Capítulo 6:

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Rosie está terminando de cerrar una llamada de trabajo en el despacho de su marido cuando su empleada se acerca a ella con su vocecita tímida,

- señora, tiene visita-

- ¿visita?- la mujer de reuniones sociales dibuja una media sonrisa, -¿quién es?-

- dijo que un viejo amigo-

- es hombre- trata de buscar en su cabeza a algunos de sus amigos con el cual había arreglado una cita pero sabe que no se olvidaría, - gracias- se limita a decir y sale del despacho para tomar el largo pasillo que la deja en la gran sala de la mansión donde a primera vista ve a un hombre parado, recto, serio y unos pasos más allá hay otro hombre que está de espalda husmeando las fotos que están en los portaretratos,

- ¿hola?- saluda Rosie, prácticamente al aire por no saber a quién hablarle, hasta que lentamente Alessandro, se da vuelta dejando al descubierto todo su ser frente a la pálida mujer,

- hola, Rosie- habla Alessandro, con una fría sonrisa en su rostro.

- ¿Alessandro? ¿eres tú?- por nerviosismo trata de sonreír, feliz, pero ya no puede actuar frente a él, - estas libre-

- ¿crees que podemos hablar en un lugar más tranquilo?-

- claro, ven- traga saliva como si nunca lo hubiera hecho y más aún cuando Alessandro y Zac la siguen al despacho. Cuando entran, Zac se queda afuera y es Alessandro quien se toma su tiempo para cerrar la puerta mientras que Rosie se pega al escritorio tratando de entender lo que está pasando,

- no sabía que ...

- ¿dónde están mis hijas, Rosie?- salta Alessandro, lo más tranquilo que puede pero Rosie comienza a ponerse más nerviosa y empieza a caminar hasta la ventana y de regreso,

- ellas crecieron Alessandro, se fueron-

Las manos de Alessandro estan fuertemente cerradas, - salí de la cárcel y solo para rescatar los pedazos de mis hijas- ya termina la última palabra alzando la voz,

- ¿qué?-

- lo sé todo, te casaste con el imbécil de Martín y por esta estúpida fortuna dejaste a mis hijas-

- yo no las dejé, ellas se fueron...

- ¡a los diecisiete años!- trata de respirar lentamente para calmarse, - cuando me metieron a prisión y Lizzy murió, mi hermano prometió cuidarlas y tú estabas ahí Rosie, lo juraste sobre la tumba de tu mejor amiga-

- Ale, por favor- los ojos de Rosie están llenos de lágrimas,

- sabes que Magnus, siempre sospecho que lo engañaste con Cedric y creo que si, que fue verdad-

Rosie hace el intento de pegarle una bofetada pero su mano es detenida por Alessandro en el aire,

- ¡ustedes me dejaron sola con dos niñas!- se libera del agarre de Alessandro,

- claro- dibuja una sonrisa de lado, - no tenías acceso a la herencia. Siempre te importó más el dinero...

- ¡callate!-

- ¿te duele la verdad? Pues te las seguiré diciendo porque dejaste a mis hijas a su suerte. Una vez se metieron con mi familia ¿te acuerdas? terminé en prisión pero no me importaría hacer  algo similar-

- ¿a qué te refieres?-

- Mackenzie y Elisabeth son mis hijas y tu rompiste tu promesa por dinero- sin más, gira sobre sus talones para salir del despacho pero cuando abre la puerta, vuelve la vista hacia Rosie que está muy esterica, - sabes qué, no lo haré yo, lo hará otra persona. Ahh, ¿no te lo dije?, Magnus, no está muerto- está vez si le regala una gran sonrisa lleno de odio y termina por salir.

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