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—¿Cómo es posible? — no puedo salir de la sorpresa. 

—¿Sorprendido? — ríe escandalosamente. 

—¿Masie? — trato de acercarme, pero se arrodilla al lado de ella, señalándola con el cuchillo. 

—No te acerques, o tu cómplice podría salir lastimada. 

—Déjala en paz, Caleb.

A decir verdad, no podía concentrarme en nada, solamente veía el cuerpo de Masie tendido en el suelo y quería hacer algo, pero estaba paralizado con ver a Caleb cerca de ella. Lo último que recuerdo fue un sólido golpe en mi cabeza que, termina tornando mi visión a negro. Cuando logro despertar, con ese dolor agudo en mi cabeza, puedo darme cuenta de que estaba encerrado en un húmedo y oscuro sótano, atado de brazos y piernas, donde un fuerte olor a pudrición que, causa malestar en mi estómago, ha inundado cada rincón del lugar. Estaba solo, completamente solo. El sonido de la ratas, se oían claramente, al igual que el goteo de agua cayendo no muy lejos de mí.  Mi cuerpo está paralizado y tenso, no quiero moverme, no quiero oír nada, no quiero que nada me toque, no quiero estar aquí. Hace calor, siento que me falta aire. Escucho que abren la puerta y la luz se enciende, es cuando veo a Caleb bajar.

—Hasta que al fin despiertas. 

—¿Dónde la tienes? — cuestiono directamente.

—Por lo que veo, esa mujer es importante para ti, como para que preguntes por ella, estando en la situación que estás — camina, hasta detenerse frente a mí—. No sabes cómo esperaba este momento — su rodilla aterriza inesperadamente en mi rostro, el dolor es insoportable; probablemente porque fue directamente en mi nariz y no tengo forma de tocarme —. Han sido largos años en busca de justicia para mis hermanos y mi madre. Voy a torturarte de la manera más lenta y dolorosa posible, donde vas a desear no haberte metido con mi familia. 

—¿Así que todo esto es por esa bruja y esos malditos? — reí, recordando la última vez que la vi.

Su mano se aferra a mi cuello y lo miro fijamente. 

—Cuidado con lo que dices de mi madre. Sé que tú mandaste a ese demonio a hacernos daño. Por tu culpa, lo último que vi de mi madre y mis hermanos fueron los huesos, porque es lo único que dejaron de ella. 

—Fue el platillo más exquisito, que alguna vez haya probado y estoy seguro que tú también lo serás — reí sin control, aunque su mano presionó más mi cuello. 

—No comprendo cómo te convertiste en esto, pero sigues siendo patético. ¿Dónde está esa mujer? 

—Está igual de muerta, a como lo estarás tú. 

—Espero logres guardar ese optimismo por el tiempo que te queda, inmundo— deja ir mi cuello, antes de arrodillarse frente a mí —. ¿Quién era esa mujer? — su mirada luce extraviada —. ¿Quién era esa mujer con esa sonrisa tan siniestra? Hubiera dado todo por ser yo, quien borrara esa sonrisa de su maldito rostro. Todavía la recuerdo; recuerdo su espantosa risa, los pausados pasos por la casa, cuando nos iba cazando uno a uno — sus manos tiemblan, mientras su mirada sigue perdida —. Todavía hoy, por mi mente se cruzan las dos cabezas de Arthur y Alvin rodando por la casa. Era la primera vez que experimentaba el miedo, donde luchaba con mi respiración para no ser escuchado por ella, pero el terror y la desesperación me delató. Por más que corrí y me escondí, de nada sirvió. Esa mujer estaba detrás de mí, no se rindió en ningún momento, pese a que ya había dado contigo y te había sacado de ese lugar. Creí que el haberle dicho dónde estabas era suficiente para que se marchara, pero no fue así. Ella lo dijo claramente, que todo esto lo hacía por ti. Ella me hizo esto — señaló la cicatriz en su rostro—. Me desfiguró la cara y luego me dejó encerrado en ese lugar, donde se supone que hayas estado tú. Estaba muriendo de hambre, de frío, con miedo a mirar alrededor. El tiempo en ese lugar fue eterno, Cuando me rescataron, mi vida no fue la misma desde entonces. Quería encontrarlos, hacerles pagar por lo que hicieron, pero la versión de un niño en aquel entonces, no fue importante o suficiente para ellos. Han sido largos años, donde solo he pensando en este momento de tenerte frente a frente y voy a disfrutarlo al máximo. Te haré vivir un infierno, Caden. 

—Es una pena que Noah no te haya matado, pero supongo que es el destino quien te ha vuelto a poner en mi camino, así que estoy agradecido. 

Escucho a alguien bajando las escaleras y veo a Masie, junto a una desconocida mujer, quien la traía amarrada con los brazos a la espalda. Estaba completamente desnuda, tenía moretones en distintas partes del cuerpo, al igual que sangre deslizándose por su mejilla. Siento como si la sangre me estuviera hirviendo por las venas. La rabia nubla mis pensamientos, haciendo que luche con las cadenas que me sujetan. 

—Masie, ¿estás bien? ¿Qué te hicieron? — le pregunto, pero solo me mira, sin decir una sola palabra. 

No puedo descifrar lo que está pensando, ya que luce inexpresiva. 

—¿Así que si es importante? — cuestiona Caleb, dejando escapar una irritante risa —. Hicimos bien. 

—Sí, fue una gran decisión haberla traído con nosotros — afirma la mujer. 

—Aléjate de ella, o no respondo — le advierto. 

—¿Qué harás? — la mujer empuja a Masie contra Caleb y él se va a su espalda. 

—Debo admitir que tienes buenos gustos, en cuanto a mujeres se trata — agarra los senos de Masie y rechino los dientes. 

—¡Quítale tus manos de encima! — forcejeo con las cadenas, pero no logro soltarme. 

—Debes aprender a compartir — desciende su mano en dirección al vientre de Masie y aprieto los puños—, eso hacen los hermanos, ¿no? 

PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora