Capítulo 9.

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Lo que era una sencilla primera planta de una casa terminó convirtiéndose en el escenario de Rocío. La pelirroja llevaba más de diez minutos molestando a Giselle por toda la casa, cantándole, lanzándole besos y buenos comentarios.

Giselle volvió a salir de la cocina y Rocío pidió por su atención, en medio de risas y con un batidor de varillas en la mano se subió a la mesa. Conan pasó bebiendo café y se sentó a mi lado, observando el nuevo espectáculo que Rocío quería hacer.

Giselle soltó una sonora carcajada ante el dramatismo de Rocío quien se había arrodillado en la mesa— Roci, baja de la mesa, por favor.

Rocío continuó cantando mientras Giselle le extendía la mano para que se bajara.

—Realmente no estoy entiendo nada, —dijo Conan— pero le doy un diez a la voz de Rocío.

Giselle después de lograr que Rocío se bajara de la mesa caminó hasta el sofá. La pelirroja la siguió y la tomó de las mejillas, mirándola fijamente.

—Dime que quieres y te complaceré en todo.

La rubia nunca abandonó la sonrisa de sus labios— ¿Complacerme en todo? —inquirió con una expresión coqueta.

Rocío retrocedió cuando Giselle quiso tomar el dominio. Apoyándose en los antebrazos sobre el sofá vio a Giselle incorporarse cada vez más hacia ella.

—Dime, Roci. ¿Realmente quieres saber lo que quiero? —preguntó, inclinándose hacia el rostro de la pelirroja— Porque hay algo que solo pude probar una noche y me encantaría volver a repetir —dijo, acariciándole a Rocío el labio inferior con el pulgar derecho.

Conan sin creerlo me dio un golpe de codo en el brazo— ¿Estás viendo lo mismo que yo? —preguntó y asentí lentamente sin quitarle la vista al par de amigas.

Rocío con las mejillas completamente sonrojadas puso las manos sobre el pecho de Giselle, apartándola mientras negaba con la cabeza— Giselle —susurró, incomoda.

La rubia al ver la postura se quitó de encima de la pelirroja y rio— Y yo que creí que en serio querías complacerme —le dijo, guiñando un ojo y con una sonrisa de medio lado.

Rocío se levantó del sofá, sonriendo y meneando la cabeza. Fue hasta la cocina por una tostada y regresó a la sala.

—Te diré algo. —dijo Giselle en cuanto Rocío volvió a su lado— No voy a remplazarte, contéstale a tu hermano.

Conan tomó el mando a distancia y encendió el televisor, fingiendo que no estaba al tanto de la conversación.

Rocío frunció el ceño— ¿Me dejaste hacer un espectáculo y ya sabias que te iba a pedir un favor?

Giselle asintió— Me llamó a mí ya que tú no le contestas.

—Creo saber el para qué me llama. Liam no está en la ciudad, no pienso ir sin él.

—Es tu decisión.

Rocío hizo un puchero— Él encuentra la manera de convencerme.

Las dos se quedaron en silencio después de eso y se unieron a ver la película que Conan había puesto. Después de unos minutos, Rocío y Conan estaban en la cocina terminando de servir el almuerzo. Salí de la habitación y me encontré a Giselle quien hablaba por celular. Se quedó en silencio y después sonrió como si yo hubiese sido su respuesta a algo que tramaba.

—Escucha, Jack. Roci salió, pero no debe tardar mucho, devuélveme la llamada en un rato ¿entendido?... sí... vale, adiós. —guardó su celular y volvió a sonreír— Vincent.

La DornanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora