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—¿Realmente no conoces estas manos? — acaricia mi mejilla y, el calor de sus manos y la suavidad de ellas se siente tan real—. Baja ese cuchillo, por favor. 

—Eres tú la que me ha obligado a esto. Si no estuvieras fingiendo, tal vez no tendría que llegar a estos extremos, Emily. 

—No sé lo que está pasando por tu cabeza en este momento, pero te juro que yo no soy tu hija Emily. ¿Qué quieres que haga para que me creas? No me gusta verte así. ¿Realmente serías capaz de hacerme esto, Caden? ¿No fuiste tú quien dijo hace unas horas que me amaba? ¿Así es como lo demuestras? 

—¿Cuándo nos conocimos? — solamente Masie podría saber la respuesta a esa pregunta. 

—El 19 de febrero — responde sin pensar. 

—Eso es correcto. Tienes una buena memoria, preciosa—bajo el cuchillo al confirmar que realmente es ella, ya que es imposible de que Emily sepa sobre eso—. En un mes cumplimos un año de conocidos, siendo cómplices, amantes, buenos amigos y ahora novios. El tiempo si que corre rápido, ¿no lo crees? 

—¿Te sientes bien ahora? — pregunta, mientras la observo y veo una lágrima asomada en el borde de sus ojos—. ¿Ya estás calmado? 

—¿Por qué estás llorando? 

—No vuelvas a hacer eso, por favor — recuesta su cabeza de mi pecho y rodeo su cuerpo en un abrazo. 

Su mirada, su piel, su olor, sus brazos y pequeño cuerpo, definitivamente es ella. ¿Cómo pude dudarlo? ¿Qué demonios ocurre conmigo? Estaba convencido de que estaba mintiendo, pero ahora no puedo sentirme así. 

—Lo siento. Ya todo está bien. Solo fue un pequeño malentendido, pero no volverá a ocurrir. No sabes cómo te extrañé, pequeña. No vuelvas a dejarme.

—He estado siempre aquí, Caden. Jamás te dejaría. 

—Quiero que te quedes en todo momento en la habitación mientras me encargo de mi hermano. 

—Te dije que estamos juntos en esto. 

—No quiero volver a repetirlo — esa pesadilla sigue rondando mi cabeza. 

—¿Por qué estás temblando tanto? ¿Por qué de la nada has estado actuando extraño? ¿Qué fue lo que soñaste? 

—No importa. Para mí lo importante es que estás aquí conmigo, porque este es tu lugar; conmigo. 

Me volteo para continuar con la carne de Eliza y corto el pedazo en finas tiras, luego lo condimento únicamente con sal, para no quitarle del todo el único sabor que de por sí ya tiene. Lo cocino a fuego lento para que ablande y sea más fácil de masticarlo. Cuando voy a probar un pedazo, Masie me lo arrebata de las manos y se lo come, sin siquiera soplarlo. 

—Está delicioso. Ya puedes sacarlo. 

—Estaba muy caliente, pudiste haberte quemado. ¿Por qué me lo quitaste de esa manera? 

—Habíamos hablado de algo, Caden. Considero que es bueno comenzar desde ya. Entre más difícil sea la prueba y logres contenerte, más grande será la recompensa. 

—¿Qué estás tratando de decir? 

—No quiero que comas más carne, eso es lo que quiero decir. 

—Aún no te he prometido nada de eso, pequeña. Solo puedo decir que la carne es más deliciosa cuando ha sido adquirida bajo venganza. Dicen que la venganza es dulce y definitivamente no se equivocan. Este platillo debemos saborearlo hasta más no poder, mi niña. 

—Pensé que solamente planeabas darle a probar a tu hermano, pero veo que tienes otras razones para haberla preparado. 

—Por supuesto que debo probarla. 

—Debo decirte que estoy en total desacuerdo con respecto a que la carne más deliciosa es la que ha sido adquirida bajo venganza. En mi opinión, la carne más deliciosa es la que puedes disfrutar plenamente y repetir siempre que quieras — levanta su blusa y la tira al suelo—. ¿Apeteces más la carne vieja y desabrida de esa perra, que la carne dulce y fresca de tu mujer? — se acerca y la sigo con la mirada. 

—¿Qué crees que haces? 

—Te estoy dando a escoger. Ese pequeño plato de carne que no podrá saciar por completo tu hambre, a esta carne que tienes servida justo al frente. ¿Qué eliges, Caden? 

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora