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La empujo de cabeza bruscamente contra el suelo, coloco su cuerpo lo más cerca de Caleb, con el trasero levantado para que tenga mejor visibilidad y pongo mi pierna en su espalda, presionándola contra la tierra. Sin yo pedirlo, Masie es quien le baja el pantalón y se lo quita por completo. 

—¡No te atrevas, Caden!

—¿Ahora sí me llamo Caden? Pensé que me estarías llamando «inmundo». 

—Hice mal, lo admito, por eso puedes desquitarte conmigo todo lo que quieras, pero a ella déjala en paz. 

—Esas palabras me suenan tan familiar — bajo el cierre de mi pantalón, mostrando mi pene entre mis manos—. La diferencia entre los dos es muy obvia, ha quedado más que claro ahora, pero dejemos que mi cuñada sea quien te dé su opinión — le doy la espalda, colocándome encima de mi cuñada y escucho el sonido de las cadenas. 

Abro su trasero y coloco la punta de mi pene en su agujero. Esto lo más probable me duela más a mí que a ella, ya que no hay lubricación alguna, pero no pretendo ponérselo fácil. Sus piernas estaban moviéndose, pero no tiene probabilidades de quitar mi peso de encima.  

—¡Déjame, por favor! — ruega mi cuñada y disfruto al oír sus sollozos.

—¡No lo hagas! Resolvamos esto de otra manera. Somos hermanos. 

—¿Así que ahora somos hermanos? Como dicen por ahí: Ojo por ojo, ojete por ojete — fuerzo mi entrada de golpe, escuchando a su vez, el desgarrador grito que ha dejado escapar ella, de lo más profundo de su garganta y volteo la cabeza para mirar a Caleb, quien estaba forcejeando con las cadenas —. ¿Así no era, hermanito? Qué distraído soy. 

—¡Voy a matarte! — esa mirada llena de odio e impotencia, hace todo más excitante.

—Sí, sí, luego hablamos de eso, ahora déjame disfrutar del culo abierto de mi cuñada — agarro su cabello entre mis manos, mientras abro su ano a la fuerza y veo como en cada embestida, va aceptando más de mí y sangre se hace presente en los bordes. 

Sus gritos son muy placenteros para mis oídos. Nada más de pensar que esto mismo le hicieron a mi Masie, más ganas de hacerla sufrir siento. Las uñas de los pies las entierra en la tierra y mueve de lado a lado su trasero, intentando evitarlo, pero estoy bastante profundo como para que pueda lograr algo. 

—No importa lo que hagas o cuánto grites, no vas a evitar que siga quebrándote el culo — entierro mis uñas en su espalda, hasta ver que mientras las deslizo, su espalda queda marcada y se ve algo de sangre en ella. 

Lo hago una y otra vez, mientras que debido a sus gritos, presiono su cabeza contra la tierra y la restrego para asegurarme de que no solo trague, sino aspire tierra. Masie, ante los gritos y forcejeos de Caleb, se acerca a él y agarra su cabello, obligándolo a mirar lo que estoy haciendo. 

—Procura grabar cada detalle de cómo ese semental se la coje mejor que tú — la patada que le da en los huevos, hace que un desgarrador grito, salga de lo más profundo de su ser —. Debes sentirte muy adolorido, ¿verdad? — se agacha frente a Caleb y baja el cierre de su pantalón, mostrando su pene, el cual está erecto y lo agarra entre su mano—. Déjame ayudarte — lo aprieta fuertemente, permitiendo que su cabeza se vea como si fuera de goma, debido al fuerte agarre y grita hasta que se desgarra la voz—. Míralo, este maldito pervertido está duro por ver a su mujer siendo cogida por alguien más o es que es masoquista — ambos nos quedamos atónitos al ver que se acaba de orinar en la mano de Masie. 

Masie y yo nos miramos, eso fue el detonante de una escandalosa risa por parte de los dos. Tuve que detenerme para tapar mi rostro. Hace mucho no había reído de esta manera.  

—Patético — dice Masie, detrás de una incontrolable risa. 

—No solo eres inmundo, ahora también eres un meón. Esto debe verlo tu mujer — me salgo a un lado y levanto a la mujer por el cabello, arrastrándola y acercándola a las piernas de Caleb —. Tu mujer debe tener mucha sed de tanto llorar, ¿por qué no le das de tomar? — restrego su rostro en el pene de Caleb y los dos chillan al mismo tiempo. Eso debió doler —. Al menos que quieras que lo haga yo por ti— abre sus ojos de par en par y rechina los dientes de la frustración, sus ojos están rojos de tanto llorar, al igual que sus mejillas. 

—¡Ya no más! ¡Ustedes dos están enfermos! 

—Viéndote orinar, ya me han entrado ganas a mí — sonrío.

—No te atrevas. 

—¿Dónde debería hacerlo, pequeña? — le cuestiono a Masie y sonríe maliciosa—. Escucho sugerencias, hermanito — miro a Caleb y niega con la cabeza. 

—Detén esto ya, Caden — luce muy aterrado con la idea.

—Estoy muy apurado. Supongo que no tendré de otra que hacerlo aquí — levanto el cuerpo de mi cuñada, quien está aún sollozando y, recuesto mi pene entre el valle de su trasero. 

—¡No lo hagas, por favor! 

—¿Lo haces tú o lo hago yo? Tiene tres agujeros para hacerlo, elige el que más te guste. 

—Acabas de hacerle daño, ya estamos a mano. ¿Por qué debes llegar a esto? 

—Te doy tres segundos para decidir. No me gusta que me hagan esperar — cuento rápido y él se ve en la obligación de contestar. 

—Yo lo haré. 

—¿Oíste a tu novio, cuñadita? — levanto su cabeza para que lo mire—. Dice que quiere rellenarte como a cerdo en navidad. ¿Qué opinas sobre eso? — rio sin control.

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora