Capítulo 29.

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Semanas después.

Dublín, Irlanda.

Aunque habíamos acordado ver a Rocío en cuanto termináramos los asuntos en la fortaleza, nos terminamos tomando más del tiempo que esperábamos. Pershy llamó un par de veces a sus hermanos y les dijo que necesitaba unos días más para que Rocío estuviese a solas.

Rovdyr en aquellos días me contó las medidas que habían tomado en un principio y el por qué aceptaban el dejarla unos días más sola sin querer alterarla o algo parecido. Levin había encerrado en un cuarto a Rocío mientras estuvieron en Bruselas los primeros días, no la dejaba salir y la mantenía aislada del peligro lo cual le resultaba difícil porque el peligro de Rocío era ella misma. La tuvo allí por seis semanas, pero después y sin contarme mayores detalles Rocío dejó de resistirse y empezó a ceder, fue entonces cuando se mudaron a la enorme casa que Pershy había adquirido y allí las cosas empezaron a ir mejor entre todos, y lo más importante, Rocío accedió a recibir ayuda tanto profesional como la cálida que sus hermanos y amigos querían brindarle.

En aquellos días también decidí preguntarle a Conan qué había sucedido cuando nos separamos, él me hizo saber que Giselle y Liam le contaron un par de cosas. Conan no lo dudó, sabia que él también debía ayudar a terminar con La Hermandad pues posiblemente su madre también pudo haber sido una victima de alguno de los otros miembros.

Estuve algo ansioso mientras los días pasaban e incluso cuando hacía el viaje, pero finalmente estaba a las puertas del lugar donde ahora vivía Rocío.

Levin ni siquiera tuvo la oportunidad de sacar su llave cuando Giselle ya estaba abriendo la puerta— ¡Han llegado!

Conan no pudo evitar sonreír, ese idiota había caído de forma definitiva por Giselle— Por fin volvemos a vernos.

Ella le guiño un ojo, vaya, los golpes habían quedado en el pasado.

—¿Y Rocío? —preguntó Levin.

—Está en su habitación hablando con Pershy.

Levin inmediatamente se abrió paso e ingresó, Rovdyr lo siguió.

—Conan, pasa y siéntate. Hablaré algo con Vincent. —Conan acató— Vaya, vaya, Vincent Farrell.

—¿Qué quieres?

Ella rio— ¿Escuchaste la grabación? —asentí— ¿Aún la tienes?

—Sí, ¿por qué?

—¿Podrías por favor no mencionar eso con Rocío?

—¿Por qué?

—Ella... bueno... ella no sabe que te hicimos llegar esa grabación.

—¿Ella no sabe que escuché eso?

Negó— Se suponía que sólo te la haríamos llegar si ella...

—Ni si quiera tienes que decirlo.

—Entonces...

—No lo voy a mencionar.

—Gracias.

—Gracias a ti por golpear a Conan.

Giselle rio avergonzada— Fue un mal entendido.

—Por cierto... —dije antes de entrar a la casa— Liam, Rocío y tú ¿eh?

—Rocío era la dulzura que nadie había tenido y Liam la clase de bombón que sólo los hombres habían probado. Fue una buena noche.

—No más comentarios.

La DornanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora