Saltamos de aquella rama, que podríamos decir que estaba bastante alta, y caímos mejor que de costumbre. Nos dirigimos donde habíamos dejado a los chicos. Y allí estaban, mirándonos y aguantándose la risa. Y, como siempre, fue Ash quien rompió el hielo.
- Vuestras caras no son de haber estado discutiendo –dijo Ash, haciendo reír a las chicas.
- Me parece que deberíamos volver a casa ya ¿No? –dije cambiando de tema.
- Me parece bien, pues son las siete y media. Empezará a oscurecer y no habrá forma de volver entonces –añadió Luke. Por primera y única vez, estábamos de acuerdo.
- Está bien, os habéis salvado por los pelos –se rió Mickey.
- De salvarse nada, en casa confesarán –dijo Cal señalándonos.
Recogimos las cosas y emprendimos el camino de vuelta. Todos estábamos un poco callados y receptivos. Pues cada paso que dábamos nos iba alejando cada vez más y más del sitio en el que tantas cosas habían pasado. Cada vez estábamos más cerca de llegar a la cabaña y una vez allí, tan solo nos quedarían esta noche y mañana hasta el atardecer. Después tendríamos que volver a casa de Luke y continuar allí el poco tiempo que nos queda.
Sinceramente, nadie tenía cara de querer volver a aquella cabaña. No porque no nos gustase, si no por el hecho de lo que supone llegar. Supone cerrar una etapa, supone alejarse de un sitio en el que posiblemente nunca más volvamos a estar. Por lo menos juntos. Y ,queramos o no, es algo bastante triste eso de cerrar etapas. Pero haber pasado todos estos momentos cerca de ellos es el único motivo que hace que merezca la pena todo esto.
- Luke –dijo Mickey.
- Dime, Gordon –dijo él.
- ¿Recuerdas esa conversación que tuvimos antes de empezar estas vacaciones? ¿Esa en la que hablábamos de que habíamos pasado por todo y que ya pocas cosas nos quedaban por experimentar? ¿Recuerdas que dijiste que algún día no tendríamos más ideas sobre las que escribir? –dijo Mickey.
- Sí, lo recuerdo perfectamente. ¿Por qué lo dices? –dijo Luke.
- Ya entiendo por dónde vas –dijo Ash a Mickey- Lo que quiere decir es que, una vez más, estábamos equivocados –añade.
Nosotras no hacíamos más que pensar por dónde saldría aquella conversación y es por eso que no hablamos.
- Sí, lo estábamos y mucho. Pues un día, tres pequeñas españolas llamaron a tu puerta y consigo traían nuevas experiencias –dijo Cal abrazándome.
Luke se rio pícaramente y continuó con aquel discurso.
- Y aquellas mujercitas nos demostraron que siempre hay cosas nuevas por vivir y que cuando algo parece imposible, entonces ocurre algo que te demuestra que verdaderamente no lo era –dijo aquel rubio que parecía no ablandarse nunca.
- Se os olvida decir que esas mujercitas eran únicas y que no hubiera sido lo mismo si ellas hubieran sido otras –se rio Laura quitando toda la ternura a aquella situación.
- Y tenías que hablar –se quejó Mickey riéndose.
- Me extraña que María no lo hiciese –vaciló Luke guiñándola el ojo.
- Y bueno, Aub no habla seguramente porque no se puede decidir en qué decir –se rio Ash.
- Me gustaría llevarte la contraria, pero en este caso no puedo –dije sonrojándome.
- Ash, yo que tú recordaría esto de por vida. Pues Aub dando la razón a alguien, no se ve todos los días –bromeó María.
- Pobre Aub, todos contra ella –dijo Mickey.
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Navidades australianas.
Roman d'amourLasPolens están acostumbradas a pasar las navidades en países diferentes. El destino de este año sería Australia, pero lo que ellas no sabían es que habría varios contratiempos que cambiarían por completo sus planes allí .