Capítulo 13.

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Estaba en una de esas noches, en esas en las que lo noche parece más larga por el completo insomnio. Los recuerdos, momentos, palabras, hechos, comentarios, y dudas me tenían abrumado, apoderándose de mi sueño, manteniéndome despierto mientras me torturaba la mente por tanta confusión.

Miré a Rocío quien cómodamente dormía a mi lado, la miré como si ella fuera mi respuesta o me las entregara.

Mi bonito monstruito, ¿Qué voy a hacer contigo?

Debía despejarme rápido o nada me ayudaría a sobrellevar el incómodo sentimiento en el pecho y el dolor de cabeza.

¿Era ella a quien había estado anhelado toda mi vida?

¿Era a ella a quien debía cuidar?

¿Y si no lo era?

¿Y si era solo una distracción?

Conan se asomó a la habitación— Necesito salir a fumar —dijo en voz baja en cuanto notó que estaba despierto.

Salí de la cama de forma sigilosa. Seguí a Conan hasta el jeep y no hablamos sino hasta cuando estuvimos en un lugar apartado, solo y tranquilo.

—Kira y unos cuantos más no estarán en La Hermandad en cuanto lleguemos. —comentó, después de dar la primera calada— Harán el robo.

—¿Al bancario?

—Sí. Dijo que dejemos encerrados a los Dornan hasta que ella llegue.

—Antes de eso quiero saber la verdadera razón del porqué tanto interés en ellos.

Se quedó en silencio mientras botaba la colilla desgastada— ¿Por qué?

Aunque me había enfocado mucho en lo que sentía por Rocío, la vocecita en mi cabeza se había mantenido al pendiente de todo y tenía muchas preguntas.

—Porque quiero saber lo que sucedió hace un año o más. Parecen ser varios acontecimientos que pueden estar conectados.

—¿De qué hablas?

—Lo de mi padre, algo con los padres de Rocío, algo que enojó a Jack y lo hizo sentir culpable, otro acompañante de Rocío del cual no han hablado y el por qué ella tiene malos recuerdos de Bruselas.

Conan dejó a la vista una sonrisa torcida mientras ladeaba la cabeza— Buenas noches, Ákos. Parece que estás muy atento a cada palabra.

—Es la fortuna de ser un 2x1.

—¿Yo también seré ese paquete?

Le di un rápido chequeo y fingí pensármelo— mmm no, tú solo eres Conan, el chico que realmente ama y necesita estar mintiendo.

—A ti nunca te he mentido.

—Y más te vale que no lo hagas. Te voy a golpear si lo haces.

Él soltó una carcajada, exagerando el movimiento inclinándose hacia atrás y llevándose una mano al abdomen— ¡Pero si se te da pésimo lo de irte a los golpes!

—¿Entonces prefieres que te dispare? Digo, porque eso a mí si se me da de maravilla.

—Ya, tampoco es necesario irnos a los extremos.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, mirando a la nada y después notando que unos cuantos rayos de luz empezaban a hacerse presentes en el cielo.

—Si Ákos se está encargando de ser el empleado del mes, ¿Quién está siendo Vincent ahora mismo?

—Es sólo el joven de veintidós años que está descubriendo que si tiene derecho a sentir.

La DornanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora