Capítulo 26:

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El único que podía dormir muy tranquilo era Demián y así seguía con sus ojos cerrados, su respiración tranquila e inmerso en ese sueño ajeno a Mackenzie quien lo está observando, incapaz de poder tener esa paz y tranquilidad de Demián.
Con ansiedad mira su móvil que apenas anuncia la llegada del medio día y sin una pizca de señal no tiene como saber si Killian llegó o aún no.
Resistiendose a seguir viendo el perfecto cuadro de Demián durmiendo, se levanta, se viste y sale de la habitación descalza a la silenciosa estancia y termina frente a la ventana admirando la bella vista que tiene frente a ella. Todo el lugar parece haber tomado la paz tan peculiar de Demián, todo menos Mackenzie.

- hola- una voz ronca rompe el ambiente silencio ya que Demián está en el final de las escaleras con una sonrisa de lado, - ¿piensas escapar?- se acerca a ella y deposita una beso en su frente,

- Demián...- de nuevo tiene a "Killian" como responsable del nudo en su garganta,

En cambio Demián sigue sonriéndo,
-¿quieres que te lleve a un lugar?- levanta ambas cejas, -vamos- anuncia hasta que ve la hora en su móvil,
- mmm, primero lo primero- sin perder el entusiasmo, la vuelve a guiar a la cocina, - cocinemos-...

Al cabo de unas horas ambos están sentados en el sofá bajandose una botella de vino, llenando la casa de risas y anécdotas de los extraños trabajos que tuvieron Elisabeth y Mackenzie desde que salieron de la mansión Martín, hasta los lugares donde fueron desalojadas por no pagar la renta,

- nunca pude entender el motivo de Rosie, por dejarlas ir- comenta Demián,

- no lo sé. Pensé en eso muchas veces pero desiste hace unos años, cuando no le importó nada sobre nosotras- se encoje levemente de hombros, como si no le importara pero la verdad es que si lo hacía. Amó a Rosie como su madre y tanto ella como su hermana pensaban que al irce de la mansión, lejos de todos esos lujos, ese mundo diferente, Rosie vendría con ellas pero no fue así.

- bueno...- salta Demián viendo el cambio en la cara de Mackenzie, - ella se las pierde- deja un beso sobre el cuello de la joven, -al menos agradezco que hayas ido a esa fiesta- y al terminar la palabra termina sobre los labios de la joven, - así te volví a ver-  y para cuando Mackenzie quiere agregar algo, ya está perdida entre la boca de Demián y sus deseos por él. Acto seguido Demián se posiciona sobre las piernas de la joven aún sobre el sofá, con la botella de vino vacía y sin separarse de sus labios busca desesperadamente un condón entre los bolsillos traseros de su pantalón,

- ¿cuántos más tienes ahí?- habla Mackenzie con una risita por lo bajo,

- para cada ocasión- le guiña un ojo y vuelve a quitarle los jeans a Mackenzie, junto con sus bragas y para antes que se de cuenta se coloca el condón como si de eso dependiera su vida y regresa a los labios de la joven, - ¿no dejaras que diga lo que siento?-

Mackenzie niega, - no aún-

-¿por qué?- y antes de contestar es Mackenzie quien roza cada parte de su cuerpo a Demián elevado más su erección para que ya no quede tiempo para una conversación. 

Pasando las siete  de la tarde, ambos terminan saliendo de la casa luego de darce un ducha. Y terminan por quedarse justo frente a una pequeña laguna,

- ¿crees que hicimos bien?- Pregunta Mackenzie pero solo escucha un sonido de fondo y voltea a ver a Demián quien sonríe con el móvil en sus manos, -¿me sacaste un foto?-

- claro que no- miente acercándose a ella, - yo no me arrepiento de venir, ¿tú si?-

-no- habla casi como un murmuro,
-¿y si fue demasiado pronto?-

- ¿debemos esperar algo?- frunce el ceño, -¿ qué pasa Mack? Desde hace tiempo siento que me quieres decir algo -

- no es nada- dibuja una leve sonrisa,
- pero encerio creo que es hora de irnos, ya-

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