Capítulo 2:

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Cuando llegó la hora de salir del apartamento para tomar el taxi, las dudas y la ansiedad se apoderaron de las hermanas Blackburn. Volver a ver a toda esa gente de gala con sus miradas frías, cinicas y ellas tan ajenas a todo eso,

- tienes dinero para el taxi ¿verdad?- pregunta Mackenzie mientras salen del edificio pero antes de que Elisabeth se decidiera a contestar, ven a Killian y Aiden con sus enormes sonrisas desde el auto, - lo tomaré como un no- sigue Mackenzie, tomando de nuevo el lado junto a Killian, la verdad es que entre ellos cuatro hay algo más que una amistad, por ejemplo los sentimientos de Aiden hacia Elisabeth, son lo mismo que lo que siente Killian por Mackenzie pero nunca se animaron a dar un paso más allá de la línea de amistad solo para no romper ese lazo.

Cuando llegan a la mansión, ya se topan con los autos, limusinas, entrando y saliendo, bajando a hombres con trajes, mujeres con vestidos elegantes, grandes guardias en la entrada.
Elisabeth es la primera en salir junto a Aiden,

- llámame cuando terminen-

Elisabeth deposita un beso sobre la mejilla del joven, - gracias-

- ya, tortolos- salta Mackenzie,
- tenemos que enfrentar a una jauría-

- cualquier cosa, solo...-

- estaremos bien- Contesta la mayor de las Blackburn para Killian y con una última sonrisa para los amigos se adentra a la casa, entrando por el inmenso portón sin auto, sin limusina y sin un elegante vestido.
Ambas saludan al guardia que las conoce muy bien y son escoltadas hacia la entrada donde ya pueden toparse con toda la elegancia de Londres metida en una sala.
Apenas caminan unos pasos y ya sienten las miradas de todos sobre ellas, pero no hay alguien en la familia Martín que no supieran de ellas. Las dos se acomodan muy cerca de la entrada para que si se prestará la ocasión, pudieran huir pero eso no dura ni un segundo ya que la señora Martín se escapa de las personas que están a su alrededor y con su potente voz pronuncia el nombre de las chicas haciendo que cada ser humano en la sala la escuchará,

- mis niñas- se acerca a ellas dándole un abrazo a cada una, - mirence- le da una vuelta a Elisabeth, - parecen unas princesas -

- por favor- rie Lizzy,

- me alegra que esten aquí- se acerca a ellas para susurrar, - estos estirados no saben como divertirse-

- Abuela- rie Mackenzie,

- quiero que canten-

- no, eso no...

- es mi regalo de cumpleaños-

- abuela- la voz de una joven se hace presente, dejando ver su cara seria, tan o más elegante que nadie, Astrid y junto a ella su hermana, Tania, - la señora Miller, te busca-

La señora Martín asiente con la cabeza de mala gana, le arroja un beso al aire a las amigas y se aleja dejándolas frente a las hijas de Cedric,

- que elegancia- escupe Astrid
n arqueando una ceja ante el atuendo de las chicas,

- ¿tan temprano escupiendo tu veneno, Astrid?- sigue Elizabeth,

- creí no vendrían, es decir, ¿por qué hacerlo? Su familia no está aqui..oh, cierto, son huérfanas-

- víbora...- gruñe Elisabeth,

- Lizzy- Mackenzie, tensa su mandíbula pero trata de tranquilizar a su hermana,

- déjalas - sigue Tania, con una maléfica sonrisa en su rostro,

- tienes razón- Astrid, les dedica una última sonrisa y se aleja en sus altos tacones,

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