Capítulo 52:

58 10 0
                                    

Pasaron una tranquila semana en Londres, libres de peligro, de policías, de periodistas fastidiosos, sin una extrema preocupación por lo que pueda pasar en cada paso en falso, ya que  todo está muy bien...

Las hermanas están sentadas en la cocina, bebiendo café en la paz y tranquilidad cuando entran en la sala Killian y Aiden con mochilas sobre sus hombros, recordando que allí trajeron su ropa el día que volvieron a Londres pensando que sólo sería por unos días.

- ¿Dónde van?- pregunta Mackenzie con la frente fruncida.

- Oxford- contesta Killian sin ganas.

- pero regresaremos mañana- repone Elisabeth.

- Alessandro, no quiere que se vayan sin él- sigue Aiden, - tenemos que estar allá, hay que recibir unas máquinas para el gimnasio-

- y eso los destroza- aparece Zac, con una sonrisa divertida en su rostro ya que sabe que tanto Aiden como Killian no ven con muy buenos ojos el hecho de dejar solas a las hermanas en Londres, con los Goulart.

- Callate, Zac- gruñe Aiden, - de todas formas, sí, se van mañana- parece decirlo para su propio consuelo.

- solo un día, aquí- continua Zac.

- Zac- sigue Killian, fulminandolo con la mirada, - pero Zac, se queda- sonrie ampliamente.

- Para su protección-

- ¿Protección?- Mackenzie rie y se acerca a Killian, - estaremos bien-

- lo sé- El joven deja un beso en la mejilla de Mackenzie.

- de todas formas, cuídense- Aiden deposita un beso en los labios de Elisabeth.

- ¡Bien!- salta Zac que esta en el medio de los enamorados, incómodo, - ya es hora de irse- toma los brazos de Aiden y Killian y jala de ellos lejos de las hermanas, - ¡ Ya, por favor!- y debe poner todo de sí para alejarlos.

Por otro lado, los Goulart tiene una reunión en la empresa de los Blackburn. Tanto Demián como Christian mantuvieron al margen sus sentimientos en lo que a Mackenzie y Elisabeth se trataba, ya que fueron testigos, en primera fila, del romance que mantienen con Killian y Aiden. Eso no quiere decir que lo tomaron muy bien, como si no le importara ni un poco porque la verdad es que aún existe un sentimiento distinto que sigue latente. Ese cariño que despertaron en la infancia y que tuvo su desarrollo en plenitud cuando crecieron pudo haber seguido, tener otra historia, todo eso si Liv, no hubiera quedado embarazada, si Mackenzie desde un principio hubiera aceptado lo que sentía por Killian o simplemente no haber roto el corazón de ambos, de Killian y de Demián. Aún así, si tuvieron una historia, una corta pero al final del día era su historia y merecía tener un final pero ¿Qué final pueden darce? Ya ha pasado tanto tiempo, las palabras quedaron grabadas pero también enterradas tres metros bajo tierra, lo mejor que pueden hacer es seguir adelante y que esa historia viva en lo más profundo de sus corazones. Ellas habían elegido a Killian y Aiden y ya no hay más lugar para nada que no sea aceptar, algo que fue difícil, más para Christian que dudo miles de veces buscar a Elisabeth, hasta que lo hizo, la buscó en el apartamento y nada, acudió a Cedric y este le dijo que estaba con su padre y en Oxford. Se había ido, iba a construir su propia vida, por eso la dejó estar hasta que la vida le dió un golpe duro, aquella mañana cuando  él estaba en una reunión y su secretaria entró agitada solo para decirle que Liv, estaba en el hospital y eso fue todo, su futuro hijo también lo había dejado. No fue fácil ni para él y mucho menos para Liv y ella terminó por irce lejos de  Christian con la idea de él amaba a otra y que nada quedaba entre ellos. Luego de un mes, Christian viajó a Oxford, tenía la dirección, tenía la bendita dirección donde estaba Elisabeth pero nada fue como él esperaba. Ese día, las hermanas Blackburn partían al Canal de Oxford con Zac, Killian y Aiden. Todo le pareció tan bueno, la sonrisa en el rostro de Elisabeth, el saludo de Alessandro desde la puerta, era su nueva vida sin él, además  ¿Quién era él para sacudir de nuevo su vida con su presencia? Le pareció mejor salir de allí, salir de la vida de Elisabeth de una vez por todas y así fue.
Demián, sin embargo, quería ser un apoyo para Astrid, luego de la muerte de Tania y en esas noches de insomnios arregló las cosas con Astrid, le pidió perdón, diciendo que jamás tuvo la intención de lastimarla pero se vió perdido entre unas sonrisas amistosas, entre los ojos de Mackenzie. También, le habló abiertamente sobre todo lo que pasó, todos los sentimientos que despertó Mackenzie y que él estába más que seguro que su corazón pertenecía a ella pero el de Mack pertenencia a Killian. En esas charlas, Astrid le mencionó el traslado de las Blackburn a Oxford, donde también estába Killian. En esa ocasión, lo que trataba de hacer Astrid era lastimar más el pobre corazón de Demián, para que se olvidará de Mackenzie y en un punto estaba a dos pasos de conseguirlo pero eso no cambiaba las cosas, él seguiría guardando un lugar en su corazón para aquella joven, la amiga de la infancia, con la cual se casó, como un juego, pero al menos en ese momento para ellos era real...

Always You ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora