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—Tú y yo tendremos una conversación larga y tendida — lo saco de la habitación, forcejeo con él hasta el borde de las escaleras y, como no son tantos escalones, así mismo lo empujo para verlo rodar. 

—Caden, vas a matarlo. ¿Qué estás haciendo? 

—Quédate en la habitación — le ordeno a Masie.

—Yo quiero ir contigo. 

—¡Te dije que te quedes en la habitación! — alzo la voz para que me haga caso y bajo las escaleras, viendo cómo mi hermano está tratando de levantarse, pero no le permito que lo haga, cuando pongo mi mano por detrás de su cuello y lo obligo a caminar conmigo hasta la puerta del sótano —. Esta es la última gota que ha derramado el vaso — lo empujo de lleno por las escaleras y trata de apaciguar los golpes, poniendo sus brazos en el rostro. 

Bajo detrás de él y no le doy tiempo a levantarse, busco arrastrarlo a la fuerza por la pierna hacia el cuerpo de Eliza. 

—Presenciar la muerte de tu mujer no te sirvió de lección, entonces haré que te grabes de una puta vez que con mi mujer nadie se mete — empujo el cuerpo de Eliza hacia al frente, pongo mi pierna en la espalda para presionarla y arrancar el bate de dos fuertes tirones. 

El olor a sus heces es asqueroso, la sangre espesa vino enredada en el bate, parecen tiras colgando. El golpe que le proporciono en la espalda, hace que termine cayendo de vuelta al suelo. Muevo su cuerpo, poniéndolo boca arriba y lo golpeo una y otra vez en las piernas, barriga, brazos, donde lo cogiera. Estaba cegado por completo, solo podía oír las palabras de Emily en mi cabeza y recordar fragmentos de esa horrible pesadilla. 

—¡Detente, Caden! Si continúas golpeándolo así, terminarás matándolo antes de tiempo — escucho la voz de Masie, pero no por eso iba a detenerme. 

Entre más recuerdos tengo, la rabia dentro de mí crece. Mis manos no pueden detenerse, a pesar de haber visto cómo el bate se rompe en dos. Golpeo sus rodillas, escuchando sus gritos y viendo cómo la sangre desciende por sus piernas. El filo que sobresale del bate de madera está perforando su piel, quedándose con pedazos de ella. Casi vuelve a arrebátarmela de las manos. ¿Puedo ser más inútil? ¿Alguna vez podré ser capaz de proteger a alguien? 

—¡Maldición! — suelto el pedazo, casi no puedo respirar de la fatiga y la opresión en mi pecho —. No soy el único inútil aquí, tú también lo has sido toda tu vida— caigo de rodillas a su lado y rio, no solo recordando cómo torture a su mujer, sino porque incluso a la bruja de mi madre tampoco pudo salvarla y ella también era importante para él —. Saber eso, me hace sentir un poco mejor — fuerzo mi dedo en la herida que le hice en la rodilla y estiro su piel, con la única intensión de ocasionarle dolor, oírlo sollozar y verlo sangrar, ya que no puede mover las piernas—. Seré un buen hermano y pondré fin a tu sufrimiento pronto — arrastro el cuerpo de Eliza por la pierna hacia él y lo recuesto al lado—. Aún recuerdo cada una de tus burlas y humillaciones, la manera en que disfrutaban de mis castigos y hacían de las suyas para torturarme también. Moría de sed y de hambre, mientras todos ustedes venían a comer frente a mí. ¿Tienes idea de lo que se siente sentir tus tripas retorcerse y la garganta ardiendo porque no pasaba ningún líquido durante largos días, sin poder hacer nada más que esperar a que esa bruja se dignara a traerme algo? Ustedes lo tuvieron todo, mientras que yo solo era un cero a la izquierda, que lo único que mendigaba era cariño de una persona a la que jamás le importé y fui un idiota al pensar que lograría obtener algo de ella. Ustedes tuvieron la dicha de ser aceptados, queridos y cuidados. En aquel momento los envidiaba, quería ser como ustedes, anhelaba un beso por las mañanas para ir a la escuela, que me esperaran a la hora de llegar, que me abrazaran y me quisieran de la misma manera que a ustedes, pero no fui digno de ello. Sabían que esa bruja me golpeaba día tras día y ninguno se dignó a ayudarme. ¿Tienes una idea de lo que duele que un objeto punzante atreviese tu piel una y otra vez, mientras que no tienes de otra que soportarlo sin gritar? No, no lo sabes — empujo su cuerpo, mientras lo coloco boca abajo y alcanzo lo que queda del bate —, pero haré que lo pruebes — levanto su camiseta, al igual que el filo del bate y lo entierro una y otra vez en su espalda, recordando las veces que esa bruja lo hacía, es como si mi propia espalda ardiera de solo recordarlo —. El dolor es desesperante, ¿cierto? — sus gritos son fascinantes, las salpicaduras de cada golpe caen en mi rostro y camisa, de la misma manera que pasaba con ella—. Ella lo hacía sin pausa, riendo y disfrutando de su magnífica obra. Lo único que puede hacerme feliz, es que ahora no soy yo quien está en esa posición, sino su hijo preferido. Daría lo que fuera para que ella estuviera aquí y pudiera ver esto. Estoy seguro que hubiera podido verla suplicar y llorar por ti. Donde quiera que esté, espero este viendo esto y retorciéndose sin poder hacer nada — me detengo, solo para aferrar mi mano a su cabeza y restregar su rostro contra la tierra—. Este es solo un poco del infierno en el que viví por tanto tiempo — muevo su cuerpo, colocándolo boca arriba, mientras alcanzo el brazo de Eliza—. Como soy un buen hermano, no dejaré que pases hambre. Iré a preparar algo delicioso para ti y espero lo disfrutes, aunque estoy seguro que lo harás, ya que ¿quién podría resistirse al delicioso manjar prohibido de alguien tan preciado? El amor que sentías por ella se verá reflejado en tus dientes y en el estómago — rio desenfrenadamente. 

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora