Masie saca una llave de la ropa interior que traía puesta, la cual no tenía antes, se acerca y abre los candados. Sintiéndome libre, me levanto y entrelazo mi mano en su cabello. Observo las heridas de su rostro y lo acaricio, mientras ella cierra los ojos.
—¿Me extrañaste? — su pregunta hace que suspire.
—Hablemos de eso después. Curaremos tus heridas cuando regresemos. Lo has hecho muy bien — la despeino y contemplo su belleza.
—Sí — asiente con la cabeza y sonríe—. Me has defendido muchas veces, esta vez me tocaba a mí hacer algo por ti.
Veo a Caleb levantarse con dificultad, con intenciones de ir hacia las escaleras, pero dejo a un lado a Masie y voy tras él. Por la misma pierna lo agarro, dejándolo que pruebe de la tierra húmeda, de donde voy a asegurarme de que no vuelva a levantarse.
—¿A dónde crees que vas? Tienes una deuda pendiente.
—¡Suéltame, hijo de puta! — tira una patada muy floja y pongo mi pierna sobre la de él, para presionarla contra el suelo.
—¡No le hagan nada! — grita agitada, su aparente mujer, bajando pausadamente los escalones —. Déjenlo, y dejaré que se vayan los dos.
—Solo faltabas tú, cuñada. Ahora tenemos a la familia completa reunida.
—Ven aquí, perra — Masie se fue tras ella a toda prisa y ella viendo eso, busca subir las escaleras corriendo, pero pierde por la lentitud en que las sube, logrando Masie alcanzarla y agarrarle la pierna, haciendo que resbale en el escalón y caiga de cara.
No tengo que interferir, Masie sabe lo que hace. Solo arrastro a mi hermano por la pierna, al mismo lugar donde estuve amarrado y lo encadeno de brazos y piernas. Todavía está adolorido por el golpe que recibió por parte de Masie en la espalda. No puso mucha resistencia, al parecer, se ha quedado sin energías y fuerzas muy pronto. Miro hacia Masie por el escándalo que hace la mujer y veo como su mano está aferrada al cuello de ella, obligándola a acercarse a mí.
—Buscaré las sogas que están arriba. Disfrútala, mi cielo — empuja a la mujer contra mí y rodeo su cuerpo con mis brazos para inmovilizarla, mientras Masie busca las sogas.
—Quieta, cuñada. Solo quiero crear y fortalecer los lazos entre los dos.
—¡Suéltame! Los dejaré ir, no diré una sola palabra de ustedes, pero déjanos en paz, por favor — ruega, con lágrimas en sus ojos.
Masie baja con la soga y, mientras le ayudo a mantenerla inmóvil, ella logra amarrarla con los brazos a la espalda. Sus patadas las mantengo controladas, de igual manera, no son para nada fuertes a las que acostumbro a lidiar diariamente.
—¿Así que puedes hacer una cara tan fea cuando lloras? ¿Qué tipo de expresión harás cuando sientas que tus órganos saldrán expulsados de tu cuerpo? — escupe mi mejilla y sonrío por su inesperada, pero entretenida acción—. Tienes mala puntería. Deberías apuntar más abajo, así me facilitas el trabajo luego — mi mano queda marcada en su rostro, al momento de responderle su ataque con una bofetada y chilla.
—¿Cómo te atreves? ¡Voy a matarte! — la amenaza de Caleb, hace que instantáneamente voltee a verlo.
—¿Así que puedes hablar? Pensé que te habías olvidado de cómo hacerlo — limpio mi mejilla con la camisa.
—No creas que has ganado. Jamás dejaré que salgan de aquí.
—En la posición en que estás, me parece que no tienes de otra que resignarte.
—¡Maldito seas! — dice, rechinando los dientes y forcejeando con las cadenas.
—El escenario ahora ha cambiado y debo advertirte que no soy como tú — volteo hacia la mujer y Masie vuelve a empujarla hacia mí—. No suelo contenerme cuando de causar dolor y placer se trata.
—¡Suéltala! ¡A ella si que no la tocas, cabrón!
—¿Por qué tan alterado? ¿No fuiste tú quien dijo que los hermanos lo comparten todo? — levanto su camisa, dejando sus pequeños senos visibles y sintiendo como trata de golpear mis piernas con las suyas —. Bueno, ahora es mi turno. ¿Por qué no le damos una probadita a mi cuñada, a ver si cumple con mis expectativas y puedo calificar cuán estrecho tiene el culo, querido hermanito? — rio insidioso.
ESTÁS LEYENDO
PARTE CUATRO: Caden III [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]
HorrorLuego de haber pasado tanto en su niñez y en su desarrollo, Caden busca la manera de cambiar ciertos aspectos de su vida en un esfuerzo de unirse al resto de la sociedad. El ser humano posee innatamente el instinto de querer progresar y ser feliz en...