Capítulo 17.

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NARRADOR OMNISCIENTE.

Año 2004.

Kerry, Irlanda.

En una granja, ubicada en uno de los pueblos del condado de Kerry se encontraba Rocío Dornan, a quien el tener que ir a dormir se le había vuelto casi lo peor del día. Quizá cualquiera supondría que es normal en una niña de diez años que quería hacer un berrinche para no dormirse temprano y quedarse jugando, pero la razón era una muy diferente.

La pequeña empezó a tener miedo de ir a dormir porque sabía que el sueño le ganaría y no podría evitar cuando aquel obeso hombre entrara a la habitación. No lo había soñado, ella estaba muy segura de haberlo visto y sentido aquella noche.

Aquella vez en la que George Farrell u ogro como Rocío había empezado a llamarlo regresó nuevamente a la granja. George iba a dicha granja para entregar donaciones a las monjas y que estas continuarán cuidando de los pequeños que allí habitaban, pero las intenciones de él iban más allá de sólo entregar un cheque sin recibir algo a cambio. Una de las líderes del culto le ofrecía cierto calendario de pequeños e inocentes niños y niñas para que él y otros hombres se divirtieran.

La razón del por qué los Dornan habían terminado allí era porque sus padres, la pareja de misioneros decidió emprender su viaje y dejarlos allí, a fin de cuenta, creían que sus hijos estarían seguros. Y lo estuvieron, sólo por el tiempo en el que Earnest Caffrey estuvo con vida, pero el viejo, al igual que su antiguo colega no aguantó más y la vejez vino a reclamarlo, llevándoselo con la excusa de un paro cardíaco. Earnest había cuidado de los hermanos Dornan como lo había hecho con su nieto a quien tanto adoraba y se regocijaba viendo las travesuras del pequeño, siendo consciente de que aquel le había heredado algunas mañas. Fueron sólo dos años en los que estuvieron seguros en la granja, pues cuando el viejo falleció, los Dornan pasaron al grupo principal donde los mezclaron con los huérfanos.

Una noche por Rocío haber comido tantas gomitas que le provocaron dolor de estómago se le fue difícil conciliar el sueño, ni siquiera despertó a Jack quien dormía en la parte de arriba del camarote pues sabía que su hermano mayor era de sueño pesado. Así que se quedó despierta hasta altas horas de la madrugada y esa noche se dio cuenta de lo que hacía George cada que venía de visita y ella dormía, pero cuando Rocío lo vio no sabía lo que él haría. Se quedó quieta y cerró los ojos porque creía que sí la veían despierta la regañarían. Pero no hubo un regaño o palabra alguna esa noche, George se sentó y ella pudo sentir como el colchón se hundía por el peso del hombre. Él empezó a tocarla lentamente con el cuidado de no despertarla. Ella quizá con miedo o con total desagrado no fue capaz de moverse o hablar. Ella no quería lo que estaba pasando ni le gustaba, ella estaba paralizada. George con la yema de su índice iba haciendo pequeños círculos y líneas por el brazo de la más pequeña. Cambió y empezó a subir de forma lenta por las piernas y cuando estuvo a punto de llegar a la zona íntima se inclinó un poco para susurrarle:

—Eres tan hermosa y tan pequeña. Eres una niña muy frágil. 

Esa pequeña figura con esa suave, blanca y cálida piel era lo que quería poseer y así cumplir sus horribles fantasías.

—Quiero que seas mi siguiente mujercita.

Se sintió sucia, horrible, desagradable y maldita por ese toque. Y se sintió aún peor cuando él dejó de tocarla por encima de la ropa y se coló por debajo de su pequeña ropa interior, provocándole dolor en su zona intima.

Aquel hombre no podía aguantar más y no le importó que solo la mas pequeña se enterara de lo que pasaba. Imaginando como podría provocarle más dolor y escucharla gritar en medio de lagrimas, se calentó mas de lo que ya estaba. Se inclinó un poco, mirando hacia la parte de arriba del camarote, el hermano de la pequeña estaba profundo y le convenía que siguiera así pues las cosas se pondrían mal si uno de los niños mas grandes se percataba de lo que pasaba.

La DornanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora