Capítulo 29:

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Entre cuatro paredes pintadas de color gris, totalmente vacío, encerradas pero con las manos libres, las cuatro chicas están totalmente desorientadas sobre el lugar donde están, entre los soyosos de Tania, el intento de consuelo de Astrid, la inquieta Elizabeth tratando en vano empujar la puerta y Mackenzie que solo mira un punto fijo en el suelo.

- vamos a morir- habla Tania,

- claro que no- contesta Astrid que juega con sus cabellos sonriéndole tiernamente.

- ¿puedes dejar de llorar?- gruñe Elisabeth, - me pones nerviosa-

- ¡dejala en paz!- le contesta Astrid,
- ¡estamos aquí por su culpa!-

- Ja, ustedes solitas se acercaron a nosotras-

- ¡arruinaron nuestra vida!- Salta Tania que al parecer recupera la confianza para volver a pelear,

- ¡ya basta!- gruñe Mackenzie que se pone de pie, -por si no se dieron cuenta, estamos aquí juntas, encerradas y quizás si- mira a Tania,
-moriremos y no quiero seguir así-

Tania vuelve a su rincón a llorar y Astrid fulmina con la mirada a Mackenzie y regresa a consolar a su hermana.

- no vamos a morir- habla Elisabeth para Mackenzie, - los chicos nos rescataran, quiero pensar en eso- larga un suspiro.

Mackenzie le regala una tierna sonrisa, - yo se que sí-...

Mientras que en la mansión de Alessandro los ánimos no son los mejores. Amelia, está en una de las habitaciones, Aiden, Killian, Magnus y Alessandro estan a la dura espera  que caiga la noche para recuperar a las chicas,

- ¿Cómo pudo pasar esto?- habla Alessandro totalmente ansioso,

- no pensé que ese infeliz actuaría asi- agrega Aiden.

Acto seguido, Zac ingresa al despacho
- Señor, Cedric está aquí- y antes de terminar de anunciarlo el abatido Cedric ingresa al despacho,

- ¿¡donde están mis hijas!?-

- tranquilo- salta Alessandro, - no te llamamos para que hagas un maldito escándalo, ya tenemos un plan...

- pero mis hijas...

- ¡las mías están allí también!- ruge Alessandro.

Cedric trata de recuperar su compostura y es entonces cuando se toma el tiempo de observar a las personas que están presentes en el despacho, los guardaespaldas, Alessandro y él.

- no puede ser- murmura ante la mirada fría de Magnus que no le ha quitado los ojos de encima en ningún momento. 

- Hola, Cedric- saluda Magnus con la mandíbula tensa,

- tú estabas...

- lo importante aquí, ahora, son mis sobrinas y tus hijas- por respeto a su hermano no empezaría una absurda pelea por Rosie, - y si, estoy vivo-

Cedric, da unos pasos hacia él como si le empezará a fallar la vista y así poder comprobar si ve bien.

- Magnus- confirma.

- basta- salta Alessandro, - por favor, ve a la sala- ordena a su hermano para que al pobre Cedric no le de algo.

- no, yo...yo voy- agrega Cedric saliendo del despacho seguido de Aiden y Killian que también necesitan aire.

Cedric, toma asiento en el sofá, respirando una y otra vez rápidamente como si el aire se le fuera a escapar,

- deberia avisarle a los hermanos Goulart...

- no- Gruñe Killian sin poder disimular un poco su cara de pocos amigos.

- no creo que sea buena idea meter a más personas, ya todos están nerviosos- agrega Aiden,

- si, tienes razón- termina Cedric.

- iré a ver a Amelia- sigue Aiden que en poco tiempo llega a la habitación donde se encuentra la joven. La misma está mirando por la ventana a las dos patrullas que están estacionadas frente a la mansión. Aiden se para a su lado guardando silencio,

- lo siento- habla Amelia,

- no es tu culpa-

- lo es- la joven se voltea hacia él,
-fueron mis decisiones lo que hizo que todo terminé así. Allí abajo hay dos padres preocupados por sus hijas y todo esto es mi cul...

- shh- Aiden acuna el rostro de la joven, -el único culpable es él- le regala una de sus mejores sonrisas, -te lo repito, todo irá bien- deja un beso sobre la frente de la joven...

El tiempo  parecieran que se estancó, las horas se hacían minutos y los nervios junto con las ansias crecían cada vez más. Nadie podía quedarse quieto, todos tenían inmensas ganas de ponerle un punto final hasta que el momento llegó. La noche cayó de lleno, las estrellas en el cielo está vez no daban la imagen de ser lo más lindo y tranquilo.

A media noche, con las calles prácticamente vacías, los padres de las chicas y los guardaespaldas junto a Amelia se encaminan al abandonado edificio Forest. Nadie quería quedarse afuera del rescate, así que todos terminaron por llegar al lugar.
Todo está en silencio, con las ruinas del edificio como único ocupante del abandonado terreno.

- ¿Donde están?- salta Killian.

- tranquilo- agrega Zac pero esa palabra no llega a oídos de Cedric,

- ¡¿Dónde están?!-

- shhh- gruñe Alessandro, - callate-, pero el llamado de Cedric tiene su resultado ya que detrás de las ruinas, sale Tom y las chicas con un hombre detrás de cada una, apuntandolas.

- Malditos...- Alessandro, por inercia da unos pasos hacia sus hijas pero Zac lo detiene.

- ¡Bienvenidos!- habla Tom, - mis hombres investigaron y vinieron solos, muy bien- aplaude sarcásticamente, - ahora, podemos hacer el intercambio-

- ¡deja a mis hijas en paz!- se escapa de los labios de Alessandro, dejando atónitas a Elisabeth y Mackenzie.

- esto no tiene porque ser asi- habla Aiden, - sabes que de alguna forma te encontraremos-

Tom avanza unos pasos, -te duele ser guardaespalda y no haberlas protegido- rie fríamente, -¿dime qué se siente? Tres guardaespalda buenos para nada- y antes que termine de hablar Killian saca un arma detrás de su cintura y corre hacia Tom, apuntandole a la cabeza frente a sus hombres, al instante Zac y Aiden también sacan sus armas,

-¡bajen las armas!- ruge Aiden,

- mala idea- habla Tom riéndo sarcásticamente,

- sueltalas o te juro que no dudare en matarte-  sigue Killian,

- te olvidas de algo, yo tengo a sus amigas....¡¡Dispara!!- ordena al mismo tiempo que el mundo se paraliza con los gritos de las chicas, la desesperación de Alessandro y Cedric, los disparos de Zac, Aiden y uno más que impacta en la cabeza de una de las chicas.

- ¡¡Tania!!- el grito ahogado de Astrid se apodera de todo el ambiente.

- te lo dije- habla Tom con una sinica sonrisa,

- infeliz- Killian le da un golpe con el arma dejándolo inconsciente y al instante recibe entre sus brazos a Mackenzie, - ¿Mack?- el joven trata de encontrarse con los ojos de Mackenzie, estudiando cada parte de su cuerpo, - Mackenzie- suspira aliviado.

Mientras que las sirenas de la polica se hace presente, Aiden llega a Lizzy para tomarla entre sus brazos,

- Elisabeth, estás bien- sonríe felizmente a la par de Lizzy, pero toda esa felicidad se esfuma cuando escuchan el llanto desgarrador de Astrid, abrazándo el cuerpo sin vida de su hermana. Cedric, cae al suelo de rodillas ante sus hijas,

- ¿Tania?- murmura, tan impresionado hasta que ven a su hija con sus ojos cerrados, sin respiración, sin vida y todo su mundo se desvanece, -¡¡Tania!!- y llora desconsoladamente.

Alessandro está en medio de toda esa escena, viendo a sus hijas refugiadas en Killian y Aiden y a Cedric destrozado...

Nos leeremos

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