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El sábado había llegado y con él, las ganas del viaje se habían multiplicado. Habían quedado a las tres y media de la madrugada en la puerta del instituto para coger el autobús que les llevaría al aeropuerto. El sueño estaba presente en el sistema nervioso de todos los alumnos, pero le superaba la emoción de ir a Hawái.

A Logan le llevó su padre, que se preparó un café para poder aguantar el trayecto al volante sin dar incesantes cabezadas. El moreno estaba deseoso de llegar, apenas había podido dormir una hora de los nervios, pero la adrenalina camuflaba las ganas que tenía de volver a la cama. Al llegar, su padre sacó su maleta azul marino del asiento trasero mientras Logan cargaba con la mochila del instituto a la espalda, contada como equipaje de mano.

Ian fue el primero del grupo en verle y Logan se despidió de su padre con un abrazo y un “prometo cuidarme” a modo de despedida. Se infiltró en su grupo de amigos, y entre risas y bromas esperaron el autobús. El vehículo llegó un par de minutos antes de la hora acordada, pero mientras pasaban lista y se aseguraban de que todo el equipaje estaba en el maletero, a Jessica Thunder le dio tiempo a llegar.

Arrastraba una maleta de color negro y en su espalda llevaba una mochila pequeña con pinchos que simulaban las espinas de un erizo. Su despertador había fallado, pero al igual que Logan y sus amigos, tampoco había podido dormir mucho y se dio cuenta a tiempo. Las pesadillas no la dejaban tranquila por las noches. Los profesores ayudaron a la chica a subir sus maletas y cuando ascendió los escalones del autobús, el bullicio que se había formado cesó de repente.

Todos estaban atonitos con su presencia. ¿Quién iba a decir que la amargada de la clase se iría de viaje de fin de curso como la gente normal? Ian, Jared y Logan se miraron cómplices; la primera fase de su plan se había completado. No podían ganarse la confianza de Jessica en el viaje si no iba, ¿no? El destino estaba a favor de que todos los secretos que la chica ocultaba salieran a la luz, así que estaba claro que también quería conocerlos.

Jessica se sentó en un doble asiento desocupado. No toda la clase había podido ir, por lo que sobraron algunas plazas del autobús. Sacó de su mochila unos auriculares, los conectó a su teléfono móvil, dio al “play” del reproductor de música y apoyó la espalda en el asiento, cruzada de brazos. Resguardó sus manos con las mangas de su sudadera y aunque tenía sueño, no cerró los ojos. Se limitó a ver pasar las luces de la ciudad mientras se dirigían al aeropuerto.

Logan y sus amigos si pudieron echar una cabezada antes de llegar. Mientras Ian y Jared dormían plácidamente pensando en su plan, Logan se preguntaba si de verdad iba a acerse a una chica solo para sonsacarle sus secretos. ¿En qué clase de persona le convertía eso? ¿Por qué estaba tan interesado en ella? Todo el mundo tenía algo que ocultar, ¿por qué buscar algo en Jessica entre lo que husmear? Tales respuestas nunca llegaron. El sueño vino primero y se le llevó, alejando los pensamientos buenos, pero también los malos.

La chica de la capucha gris ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora