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—¿Quién te ha enviado eso, Caden? 

—No tengo idea. Nadie sabe que vivo aquí, excepto por ti — miro a Lucía y ella guarda silencio—. Es mucha casualidad recibir una amenaza, justo el mismo día que has pisado esta casa— dejo caer la caja al suelo y me acerco—. ¿Tú tuviste algo que ver? 

—Te juro que no, Caden. Esa caja la acaba de dejar un señor frente a la puerta. 

—Caden, no creo que haya sido ella. Esta mujer no ha tenido oportunidad de comunicarse con nadie — comenta Masie. 

—Esto es extraño. No creo que se trate de una broma de mal gusto. 

—¿No te resulta familiar eso que enviaron? 

—No, en lo absoluto. 

—Que alguien sepa tu ubicación es peligroso. No sabemos las intenciones de esta persona. ¿Quieres que nos vayamos de aquí? 

—No creo que sea policía, ya que si lo fuera, no hubieran hecho una amenaza, sino me hubieran sorprendido. Debe ser alguien que no le conviene avisarle a la policía, así que debemos dar con la persona. 

—¿Quieres que instalemos cámaras?

—Esa es una buena idea, Masie. 

—Entonces ¿también tienes enemigos, Caden? No quiero que Max se vaya a ver afectado por esto. Por favor, piensa en él y no hagas esto más difícil. 

—¿Estás planeando alejarme de Max debido a esto? Eso hace que dude más de ti, Lucía. 

—Te dije que no tengo nada que ver, estoy pensando en la seguridad de nuestro hijo. 

—Él estará bien aquí. Pondremos cámaras y estaremos vigilando que todo esté en orden. Quédate con él en la habitación, no lo dejes solo en esa cama o se puede caer. 

Por más que trato de pensar en quién pudo haber hecho esto, menos logro atar cabos. Debo andar con cuidado y mantenerme un poco distante de la casa, a ver si la persona hace alguna movida fuera, no quiero arriesgar a mi hijo.

Al cabo de varios días, me presenté con Masie a la fábrica, como de costumbre. Para nuestra sorpresa, teníamos a un no invitado. Kevin estaba esperándonos, con una mirada amenazante y un hacha en la mano. 

—¿A qué se debe este cálido recibimiento? — cuestiono indiferente.

—¿Dónde tienes a mi madre y a mi hermano? 

—En un lugar muy muy lejano. 

—No me colmes la paciencia. Podrás ser el padre de Emily, pero por mi madre y mi hermano, estoy dispuesto a todo. ¿Dónde los tienes? 

—Esa actitud conmigo como que no va. Creo que a Lucía le hizo falta educarte bien, hacerte entender que no a cualquiera se le habla en ese tono. 

—Me parece que eres tú el que no entiende de con quién debes meterte y con quién no. 

—Vamos a calmarnos — Masie interviene, parándose frente a mí. 

—¿Y tú quién demonios eres? 

—Me llamo Masie. Tú debes de ser Kevin, el hermano del pequeño Max. Un placer conocerte. 

—¿Así que esta es la niña con la que te has estado revolcando? ¿No crees que deberías encontrar a alguien de tu edad, no obligarla a que a tan corta edad, deba estar cambiándote los pañales? — sonríe con malicia. 

—Como tu madre, por ejemplo— su risa se pasma y sonrío—. No sabía que tenías tantas ganas de que volviera a ser tu padrastro, pero si tanto insistes, no tengo problema en complacerte. Al final de cuentas, ella sigue igual de interesada en que cubra esa posición y, todas habidas y por haber. 

—¡Maldito hijo de puta! — levanta el hacha, pero Masie no se sale del medio. 

—Oh, mi sucia madre sí lo era, así que debo darte la razón en eso. 

Emily se baja del auto y camina hacia nosotros, su barriga se ve mucho más grande que antes.

—Baja eso, Kevin. 

—Este imbécil no quiere decirme dónde tiene a mi madre. Si no me lo dice, voy a acabarlo. 

—Te dije que bajes eso — insiste—. Papá, ¿dónde la tienes?  

—Están en un lugar seguro, donde no les faltará nada y donde podré compartir con mi hijo. 

—¿Hijo? ¿De qué estás hablando, papá? 

Kevin abre los ojos, haciéndome seña de que guarde silencio, pero la realidad es que no me interesa ocultarlo, él es mi hijo y Emily debe saberlo. 

—Sí, mi princesa. El hijo de Lucía, es tu hermanito pequeño. 

—¿Hermanito? ¿Tú tuviste sexo con ella? — su expresión cambia en un mínimo instante.

—Es la única forma en que se engendra un hijo, ¿acaso hay otra manera? 

—¿Cómo pudiste? — me mira fijamente, pero luego se voltea a darle una bofetada a Kevin y él suelta el hacha al suelo—. ¡Debiste controlar a tu perra madre! Es una maldita ofrecida. 

—¿Yo debí? ¡Fue tu maldito padre el que se atrevió a tocarla! Si no fuera por ese maldito, ahora mi madre estuviera teniendo una vida normal, lejos de todo y sin ese bebé. 

—¿Ya terminaron? — pregunto, cansado de los gritos. 

—Otra vez vuelves a fallarme, papá. 

—En ningún momento te he fallado. Su mamá y yo tuvimos un pequeño desliz, eso le pudo ocurrir a cualquiera.

—¿Un pequeño desliz? ¿Cómo puedes ser tan descarado y decirlo tan tranquilo? — Kevin rechina los dientes. 

—Tienes razón. Ahora que lo pienso, no fue uno pequeño, fueron varios — sonrío y vuelve a mirarme furioso. 

—¡Voy a matarte! — Kevin trata de acercarse y Emily lo detiene.

—¡Ya basta! Realmente ya no sé qué pensar de ti, papá. Estás tan cambiado e irreconocible. La influencia de esa mujer, parece que te ha hecho daño — mira a Masie y ella se encoge de hombros. 

—¿Por qué me miran? Yo no he hecho nada — se defiende..

—Espero no te atrevas a hacer otro hijo, pero ahora con esta mujer o olvídate de que tienes hija — forcejea con Kevin para hacerlo caminar con ella al auto. 

—Eso ha sido cruel de su parte — comenta Masie. 

—Lo mejor será irnos a la casa, mañana los alimentamos. Con esto se me han quitado las ganas de pasar trabajo. 

Regresamos a la casa, pero todo estaba patas arriba. Busco en los cuartos con Masie, pero Lucía y el niño no estaban por ninguna parte. 

—¿Qué demonios ha pasado aquí? — pregunta Masie. 

—Tuvo que haber sido Kevin.

—No, no pudo haber sido él. Ese hombre no sabe dónde te estabas quedando. Lo más probable fue ella quien se fue. 

—No puedo creer que se haya atrevido a huir. Deja que la encuentre, va a desear no haber nacido. 

—Caden… — la voz de Masie se escucha extraña, así que volteo a mirarla y veo que ha perdido el conocimiento y su cuerpo cae al suelo. 

Un hombre con un cuchillo estaba al lado de ella, alguien que reconocí al momento de verlo a los ojos; sí, porque eran mis ojos. No puedo estar viendo mal. Esto no puede estar pasando. Un temblor incontrolable me invadió, haciendo que todos esos malos recuerdos que creí haber superado, volvieran a mi cabeza. Noah volvió a mentirme, tal parece que ella siempre lo hizo. 

—Caleb… — haber mencionado su nombre, hace que una siniestra sonrisa se forme en su rostro. 

—Hola, hermanito. ¿Estás feliz de verme, inmundo? — su desfigurada y espeluznante sonrisa se ha quedado grabada en mi cabeza. 

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora