Pasaron el resto del día juntos. Se montaron en todas las atracciones del parque acuático y repitieron en varias. Comieron juntos, charlando animadamente ante las miradas de asombro de sus compañeros, e incluso caminaron cogidos de la mano en una zona de charcas en las que Jessica casi se resbala, si no llega a ser por la estelar sujeción de Logan. Después de comer, fueron a una zona de hamacas y decidieron reposar la comida. Allí, Logan atrevió a preguntar:
—Entonces... ¿Esto qué significa, Jessica?
La chica le miró sin comprender, lo que le puso aún más nervioso y tuvo que tragar saliva para desenredar el nudo que se atoraba en su garganta.
—Pues...— Logan comenzó a jugar con el cordón de su bañador y sus mejillas se tornaron de un color oscuro—. Me gustaría saber si estamos juntos. Necesito saber qué sientes por mi.
Jessica le miró indecisa por un instante. Aunque su corazón le pedía a gritos contestarle que sin duda quería estar con él, su cabeza le pedía que mirara la situación objetivamente. Prácticamente no se conocían y ella no podía permitir que su corazón se rompiese en mil trocitos más. Debía ser cautelosa y elegir con cuidado sus palabras, pues si era cierto que sentía algo por Logan y no quería decir ninguna estupidez que le hiriera daño.
—No estoy segura, Logan— respondió, descenciendo su mirada al suelo, a sus pies—. Siento algo por ti pero... No sé qué es y no quiero acabar mal parada. Tengo que pensarlo con cuidado.
El joven asintió aunque ella no pudo ver su gesto. Observó que sus facciones se tornaban nostálgicas y de repente, sintió una punzada de culpa en el pecho por haber sacado el dichoso tema. Con el buen día que estaban pasando y ahora él lo había estropeado. Logan sacó conclusiones precipitadas de su reacción y sus palabras: Jessica había tenido una relación en el pasado que la había trastocado mucho y necesitaba ir con calma y sin prisas, y lo entendió. Con media sonrisa en el rostro, extendió el brazo y acunó la mano de Jessica en la suya. La chica levantó entonces el rostro y se centró en sus hermosos ojos verdes, que le transmitieron tranquilidad, calidez y ternura.
—Iremos paso a paso, Jessica— el chico apretó su mano con suavidad y seguridad—. Quiero que esto sea lo más cómodo posible para ti. Tú... Me gustas mucho y quiero hacerlo bien. Esto es nuevo para mi, ¿sabes? Yo nunca he tenido novia.
Jessica abrió mucho los ojos, incrédula, pero el chico apartó la mirada y se mostró tímido al decirlo. Y era cierto, Logan nunca había tenido una novia formal porque nunca había experimentado un amor lo suficientemente fuerte como para unirse tan emocionalmente a otra persona, pero con Jessica estaba totalmente dispuesto. Quería abrirse por completo a ella, quería entregarle su corazón, quería cuidarla y amarla, tratarla como toda mujer merece, y quería enseñarle que por mucho que duelan las heridas, siempre cicatrizan.
—Eres guapísimo, Logan, ¿cómo es eso posible?— preguntó extrañada la chica.
—Supongo que estaba esperando a la chica adecuada— y entonces, sus ojos conectaron con los de ella y sonrió—. Así que iremos a tu ritmo, sin prisa, y cuando estés lista...
—Lo sabrás, Logan— Jessica sonrió ampliamente y el joven recordó a esa chica alegre y simpática, llena de luz y vitalidad, y no supo encontrar ninguna diferencia entre esa figura pasada y la que tenía ante él en ese momento. Eso le hizo inmensamente feliz—, y créeme, no tardaré mucho en enamorarme de ti.
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La chica de la capucha gris ©✓
ContoLogan Meyer sentía una curiosidad terrible por la chica de la capucha gris. Había algo en ella que le llamaba mucho la atención, y su corazón le pedía averiguar qué era. Vio su oportunidad en el viaje de fin de curso, y retado por sus amigos, Logan...