Continuación III Día 10

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Vinieron corriendo hacia nosotras, a penas tuvimos tiempo de reaccionar. Para cuando pudimos darnos cuenta,  les teníamos encima. Literalmente, estábamos en el suelo y ellos nos despeinaban.

Calum sacó el móvil y nos hizo una foto. Seguidamente los chicos se rieron y nos dejaron levantar.

- Vais a morir -dijo Laura.

- No hace falta que os recuerde que dormimos en la misma casa -dice María.

- Y en la misma cama -susurro. 

- ¿Qué? -Dice Cal.

- Nada, que pienso matarte en cuanto pueda -dije intentando pegarle.

- No sé cómo puedes pensar que somos aburridas -dice Laura.

- Es verdad, Ben Josh y Harry decían todo lo contrario -digo riéndome.

- Sí, y ellos no eran para nada sosos -dice María chocando los cinco.

- Pues iros con ellos -dice Luke. 

- ¿Si tan majos son por qué no dormís en su casa? -dice Ash andando hacia atras para vernos.

- No hay la suficiente confianza -vacila Laura.

- Sí. Mientras, nos conformamos con vosotros -digo riendo.

- Por ahora -añade María.

- ¿Os han dicho alguna vez lo graciosas que sois? -dice Cal.

- Déjalas,  ya vendrán echándonos de menos y nosotros estaremos ocupados -dice Luke.

- Podríais invitar a Josh, Ben y Harry a la cabaña. Y nosotros a la chicas del videoclip o incluso cualquier fan que se ofrecezca -vacilaba Mickey con una cierta rabia.

- Muy buena idea, hermano -dice Ash.

- Huele a celos -digo riéndome.

- Los que tenias tú cuando supiste del video -dice Cal.

- No seáis bobos, no hay.motivos para tener celos -dice María. 

- Yo no estoy celoso -dice Luke serio.

- Chicas me parece que estos sosos necesitan alegría -digo.

- Estoy de acuerdo -dijo María.

Y entonces echamos a correr tras ellos, amenazándoles con las cosquillas. 

Corriendo, a Luke se le calló el móvil. Así que, lo cogí para gastarle una broma.

Los chicos dejaron de correr y abrieron la puerta de la casa de Ash, habíamos llegado.

Nos quitamos los zapatos y toda la ropa mojada, en la entrada. Exceptuando lo esencial, camiseta y pantalón.

Ash nos trajo toallas para secarnos y no poner la casa perdida de agua.

Cuando nos secamos y estábamos cómodos y calentitos, Ash hizo su maleta.

- Hecho -dijo al acabar. 

- Muy bien, pues ahora cenemos -dijo Mickey.

- Creo que deberías cocinar vosotras, por el mal rato que nos habéis hecho pasar -decía Cal con cara de pena.

- Tendréis morro -me quejé riendo.

- Veremos que hay para hacer -dijo María entrando en la cocina.

Los chicos se quedaron viendo la tele mientras nosotras cocinábamos.

- Hacemos arroz y fuera -dije

Navidades australianas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora