Capítulo 38:

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La mansión de los Blackburn, para las diez de la noche queda totalmente vacía, Alessandro está en su cita con Amy, Elisabeth con Aiden y Mackenzie  hace unos minutos está parada frente a la casa de Aiden para ver a Killian, sólo que aún no tiene el suficiente valor para golpear la puerta.

Mientras tanto, la cena de Amy y Alessandro va muy bien, al menos la negatividad que tenían se esfumó y hay risas en su mesa,

- La cita que nos organizaron nuestros hijos- habla Amy, - creo que es mi primera cita en años- rie tristemente.

- ¿Hace cuánto que estas... sola?- pregunta Alessandro.

- Desde mi último novio y padre de mis hijos, desde que me embarace- continua con una expresión triste,
- Me enamoré de él en la universidad pero cuando quedé embarazada, huyó, diciendo que mi familia lo iba a comprar y él era libre y todo era valido para no hacerse cargo. Al final, tomé  la herencia que era mía y me fuí de mi casa, de mi Cuidad por temor a lo que diga la gente. Crié a mi hijos, terminé la universidad y levanté mi empresa- sonríe, - mis hijos nunca tuvieron a un hombre a quien decirle padre- dice orgullosa

- y criaste a buenos chicos- agrega Alessandro que ante el quiebre de Amy, extiende su mano sobre la mesa para tocar la mano de la mujer.

- gracias- murmura, -¿Y tú?-

Alessandro trata de sonrier, - Mi historia es algo trágica pero te lo resumire. Mi primer y único amor, creció conmigo en un pequeño pueblo, Elisabeth- pronuncia lentamente, - mi hermano y yo no éramos ni la mitad de lo que somos ahora. Un día, un hombre llegó a nuestra casa, un auto de altas sociedades- rie al recordar la expresión en el rostro de Magnus al ver ese auto allí, -era un abogado, el abogado del señor Blackburn- hace una mueca, - nuestro padre era un arquitecto, un empresario, un maldito hombre rico, que había muerto- tensa su mandíbula, - mi madre me dijo que nuestro padre había muerto cuando nació Magnus pero no, llevábamos el apellido de ese hombre que la abandonó. Aún así, todo lo que era suyo nos pertenecía, porqué el muy buen hombre- habla con sarcasmo,
- no consiguió tener más hijos. Y así terminamos en Londres, aunque hubiera preferido que nunca haber tocado ese suelo, ya que todo comenzó allí. Me quitaron a mi esposa y a mis hijas al mismo tiempo y creo que esa historia es para otro día- sonrie de lado percatandoce de lo sensible que se ha puesto Amy, con sus ojos llenos de lágrimas, - ¿Amy?- repone Alessandro.

- Estoy bien- contesta Amy, tomando aire, - estoy bien- repite, - gracias por compartir tu historia conmigo- ahora es ella quien toma su mano con una tierna sonrisa.

En tanto, la cena entre Aiden y Elisabeth es algo más informal pero sigue siendo una cita. Aiden, eligió un restaurante que está sobre el Río Nene lo que les permite tener esa vista y el aire fresco. Hablaron del desfile que se aproxima, de los planes que tienen Killian, Aiden y Zac con la empresa de seguridad, de la cita de Alessandro con Amy hasta que por fin se centraron en ellos,

- quiero hablar sobre lo que paso...el sábado- habla Aiden cortando la risa  de Elizabeth, - Se que sentiste lo mismo que yo, eso no fue como antes, eso fue más fuerte-

La joven traga saliva y los ojos de Aiden bajan hacia su garganta percatandoce de los nervios de Elisabeth,

- Sé que amaste a Christian- agrega el joven, - pero yo...

- y si nos vamos- interrumpe Elisabeth, llevándose consigo lo impactado que está Aiden.

- ahh, si- murmura.

- te espero afuera- anuncia la joven que como si estuviera en apuros, se escapa de la atención de Aiden.
Mientras que él, aún aturdido, paga la cuenta y se va, destrozado hasta que llega al estacionamiento donde ve a Elisabeth apoyada sobre el auto, abrazada a su cuerpo. El orgullo de Aiden, le es incapaz de volver a intentarlo, así que quita el seguro y abre la puerta del chofer pero cuando va a ingresar se percata de que Elisabeth sigue en el mismo sitio, en la misma posición.

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