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—Me duele oírte hablar así. Estás usando a ese muchacho y, aunque me cae muy mal, por alguna razón me trae recuerdos de mi antiguo yo. Solo espero que desistas de esta locura y valores al hombre que tienes a tu lado. Él ha estado contigo desde siempre, incluso se ha hecho cargo del bebé que estás esperando. No quería irme en malos términos contigo, porque por más que sea, eres mi hija y te amo mucho, pero definitivamente debo marcharme con Masie. No sé qué ha pasado con la princesa que eras antes. Ahora mismo te desconozco. Espero no sigas haciendo sufrir a ese pobre idiota, porque si lo pierdes a él, te vas a quedar sola y créeme que la soledad es algo por lo que no querrás pasar y mucho menos cargando a un bebé — dejé ir su cuello y comenzó a toser.

—¿Cómo pudiste hacerme eso, papá?

—Lo siento. No quería lastimarte de esa forma, pero tus palabras me han herido y tu forma de actuar me ha desconcertado. Sé que tarde o temprano abrirás los ojos y te darás cuenta de tu error. Eso sí, espero no sea tarde. Te pido que te cuides bien y también cuides de mi nieta. Sé que conmigo lejos podrán ser felices, de la misma manera que trataré de serlo con Masie y mi bebé. No olvides que te amo y que eres mi princesa hermosa. Solo puedo pedirte perdón por no haber sido el padre que hubiese querido ser. Por haber cometido tantos errores y por no cumplir con lo que te prometí. No hubiera querido estar ausente toda tu vida, pero sé que sin mí estarás mucho mejor. Te amo — le di un beso en la cabeza y con ese nudo en mi garganta salí de la cocina. 

—¿Estás bien, mi amor? — Masie se acercó tan pronto me vio.

—Sí, muñeca. Tenemos mucho de qué hablar, pero primero debo hablar con Kevin. ¿Dónde está? 

—Debe estar afuera. 

—Quédense aquí y vigilen a Emily, por favor — les pedí a las dos.

—Ve con calma. 

Salí a la entrada de la casa y ahí estaba él, sentado en la acera, perdido en el espacio y con sus ojos llorosos. Qué irónico. Este idiota me trae muchos recuerdos de mi antiguo yo. 

—Jamás pensé que iba a estar aquí, buscándote para hablar contigo, pero ya ves cómo son las cosas.

—¿Estás feliz? No te bastó con meterte con mi madre, sino también con mi mujer. ¿Vienes a restregarme todo eso en la cara? 

—Emily está confundida, pero créeme, no es lo que crees. 

—¿No es lo que creo? ¿Me ves cara de imbécil? 

—Sí, pero ese no es el punto. El hecho de que tengas cara, no significa que lo seas — guardé silencio y suspiré—. Mira, idiota. No voy a mentirte. Me caes muy mal. Algo así como una doble patada en los testículos. Probablemente estás esperando que te diga; aléjate de mi hija y de mi nieta, hay mejores opciones que tú o no sé qué cosas, pero no, estoy aquí para pedirte algo de hombre a hombre. Sé que en estos momentos no vas a creer en nada de lo que te diga, pero lo único cierto es que amo a mi hija y todo lo que quiero es su felicidad y bienestar. En eso estoy seguro que estamos de acuerdo, porque ambos queremos lo mejor para ella. Te pido que me odies, que me eches todo en cara o me culpes de todo lo que ha pasado. Prefiero eso, a que le guardes rencor a mi hija por lo que sea que esté pasando por su cabeza en este momento. No fui, tampoco he sido un buen padre para ella. Por mi culpa pasó muchas cosas en su niñez y eso es lo que la ha llevado a confundirse, a ser como es ahora, pero puedo asegurarte que es algo momentáneo y se le va a pasar. No me cabe duda que ella te ama. Si no lo hiciera, no te hubiera defendido de mí tantas veces. 

—¿Por qué me dices todo esto? ¿Qué estás tramando, Caden?

—Porque voy a cumplir con lo que tanto me pediste. Pienso alejarme de todos ustedes, incluyendo a tu mamá y a tu hermanito Max. Sé que nunca hemos sido cercanos o amigos, tampoco me interesa serlo, pero esto te lo pido como un padre que se preocupa por el bienestar de sus hijos. Pronto serás padre y vas a comprenderme. Te estoy confiando a dos pedacitos de mí, así que te exijo que te hagas cargo de ellos y los protejas con tu vida, porque no podré estar aquí para hacerlo. No cabe mencionar que si no cumples con eso, regresaré y te cortaré en miles de pedacitos, donde ni siquiera tu madre pueda armar tus partes o reconocerte. ¿Te ha quedado claro? Te estoy dejando el camino libre para que no la sigas cagando y para que de una vez dejes de ser tan cobarde y luches por el amor de mi hija. 

—No te entiendo, en serio que no puedo entenderte — se levantó, todavía mirándome con desconfianza. 

—No estoy aquí para que me entiendas, pendejo, estoy aquí para que regreses allá dentro, busques a tu mujer y te reconcilies con ella. ¿Tengo que arrastrarte, pedazo de mierda? 

—No hace falta. 

—Me alegro. No te olvides nunca de esta conversación. 

—Y tú no falles a tu palabra y mantente alejado de ellas. 

—Desde hoy mismo cumpliré con eso, pero primero pienso hablar con tu mamá. 

—No te atrevas a lavarle el cerebro. 

—Despreocúpate, no tengo ni el más mínimo interés de volver a ser tu padrastro. No sé si te has dado cuenta, pero no tengo motivos para mirar hacia el lado, teniendo una mujer tan bella conmigo y un hijo en camino. Ahora fuera de mi vista, mocoso. 

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora