí jamás saldrán de mi mente.

-Solo quería que no estuvieses sola.- Me dijo sonriendo, ya no me daba tanto miedo, por lo menos no tanto como cuando la conocí y por lo menos no con luces encendidas.

-Lo aprecio Stella y también aprecio que me hayas advertido del peligro que corría.- Sonreí cortésmente ya que sentía que le debía la vida.

-¿Peligro?- Preguntó confusa.- Aún no atraviesas el verdadero peligro, es como si todo lo que de repente te sucede son pequeñas pruebas para una prueba final… la que predije cuando te conocí.

En sus ojos no veía ningún atisbo de duda, dejó de verme como si le molestara mi rostro.

-Cada vez que te veo me dan dolores de cabeza.- lo dijo como si fuese una conversación común entre nosotras.

-¿A qué te refieres?- pregunté aún desconcertada.

-Cada vez que tu futuro entra en mi mente mi mente duele Cameron… tus gritos de dolor son bastante molestos y desesperantes.
La observé mientras se masajeaba las sienes con desesperación.

-Lo siento.- Fue lo único que alcance a decirle.
-No Cameron, yo lo siento.- Se sentía como un pésame más que una disculpa.
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